La misión de seguir los pasos de un maestro como Agustín Alezzo
Federico Tombetti es el único que se dedica al arte en su familia. Su papá es peluquero y su mamá secretaria. Pero de chico, en Parque Chacabuco -el barrio de su niñez-, escuchó (como al pasar y sin dar mucho crédito) la historia de su bisabuelo actor. Hace poco pudo confirmar que aquella leyenda familiar era cierta cuando verificó que el padre de su abuelo era mencionado en un libro sobre teatro independiente de la Argentina de comienzos del siglo XX. ¿Habrá sido ese link genético el que despertó su vocación y lo impulsó a iniciar el audaz camino del artista? Él cree que es posible.
Federico tiene 28 años y una carrera como actor, docente y director. Comenzó a estudiar actuación en el colegio a los 15. Cuando descubrió que en el escenario el actor está conectado a través de la sensibilidad con sus compañeros, y que ese vínculo tan particular no se da en ningún otro ámbito de la vida fue cuando dijo "de acá no me voy más". Continuó su formación en El Duende, la escuela de Agustín Alezzo. Fue ahí donde aprendió que el trabajo del actor requiere de una responsabilidad social. "Agustín me hizo descubrir que la actuación no es sólo interpretar un personaje sino ver la experiencia humana desde una óptica más sensible", afirma. Y el gran desempeño como alumno le valió la posibilidad de ser dirigido por su maestro en varias de sus obras.
El viernes pasado, Tombetti volvió a poner en escena El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas, de Paul Zindel, obra que tuvo algunas funciones el año pasado y que se reestrena en la sala El Ópalo. "Es una obra que me conmovió desde la primera vez que la leí. Al principio me generó temor dirigirla, pero nuevamente la mano de Alezzo fue fundamental porque cuando le plantee mis miedos me alentó a que la haga. Y, como también me enseñó el maestro, nada que se haga sin miedo vale la pena."
Estudió dirección en Andamio 90 y se animó a dirigir su primer espectáculo que se llamó Tabaco, alcohol y mujeres, y fue Alezzo quien lo alentó para que siguiera por ese camino. Su segunda puesta se llamó La compañía, basada en dos textos de Luigi Pirandello. La condición para elegir un texto a dirigir es que lo conmueva en su mensaje y en lo que se refiere a las relaciones humanas. "Estoy convencido de que un artista tiene que estar comprometido. La política es algo que me interesa mucho y me gusta tomar en cuenta el momento sociopolítico en el que estamos inmersos, por eso no dirigiría algo que no deje un atisbo de esperanza. Para mí eso es determinante", asegura.
En 2015 recibió la propuesta que más lo movilizó por parte de su maestro: convertirse en profesor de su escuela. "El primer día frente al curso me emocionó acordarme de mí a los 17 años entrando a ese mismo lugar para empezar un proceso que me cambió tanto la visión de la vida como la del teatro. Fue una gran responsabilidad."
Su elenco está encabezado por Georgina Rey, a quien acompañan Laura Grandinetti, Valentina Posleman, Eva Adonaylo y Belén Marcuz. Es la relación de dos hijas con una madre endeble, que está casi rota por todas las circunstancias por las que tuvo que atravesar a lo largo de su vida. "La obra cuenta la imposibilidad de demostrar sanamente el amor, que creo que es algo que nos sucede, en algún momento, a todos", describe el joven director. "Puse la atención en el vínculo entre estas tres mujeres, en el aroma a esperanza que hay detrás y que está representado en la hija menor. Los que se dejan empapar verdaderamente por la obra se sienten muy identificados con estas relaciones donde hay mucho amor pero, a la vez, se hieren en demasía. Lo más sorprendente fue cuando una vez, a la salida, un señor se quedó mirándome sin poder hablar por la emoción y entendí que la obra le había tocado algo muy profundo en lo personal."
Es uno de los actores preferidos de su maestro, Agustín Alezzo, quien lo convocó para sus puestas de El invernadero, La noche en que Fortimbrás se emborrachó, El cuidador, La colección y Jettatore! Por supuesto, la opinión del maestro sobre su trabajo fue vital. "Lo invité tres semanas antes del estreno porque si me decía que era catastrófico iba a tener tiempo de reformularlo (se ríe), pero fue genial porque se emocionó. Al terminar la pasada me miró con los ojos llenos de lágrimas y me dijo: «Esto es bárbaro». Estoy hecho", concluye satisfecho.
El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas
Dirigida por Federico Tombetti
Viernes, a las 23.
El Ópalo, Junín 380 (4951-3392)
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