Las alas de León Gieco
El cantautor estrenará el jueves próximo Mundo Alas, la primera película realizada bajo su dirección, donde artistas discapacitados demuestran lo que se puede lograr con voluntad y talento; mirá el video
"Beto vení, vení que ya nos van a entrevistar", llamaba un hombre alto, de cara conocida, pero camuflado entre un grupo de jóvenes que en medio de cámaras y micrófonos contestaban las preguntas de los periodistas. "Yo acá soy uno más", aseguró León Gieco mientras abrazaba a uno de los protagonistas de su último tour. Una gira diferente, que se enmarca en un proyecto emprendido hace unos años por el cantautor y que se llama Mundo Alas.
Se trata de una película, la primera bajo la dirección de Gieco, que relata el viaje de un grupo de artistas con capacidades diferentes que recorre el país, junto al autor de "Sólo le pido a Dios," llevando un show que combina música, baile y pintura, hasta llegar a su meta máxima: el Luna Park.
En total, veinte personas conforman el reparto de esta película en la que sobresale la diversidad y el trabajo interdisciplinario. Algo que tal vez llame la atención es la inclusión de la pintura como parte de un show musical. "Antonella y Carlos pintan en el escenario lo que ven, retratan la realidad, pintaron durante todo el viaje y su obra es realmente impresionante", justificó León.
El espectáculo que presentan combina, además, bailarines de tango con cantantes de folklore y rock. Entre tanto despliegue uno se pregunta cómo se ponen de acuerdo para coordinarlo todo y hacerlo bien. La respuesta de Gieco contradice todos los principios para la organización del trabajo: "Nosotros somos una banda de desorganizados, el éxito está basado en la desorganización", y divertido con su argumento, aceptó la corrección de Demián, quien sentado a su derecha acotó: "En la espontaneidad".
Tan espontáneos que así, en medio de la entrevista y sin más que unas sillas y una guitarra, armaron una ronda, uno de ellos propuso cantar la "canción de Beto", y tras cuatro acordes de introducción empezaron un tema compuesto por Pancho Chévez, en el que, desde su silla de ruedas le agradece a su amigo y asistente Beto, por "empujar su vida". Como si estuviera previsto, improvisaron un solo de la armónica con la voz para concluir entre aplausos y vítores y continuar contestando preguntas.
"Siempre ensayamos cada uno por su lado, no nos organizamos en el grupo pero cuando nos juntamos estamos preparados", argumentó Carina Spina, una de las cantantes, "es como dice Demián, espontáneo". "Y natural", acotó Carlos desde su sitio en la ronda, "yo creo que esta película es algo tan natural como que yo pinto con el pincel en la boca."
"Lo principal es dar el mensaje de que la gente con discapacidad puede desarrollar otros talentos. Es un mensaje para que sepan que se puede, más allá de las dificultades, desarrollar un talento," explicó Alejandro Davio uno de los cantantes y compositores del grupo, mientras rasgueaba las cuerdas de su guitarra como al descuido, como dejando escapar un poco de ese talento para que lo comprueben los presentes.
La historia de Alejandro es increíble. Nació con hidrocefalia y fue sometido a 17 operaciones para sobrevivir. En sus internaciones en el Hospital Garraham se involucró con el taller de musicoterapia. Fue alumno y luego profesor, hasta que conoció a León y enamoró sus oídos con sus melodías. Desde entonces fue invitado reiteradamente a sus escenarios y compusieron muchas canciones juntos.
El proyecto no incluye sólo la película. " Mundo Alas es un libro que se llama Cuento con alas, un disco de música, diez capítulos en el canal Encuentro y una serie de shows y recitales que vamos a realizar entre este año y el que viene," explicó León.
-¿Qué otras capacidades descubriste en vos a partir de este trabajo?
-León: La forma de llegar a lo espiritual que yo tengo. Ellos tienen presente todo el tiempo ese espacio espiritual. Me enseñaron a bajar un cambio, y a ver. Otra de las cosas que rescato es que volví a ser uno más. Siempre fui León Gieco y su banda y siempre llamé la atención yo. En cambio acá la gente no me mira a mi, nos mira a todos y es un gran descanso para mi, es una liviandad total una sensación placentera que nunca tuve antes.
-¿Encarás lo artístico desde otro lado ahora?
-Si, desde un punto de vista más tranquilo más calmo y aprendo permanentemente. Ni ellos saben lo que aprendo de ellos. El asunto de sentarse ahí y que Alejandro toque la canción de Beto, improvisar... yo a esas cosas no las hago, con mi grupo estamos cansados de tocar, tenemos una vida profesional que llevar adelante, y acá esto no es una vida profesional es una vida espiritual.
-¿Cómo llegaste a ser el director?
-Yo quise ser director porque no quería dejar escapar nada de todo esto. Quería manejar el sonido, la ficción, la gira, entonces me busqué dos chicos más con los que co-dirigimos.
-¿Y tuviste que prepararte para ese rol?
-No, yo soy un gran espectador y creo que un gran espectador puede ser un buen director si tiene los elementos para hacerlo. Ahora he intervenido en la compaginación de la película, en el guión, en la producción ejecutiva, en la prensa, en el show.
-¿Tenés algún proyecto en mente para continuar con el cine?
-Si, ya estoy pensando en un Mundo alas 2 y en dos guiones para trabajar en cine...ahora me la creí, con el éxito de Mundo Alas (risas). Siempre tuve en mente estos guiones. Los voy a escribir con un guionista fantasma, es decir una persona que sepa escribir guiones y yo voy a ser el de la idea, y así poder venderlo como guión o hacer mi propia película.
-¿Qué cosas del cine te llamaron la atención?
-Es una forma de hacer arte que me encanta. Lo que más me gusta es que se puede mentir. Con la canción no podes mentir porque es concreta. Aparte mentimos bien. Hay una parte en que vos creés que es el escenario del Luna Park y es Córdoba y nadie se da cuenta, es muy gracioso. La ficción, la magia del cine, me encantan.
Magia parece la de Antonella, que pinta retratos y se pone las lentes de contacto con los pies con la misma agilidad con la que se peina y se maquilla sin manos. O la de Demián, que baila y hace acrobacias a pesar de haber quedado en silla de ruedas. Parece magia para los que piensan que una limitación física puede llevar a la marginación. Para otros es simplemente desarrollar otras capacidades igualmente propias del ser humano. Como decía Frida Kahlo: "Pies, para qué os quiero, si tengo alas para volar".
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