Encuentro con hombres notables: un puente generacional
El cantor Cucuza Castiello, figura de la nueva generación, en busca de los secretos de Alberto Podestá y Juan Carlos Godoy
El bar El Faro de Villa Urquiza fue fundado en 1951. En esa década, Juan Carlos Godoy y Alberto Podestá se convirtieron en las voces estrella de las orquestas de Alfredo De Angelis y Carlos Di Sarli, respectivamente. Cucuza Castiello ni siquiera había nacido, pero ahora su nombre empieza a figurar en la primera A de los cantores. "Este ya no es de la nueva generación.
Este ya está del lado nuestro", le dice como bienvenida Podestá.
El Faro sigue en pie, las dos leyendas tangueras acaban de sacar nuevos discos (Godoy presentará Obsesión en el festival de tango, pasado mañana, y Podestá viene de presentar Alta gama, en una gira por ciudades como Washington DC y Baltimore), y Cucuza está a punto de celebrar cinco años con el ciclo El Tango Vuelve al Barrio (Etavb), que lo puso entre los cantores de culto de la nueva escena tanguera.
El Faro está en ebullición con la visita de los maestros y de Cucuza, el hijo pródigo y vecino de Villa Urquiza que puso a este bar en el mapa de los templos tangueros. "Si está empilchado así el jueves, mamita querida", le dice Cucuza a un Juan Carlos Godoy de impecable traje. El cantor, seguidor de Cerati, Corsini, Goyeneche, Floreal Ruiz y Cardei, hace las veces de entrevistador ocasional y puente entre dos generaciones.
Cucuza: - Cuando canto que los veteranos están desesperanzados y piensan que con el tango no pasa nada. ¿Qué piensan ustedes?
Podestá: -Me parece que están equivocados. Tuvimos la dicha de vivir otra época de esplendor. La diferencia es que antes el tango era netamente argentino y ahora lo que pasa afuera es una locura.
-Pero usted en su último disco grabó con Las Bordonas que es un grupo de muchachos jóvenes. Que esté con ellos es un guiño de aprobación a nuestra generación .
Podestá: -¡Y lo hacen muy bien! Ni yo pensaba que tocaban tan bien las guitarras. Puntean bien, acompañan bien, son muchachos fenómenos y gente joven que sabe tocar el tango.
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Godoy, ¿cómo ve la historia hoy?
Godoy: -El tango no murió. Es verdad que no hay orquestas con nombres grandes, como Troilo, Di Sarli, D'Arienzo, pero hay otras orquestas con muchachos jóvenes y músicos muy buenos.
Podestá: -Y que además se van a tener que encaminar solos, como nos tocó a nosotros. En Café Homero el otro día vi a un muchacho flaquito (Nicolás Elrich) con el bandoneón, ¡cómo toca! Y las notas, tiqui tiqui tiqui, parecían gotas de lluvia.
Cucuza: -¿Y cómo se forma un cantor?
Podestá: -Trabajando, viviéndola..., la calle te enseña mucho. No hay nada que hacerle. La vida te la enseña la calle. Te enseña a andar como la gente, te enseña a andar mal o en la droga, vos agarrás la que quieras. Pero la calle te enseña todo. Y a cantar te lo enseña Gardel. Es el único tipo que te puede enseñar.
-Sus vidas son coherentes con el repertorio que eligieron. Podestá tuvo una vida más tranquila, y usted, Godoy, viene más del escolaso.
Godoy: -Todos nos cuidamos pero habremos hecho algún pasito mal en la vida. Yo probé una vez, de la fuerte, era pura, y no quise probar nunca más, porque sentía una batería el corazón, además te dejaba dura la mandíbula y no podías cantar.
Cucuza: -Pero la noche les gusta, toda esa bohemia.
Podestá: -No hay nada mas lindo que la noche... tiene ese misterio, ese secreto... es hermosa.
Godoy: -En realidad si la noche viene bien nunca te querés ir a dormir. Querés seguirla siempre.
Podestá: -Querés seguir cantando: "Tú eres la luz que ilumina mi sendero, y al saber que yo te quiero, me haces sufrir. Sabes que soy tu enamorado, eternamente atado, a tu vivir".
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