
El amor loco, según Paul Auster
Inédito: sin pasar por las salas se edita "Heridas de amor", primer film que el escritor norteamericano dirigió en solitario.
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No puede decirse que "Heridas de amor" ("Lulu on the Bridge" es el título original) sea una gran película, pero la edición -sin haber pasado previamente por las salas argentinas- de este debut de Paul Auster como realizador cinematográfico en solitario (ya había codirigido "Humos del vecino" con Wayne Wang) constituye, de todas maneras, un acontecimiento para el mercado local de video.
Y se trata de un acontecimiento no sólo porque Auster es uno de los escritores norteamericanos más importantes de la actualidad o por la calidad de sus anteriores incursiones cinematográficas (especialmente el guión de la exquisita "Cigarros") sino porque "Heridas de amor" tiene sus valores artísticos propios y un lujoso elenco encabezado por Harvey Keitel, Mira Sorvino, Vanessa Redgrave, Willem Dafoe, Gina Gershon, Victor Argo, Mandy Patinkin y hasta una breve e hilarante aparición de Lou Reed.
Una vez que el autor de "Leviatán" y "Mr. Vértigo" escribió el guión original ("siempre pensé la historia en términos de imágenes", indicó), se lo envió a su amigo Wim Wenders para que lo filmara, pero éste le respondió: "Es una historia tan personal que sólo puede ser dirigida por la persona que la escribió".
Así planteadas las cosas, y con el entusiasmo que le habían provocado las experiencias con Wang -dos éxitos de crítica y público-, Auster decidió dirigir él mismo la película.
Con Mira Sorvino incorporada al proyecto desde que ambos fueron jurados del Festival de Cannes de 1997, Auster se dedicó luego a conseguir la financiación necesaria de varias productoras europeas y a seleccionar el resto del reparto: "Quise tener un control total sobre el film -admitió-, algo muy difícil para un debutante y para los cánones del cine estadounidense; además, quería trabajar con gente en la que pudiera confiar humana y profesionalmente".
Aunque este melodrama romántico (una suerte de amour-fou a la neoyorquina) trabaja algunos temas de su carrera literaria -el destino, el azar, los cambios radicales de forma de vida, la búsqueda de la redención- que remiten a novelas como "La trilogía de Nueva York" o "La música del azar", "Heridas de amor" constituye un brusco giro estético, estilístico y temático en la obra de este autor de 52 años.
Auster apela a un registro entre épico y lírico que es un homenaje a Frank Wedekind, a su obra "La caja de Pandora", a la versión para cine de Georg W. Pabst y a ese icono sexual que fue el personaje de Lulu inmortalizado por Louise Brooks.
Una historia simple
El film describe la historia de Izzy (Harvey Keitel), saxofonista de una banda de jazz experimental (los temas que aparecen en el film fueron compuestos por John Lurie and the Lounge Lizards) que es gravemente herido durante un concierto.
Si bien Izzy se recupera, una lesión en sus pulmones le impide volver a tocar. Vacío y deprimido, se convierte en una suerte de fantasma hasta que encuentra una misteriosa piedra pandoriana y conoce a Celia (Sorvino), camarera y actriz de la que se enamora perdidamente. La primera mitad del film es, por momentos, cautivante, con Keitel y Sorvino dando rienda suelta a toda su expresividad para un amor idílico y desenfrenado. La segunda mitad se desbarranca, porque Auster apuesta a una veta más fantástica y surrealista y no consigue transmitir en imágenes los climas y sensaciones que había imaginado en el guión.
El escritor definió a su película como "una historia muy simple, con emociones que son casi de ópera", pero apuntó a búsquedas muy disímiles, que van desde los pequeños detalles hasta una simbología muy ambiciosa. "Como dijo Peter Brook, lo cotidiano te conmueve y lo mítico te asombra, por lo que la interacción entre ambos es lo que enriquece. En la película hay escenas tan cotidianas como la dificultad de Celia para abrir el plástico que envuelve un CD y metáforas que remiten a otra dimensión", indicó.
"Heridas de amor" -que Transeuropa lanzará el lunes- se presentó en el Festival de Cannes de 1998. Luego se lanzó en casi toda Europa (en Francia, donde el escritor es adorado, fue un éxito), pero en los Estados Unidos ni siquiera se estrenó. Auster -como ocurre con sus libros- fue profeta fuera de su tierra.






