
Una señora del baile criollo
Fue pareja de baile del "Chúcaro"
1 minuto de lectura'
Norma Viola falleció anteanoche en su casa del barrio porteño de Caballito, víctima de un paro cardiorrespiratorio. La bailarina, de 75 años, fue velada en la Legislatura porteña y hoy sus restos serán cremados en el cementerio de la Chacarita.
* * *
Con el "Chúcaro" Santiago Ayala formó durante cuarenta años una pareja inolvidable de las danzas folklóricas. Tanto que Horacio Guarany les compuso una canción.
Norma Viola había quedado a cargo del Ballet Folklórico Nacional, tras la muerte del legendario bailarín en 1994. Sin presupuesto y con mucha pasión, la directora se encargaba de mantener el vestuario original de la compañía y continuar el legado coreográfico del maestro. "Nos enseñaba cómo se movía un hombre de una geografía, porque cada suelo tiene una manera de bailar, de moverse, y eso lo tenemos en nuestras coreografías", contaba la directora del organismo dependiente de Secretaría de Cultura de la Nación.
Su intenso trabajo dentro de las danzas argentinas la llevó a ser nombrada ciudadana ilustre de la ciudad de Buenos Aires, a pesar que había nacido en la localidad cordobesa de Laboulaye, de donde vino a muy corta edad. Estudió en Buenos Aires danza clásica y contemporánea. Después viajó a Nueva York, donde realizó talleres especiales en el Instituto de Danzas de Marta Graham y en el de jazz de Alvin Halley. Su espíritu inquieto la llevó a vivir en Brasil, Colombia, Venezuela y distintos países de América Central, donde se dedicó a investigar las danzas folklóricas de cada región.
En 1954 ingresó a la compañía de Santiago Ayala, el "Chúcaro", como primera bailarina y ayudante de coreografía, además de autora y coautora de los cuadros musicales que comprenden actualmente el repertorio del Ballet Folklórico Argentino.
Participó en el cine haciendo participaciones especiales en "Cosquín, amor y folklore" (1965), "La novela de un joven pobre" (1968), "Argentinísima" (1972), "Argentinísima II", (1973) y "Tango Bar" (1987).
En el último tiempo, había proyectado al Ballet Folklórico Nacional a escenarios europeos. "Allá, lo único que se conoce es el malambo de boleadoras, en versiones que a veces rayan lo circense. Nosotros le llevamos lo auténtico". Su orgullo era mostrar la esencia del baile criollo y haber sido la pareja de baile de "El Chúcaro" Santiago Ayala, sin que mediara el amor, sino el respeto.






