La bella durmiente vuelve al Colón

Hace poco más de un mes bailaron juntos La bayadera. Ahora asumirán la pareja central de La bella durmiente del bosque: Karina Olmedo y Juan Pablo Ledo, pilares del Ballet Estable del Teatro Colón, que dirige Lidia Segni, se disponen a reponer, como cabezas del elenco principal, esta revisión que el año pasado montó el coreógrafo británico Karl Burnett para la compañía oficial. En el segundo elenco –cabe aclarar–, los personajes centrales tendrán por intérpretes a Silvina Perillo y Federico Fernández. Las cinco funciones previstas arrancarán hoy, a las 20.30.

"La primera vez que interpreté a Aurora, la «Bella» de esta leyenda, tenía 25 años. Me pareció una historia que apuntaba al público infantil, a pesar de que es uno de los ballets más difíciles, y no sólo a nivel técnico. Recurrí a modelos [como el de la rumana Alina Cojucaru, del Royal Ballet] que le quitan afectación y la vuelven más natural." Así fue el trabajo que, sobre la heroína, encaró la primera bailarina Karina Olmedo.

Aurora no es culpable de que el rey y la reina, sus padres, se hayan olvidado de invitar a la bruja Carabosse a su bautismo. La malvada se venga de ese desaire el día en el que la muchacha cumple 15 años: la pincha con una aguja que la precipita en esa impasse que, a lo largo de cien años, mantiene a toda la corte –bosque y princesa incluidos– en un profundo sueño. He ahí el bois dormant concebido a fines del siglo XVII por Charles Perrault, gran artífice de cuentos de hadas, luego adaptado a la danza por Marius Petipa (1890), con música de Tchaikovsky.

Karina encaró a su "Bella" instalada, con sus 40 años, en el ápice de la madurez de una carrera que la bailarina estima cerrar dentro de dos años.

–¿Y vos, Juan Pablo?
–Para componer mi personaje también tengo mis modelos, en especial el de Rudolf Nureyev.

Juan Pablo Ledo –de 30 años– es Florimond, el príncipe que acierta a pasar por el bosque y que, beso mediante, rompe el hechizo paralizante. "Atiendo mucho al carácter –agrega el bailarín–. Karl [Burnett], el coreógrafo, me pedía que no armara una figura de príncipe tradicional, sino algo más contemporáneo. Me interesa el manejo de brazos, la colocación de la cabeza… el misticismo."

Karina puso a prueba su talento en no pocas criaturas ingenuas del ballet en piezas con climas afines al de ésta: además de Aurora, corporizó las heroínas de La fille mal gardée, Don Quijote, Coppelia, Cascanueces...

–¿Qué preferís, Karina? ¿Estos personajes "de comedia" o los trágicos, como Julieta o la Nykia de La bayadera?
–Me encantan Julieta, Manon, la Tatiana de Onegin… y gracias a Dios, tengo técnica para sustentarlas. Hubo una etapa en que me gustaban los climas de «comedia»: disfruté como loca haciendo La fille mal gardée, por ejemplo; todavía me resuenan las risas de los chicos en la platea. Pero pasó; a estas alturas me gustan McMillan y Cranko: si me das la posibilidad de hacer Onegin... ¡Aurora pierde como en la guerra! Le agradezco a Maximiliano Guerra que alguna vez me haya llamado para Romeo y Julieta. De ahí me fui al estudio de Lito Cruz a estudiar actuación teatral.

A pesar de la diferencia generacional, Karina y Juan Pablo tienen rasgos en común. Uno de ellos es la herencia de grandes maestros de la danza clásica de nuestro medio, como Gloria Kazda (Olmedo) y Vasil Tupín (Ledo). Otro: ambos se foguearon en el Ballet Argentino que lideraba Julio Bocca, cuyas giras les dieron oportunidad de confrontarse con distintos públicos del mundo. Y algo más, fundamental: entre ellos, existe una química que se afianza de una obra a otra. "Si Karina se retira en 2014, para mí, será doloroso –confiesa Ledo–, porque es difícil que alguien logre llenar el vacío que deja la artista con quien te entendés a la perfección."

PARA AGENDAR

• La bella durmiete: revisión de Karl Burnett sobre Petipa. Teatro Colón , Libertad 621. Hoy martes, jueves, viernes y sábado, a las 20.30; domingo, a las 17. Desde $ 30

---

Conforme a