El tema de la mujer, con pincelada gruesa

Sólo un fragmento del universo femenino, con un trazo muy grueso, alcanza a retratar Javier Daulte en "Fuera de cuadro", aunque no sea su intención hacerlo. Pero es claro que sólo tres de las cuatro mujeres que arman este rompecabezas dramático pueden ilustrar un pequeño aspecto de la caracterología femenina.

Respalda esta interpretación la descripción de ellas. Una es el ama de casa, insatisfecha, ansiosa, con necesidad de pequeñas, por no decir insignificantes, atenciones domésticas para sentirse querida. Se encuentra enfrentada en su temperamento a su hermana, una mujer desprejuiciada, indiferente e indolente ante los sentimientos de los demás.

Otra es una psicóloga con una marcada neurosis que explota para revelar sus fantasías eróticas que no llega concretar. Frente a ella, la prostituta que reniega de su identidad y asume la de la anterior para poder disfrutar de la vida desde otro punto de vista social.

Y en medio de las cuatro, un hombre que resulta ser más un comodín que aparece en algunos momentos de interlocutor, pero que resulta ser un personaje de poco peso dramático.

En un itinerario casi turístico, el autor recorre diferentes espacios físicos para mostrar y definir a cada una de estas mujeres, y en este punto no es erróneo señalar que el ama de casa, interpretada por Gabriela Izcovich, es la mejor dibujada y la más sustanciosa como personaje. Claro que no está ajena a este resultado la actuación de la actriz, que logra no sólo una buena composición sino también extraer de sus características el humor. En todo caso, ella inicia la pieza casi en un monólogo, y sostiene durante las primeras secuencias una interesante tensión dramática.

El punto de vista luego deriva a la psicóloga (lamentablemente, por tratarse de una actriz española desconocida y por falta de un reparto, se desconoce el nombre), quien plantea acertadamente el papel paradójico de mujer perturbada, pero no logra, desde el texto, una clara resolución.

Nebulosa sobre la que también transita la prostituta (también otra actriz española imposible de identificar), sobre todo porque no está definida con nitidez. Para terminar, el personaje de la hermana (la tercera actriz española que participa en este elenco), el más desdibujado y del que se cuenta con muy poca información en comparación con el resto.

Sólo un ejercicio

El dibujo escénico diseñado por Daulte e Izcovich, desde la dirección, salvó al texto de caer en una monotonía irresoluta. La pieza dura apenas 65 minutos, pero se intuye que de igual manera podría durar 24 horas o una semana, porque Daulte, desde la escritura, inusual en su dramaturgia, se despreocupa del crecimiento. Dibuja la pieza sumando situaciones y cuando considera que debe finalizar, inserta una fiesta de cumpleaños donde los cinco personajes se reencuentran en un brindis.

Sirva como ejemplo el personaje del pediatra, venido a piloto de helicóptero, que es presentado y luego queda fuera de cuadro.

Estas carencias convierten el espectáculo en un ejercicio interesante, pero ejercicio al fin.

Por Susana Freire

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