Compañía Danza Argentina, una nueva entidad estable
En una dimensión profesionalmente más comprometedora de lo que hoy se conoce como "grupos independientes", la actividad dancística privada en la Argentina ha registrado formaciones y desempeños de compañías estables que marcaron hitos, como en su momento lo fue, por ejemplo, el Ballet Argentino que lideró Julio Bocca. En todos los intentos, la supervivencia de esas troupes demandó esfuerzos heroicos; el punto neurálgico parece centrarse en el factor producción, un articulador clave para su funcionamiento.
"En ese plano me siento seguro porque a Leonardo Reale, como productor, lo respalda no solo su carrera como bailarín y coreógrafo, sino que además maneja varios idiomas y conoce los artilugios del espectáculo y la escena", dice Guido De Benedetti a propósito de la aventura que comenzarán a vivir juntos y en la cual, según él, se complementan bien. El proyecto que los une cuenta con una denominación contundente: Compañía Danza Argentina (CDA), y podría decirse que esta entidad ya ha nacido, un hecho más que auspicioso en un medio en el que las instituciones o se estancan o desaparecen.
La idea surgió de una serie de charlas que De Benedetti, ex primer bailarín del Ballet del Colón y exdirector de una compañía privada, mantuvo con otro ex del Colón, el mencionado Leonardo Reale (también exconductor de una compañía no oficial), juntamente con Sebastián Alanis, titular de la productora Impu Art, que ya venía funcionando y que ahora sustentará a la flamante CDA.
"En principio, íbamos a armar solo una comedia musical -advierte Guido-, pero en nuestros encuentros la idea original se fue agrandando, y así terminamos por apuntar a la creación de una entidad estable. Y Leo [Reale] confió en que yo podía dirigirla. Por su parte, él se ocupará de la producción artística, mientras que Alanis afrontará la producción comercial a través de Impu Art". El entusiasmo con que De Benedetti narra la repercusión que tuvo la convocatoria es tan elocuente como conmovedor. "Fue impresionante -dice-; se presentaron más de 200 aspirantes, con un fervor y unas ganas de tal intensidad que nos estimularon a seguir adelante".
"Todos esos muchachos y chicas entusiastas se sometieron a las sesiones eliminatorias de técnica clásica y contemporánea", cuenta Karina Olmedo, quien revela el proceso de decantación que determinó la conformación del grupo. Karina, primera bailarina del Ballet del Colón, no forma parte del plantel directivo de la CDA, pero intervino como jurado en la etapa de selección de valores. "Quedaron 70, y ahí vino el desafío, porque se trataba de reducir esa multitud a un grupito de una docena, y teníamos no menos de treinta chicos de excelentes recursos técnicos. Al final nos resignamos a concretar un elenco de 12 bailarines estables y dos más de refuerzo".
Con ese plantel permanente en etapa de entrenamiento y respondiendo a la tradición de compañías privadas del pasado, los espectáculos se configurarán con obras de coreógrafos invitados, distintos cada vez. En el primer programa revistarán dos autores consagrados: Mauricio Wainrot, que montará una versión remozada de un Piazzolla de su repertorio, muy exitoso años atrás: Libertango; el otro es Oscar Araiz, quien dará a conocer una pieza nunca estrenada en la Argentina. "En realidad -aclara el coreógrafo-, se trata de un capítulo de una obra integral, en varias secciones, que hace varias décadas monté para el Ballet del Grand Théâtre de Ginebra". A estas piezas se sumará una nueva versión de La casa de Bernarda Alba, que Guido De Benedetti urdió sobre una partitura de Manuel de Falla.
"En el siguiente programa vendrán otros creadores -anticipa Guido-; nuestra intención es que no sea una compañía «de autor», como la que yo tuve en otra época, el Ballet Neoclásico de Buenos Aires, que bailaba casi exclusivamente obras mías, sino abierta a creadores de diversa extracción, siempre argentinos, así como serán argentinos los compositores a los que llamaremos más adelante para musicalizar nuestro repertorio".
Ya esta semana comenzarán los ensayos. "Se desarrollarán en el Estudio Arte XXI, diariamente, de 13 a 18, con clases de clásico, más otras, de danza contemporánea, dos veces a la semana", informa Leonardo Reale; él mismo se ocupa de especificar que, en la medida en que la participación de los bailarines ha de ser regular, se les asignará un viático diario en la etapa preliminar y un cachet a partir del estreno. "Soy el director del evento «Danzar por la paz» -agrega Reale-, que este año se hará también en Chile y en San Juan, y que en 2019 llegará a Miami. En todas las funciones del ciclo estará la Compañía Danza Argentina, y para el año próximo ya estamos pensando en el segundo programa, con obras de autoras mujeres".
Lo que no se ha definido, aún, son los espacios públicos: en qué teatros se cumplirán las funciones, tanto las de Buenos Aires como las del interior; será precisamente en las provincias donde se realizarán las primeras actuaciones. "La intención -apunta De Benedetti- es la de recorrer no solo las plazas consabidas, sino llegar a rincones donde el público (el de pueblos chicos, en especial) no ve habitualmente danza. Lo importante es que pudimos conformar un equipo sólido: impulsar y participar del lanzamiento de una compañía nueva es, siempre, un acontecimiento apasionante".