Hermeto Pascoal

El hechicero del Mercosound

Sobre las tablas, hermeto es Dios. Y el formato de sus shows (en solitario) no hace más que realimentar su mito. Con su aspecto de duende mágico y un carisma inquebrantable, Hermeto –allende su talento musical– es un encantador de audiencias. Y ése es uno de los ejes de estas performances.

Sus conciertos podrían entenderse como happenings. O, al menos, como "obras abiertas" (Umberto Eco dixit). La imprescindible participación del público al final, cantando complejas melodías (¡intervalos en quintas!), transforma al recital en un verdadero fenómeno de creación colectiva. Como si fuera poco, en el recital del sábado convocó al escenario a los percusionistas presentes en la sala (algunos de ellos, miembros de la Banda Hermética, el primer grupo del mundo en interpretar exclusivamente la música de Pascoal) y juntos terminaron batucando sobre un gran estuche; el domingo, subió su amigo, el inefable periodista local Nano Herrera para leer (en portuñol) la lista de agradecimientos. Y, más tarde, Liliana Herrero sumó su voz a una improvisación con botellas rellenas con agua que suenan como zampoñas.

Pero si una de las características del happening es la abolición del protagonista (del virtuoso), aquí la cosa se complica. Porque si hay algo que no pierde Hermeto a lo largo del show es el protagonismo absoluto. Desde una improvisación inicial (tocando el flugelhorn con una mano y el piano con la otra), hasta su versión sólo con piano del tango "Nostalgias", deja en claro que es un músico genial. Verdadero alquimista de sonidos, lo suyo es música en estado puro: así revisita y universaliza los géneros folclóricos del Brasil (forró, frevo, chorinho), y parece elegir los instrumentos (formales e informales) al azar: desde la melódica (que interpreta de manera notable, muchas veces cantando al unísono) y la flauta traversa grave, hasta una pava con embocadura de trompeta y… ¡patitos de goma! (El público se derrite con sus "irreverencias", como la versión para pava y juguetes del standard jazzero "Round Midnight").

La revelación de estas presentaciones, sin embargo, fue Aline Morena, de sólo 25 años. La novia de Hermeto (¡que cumplió 68!) es una malabarista de las cuerdas vocales. Juntos transmutan la música en una expresión mágica y encantadora: una experiencia rítmica, armónica y amorosa por sobre todas las cosas.

Por Por Humphrey Inzillo

LA NACION

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