Excursiones, lo nuevo de Ezequiel Acuña
El director de Nadar solo y Como un avión estrellado habló con lanacion.com sobre su tercera película, su melomanía y su evolución como cineasta; leé la nota y mirá el video; por Milagros Amondaray
Lo que pudo ser y no fue
La segunda película de Ezequiel Acuña, Como un avión estrellado, era un canto a la melancolía. El amor no correspondido, uno de los ejes de aquel film, se volvía agobiante sobre ese final, en el que sonaba "Pupilas" de Mi Pequeña Muerte, y donde quedaba claro que la música podía llegar a convertirse en un refugio ideal. Esa película, de hecho, terminaba con el protagonista "que piensa en cámara lenta" (Ignacio Rogers) enfundado en unos auriculares, pensando en lo que pudo ser y no fue, triste, con la mirada pérdida, un disco en sus manos (Grace de Jeff Buckley, nada menos) y mucho para extrañar (ese amigo, esa chica...). "Después de Como un avión, que tuvo una energía negativa y que la gente no logró disfrutar, repensé qué quería hacer. Tenía más ganas de cambiar", cuenta Ezequiel Acuña a lanacion.com. Y sin dudas lo hizo. De la atmósfera densa de sus películas predecesoras pasamos, sin escalas, al disfrute.
Como un avión estrellado:
Lo que fue puede volver a ser
Excursiones es algo diferente en el cine de Acuña. Para empezar, tiene mucho humor, humor de sitcom, humor en el que importa el timing, humor que funciona por efecto acumulativo. Y Excursiones es, además, una historia de amor distinta: la de una amistad. Dos amigos, Marcos y Martín (personajes que Acuña retoma de su corto Rocío), se reencuentran con una de esas excusas que efectivamente suenan a excusa y afrontan la incomodidad del volverse a ver con ya mucha madurez encima.
A través de pequeños detalles (como los celos, todo aquello que nunca se dijo, la opinión externa del impasse del vínculo), Acuña construye otra película melancólica (no hay forma de que la melancolía no esté en su cine), pero eventualmente esperanzadora. Aquí, sobre el final, ya no suena Jaime Sin Tierra o Mi Pequeña Muerte, suena "Como si fuera el fin", esa oda al rescate emotivo de la banda uruguaya La Foca, donde la frase "No vas a remediar lo que no quieras cambiar" cobra otro significado con esos dos amigos que intentan volver a ser lo que una vez fueron. Justamente, uno de los toques mágicos de Acuña es la habilidad para elegir el tema perfecto para concluir sus películas. "En este caso, estaba escuchando el disco de La Foca y había dos canciones que mucha gente coincidía que eran para finales de la película (...) y ´Como si fuera el fin´ tiene ese estilo in crescendo que funcionaba muy bien".
Siempre serás mi amigo, no importa nada más
"La idea era hacer una película esperanzadora", dice Acuña y a uno le es imposible no rememorar a viejos amigos de la adolescencia cuando termina de ver Excursiones, film que también fue concebido en plan camaradería entre el director, su co-guionista habitual (Alberto Rojas Apel, quien interpreta a Martín) y Matías Castelli (quien hace de Marcos un personaje entrañable). Con ciertas referencias subyacentes a Amigos son los amigos y, muy especialmente, a Cuenta conmigo de Rob Reiner, Acuña demostró que no era necesario incluir una mujer en la ecuación para que cierre el círculo o que la historia se resignifique: "A diferencia de mis otras dos películas, acá la química entre Martín y Marcos funcionaba sin la necesidad de agregar a una mujer", explica el director, no sin antes aludir al personaje de Martina Juncadella, la hermana de Marcos. "Su papel viene a representar la cara juvenil de un film que no lo es tanto. Los protagonistas están en sus 30 y la trama secundaria es la que se enfoca en los adolescentes. En Como un avión sucedía todo lo contrario".
No es casual, entonces, que Acuña ya no muestre a bandas tocando in situ, mientras los personajes las disfrutan. En Excursiones, una banda toca, pero ni Marcos ni Martín van a verla, sino que la invocan en pretérito, como si ese tiempo (para ellos y para Acuña) hubiese quedado definitivamente atrás.
Cuando los críticos hablaron de Excursiones todos parecían coincidir en un mismo punto: es la película más madura de Acuña. ¿Acaso es madura porque el eje ya se desplazó de la adolescencia? No. Es madura porque muestra a su director más seguro, más arriesgado (especialmente en el plano del humor) y más notablemente relajado dentro de una historia. Por eso, si el público y la gente disfrutaron de Excursiones no es porque Acuña borró la laconia de Nadar solo y Como un avión estrellado sino porque esa laconia (ahora más lo-fi pero con las locaciones clave de siempre: el mar, un parque de diversiones cerrado) se tradujo en esperanza, disfrute y placer. "Independientemente de si les gusta o no, yo quería que la gente saliera contenta de la sala, como sucede con Adventureland, de Greg Mottola". Acuña puede respirar tranquilo. Su cine ahora sonríe.
Excursiones se exhibe todos los viernes y sábados de enero y febrero a las 22:00hs. en el Malba
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