Legado y excelencia en la obra de Bach
Esta noche se presentarán en el Teatro Colón el coro y la orquesta de la Academia Bach, dirigidos por Hans Rademann
Cuando una agrupación deja a su paso los mejores elogios, tanto por parte de la crítica como del público, crea grandes expectativas para su retorno. Este es el caso que sucede con los conciertos que la Gaechinger Cantorey-Internationale Bachakademie Stuttgart tienen programados en el Teatro Colón para la actual temporada del Mozarteum. Para Hans-Christoph Rademann, su director, en su segunda visita a la Argentina luego de haber reemplazado en 2013 a su fundador, Helmut Rilling, esta expectativa representa una motivación extra para lograr esa calidad que se espera de ellos. Afirma también que en estos últimos años ha sido necesario adaptar la agrupación a un mundo que cambia aceleradamente. "Una institución que durante 30 años fue liderada por una misma persona debe, más allá de sus grandes éxitos, reinventarse nuevamente, y son cambios que han costado mucho esfuerzo. El coro y la orquesta de la Academia Bach, la Gaechinger Cantorey, los he renovado completamente y en la orquesta tocan en la actualidad especialistas internacionales en la práctica de la interpretación histórica. Tocamos utilizando la afinación La=415 Hz y podemos contar con hermosos timbres en nuestras interpretaciones".
Para explicar el gran reto que significa estar al frente de esta institución en estos tiempos, Rademann cuenta que en la actualidad hay estudiantes alemanes que ni siquiera conocen el nombre de Johann Sebastian Bach. "Esta fue la razón por la cual comencé un proyecto llamado Bachbewegt (Bach en movimiento) con el cual hemos coreografiado la Pasión según San Mateo para 100 estudiantes presentándola en numerosas ocasiones y también estamos organizado conciertos a nivel primario con los cuales hemos podido llegar muy lejos en Alemania".
La Gaechinger Cantorey-Internationale Bachakademie Stuttgart es mundialmente reconocida por su perfección técnica y su impecabilidad al interpretar a Bach, pero, según explica su director, esto sería imposible de lograr sin primero conocer en profundidad los fundamentos espirituales y las vinculaciones teológicas del compositor. "Intento transmitirles esto a los músicos tanto en los ensayos como en las presentaciones a fin de que puedan interpretar el contenido de las obras teniendo en cuenta su profunda significación".
Rademann ha desarrollado su carrera principalmente como director coral, pero también es muy reconocido por haber estado al frente de importantes agrupaciones barrocas. Afirma amar ambas actividades por igual, tanto con el coro como con la orquesta. "En el transcurso de mi actividad profesional se me ha hecho cada vez más claro que todo proviene del texto, del canto. Ese conocimiento se lo comunico a la orquesta para que desde allí puedan construir el discurso musical".
Considerado como un gran investigador en todo lo concerniente a la música temprana, especialmente de todos los trabajos de Bach, el director se considera a sí mismo un todo terreno. "Además de la experiencia que tengo con la música antigua, he sido igualmente distinguido por interpretaciones del repertorio romántico y también he dirigido estrenos. Es muy importante estar muy bien informado estilísticamente, ya que la interpretación puede diferir completamente según se trate de Bach o de Schubert. Puede que sea el mismo idioma, pero el vocabulario es muy diferente".
Ambos conciertos tienen el mismo programa, con dos de las obras vocales más importantes de Bach, las cuales están separadas en su composición por una década: la cantata "Ich hatte viel Bekümmernis", BWV 21 y el Magnificat, BWV 243. Para Rademann presentarlas juntas constituye una hermosa dramaturgia. "La cantata comienza algo cansada y triste. Supongo que Bach a menudo se sintió así, considerando que perdió a sus padres cuando apenas tenía 10 años. Así fue como él buscó la cercanía a la figura de Jesucristo, y lo podemos apreciar claramente con esta cantata. Cuando el alma creyente (soprano) es consolada por la voz del bajo, denominada vox christi. Allí la cantata se eleva en una pronunciada curva de la tristeza a la seguridad de la victoria. También amo el Magnificat en el que el alma de María se regocija. Lo coloco al mismo nivel que las Pasiones o que la Misa en Si menor. Me gusta especialmente el conjunto "Sicut locutus est", el cual está escrito en estilo antiguo. Se trata de la promesa de Dios a Abraham y a las generaciones venideras. Una voz transmite el tema a la otra voz, la siguiente generación, sobre la palabra saecula (por los siglos, por la eternidad) y se escucha entonces una lenta y sostenida melodía que traza en música la eternidad. Imposible componerlo mejor".
Miriam Feuersinger (soprano), Sophie Harmsen (contralto), Patrick Grahl (tenor) y Tobias Berndt (bajo) son los solistas encargados de acompañar al coro en estas presentaciones. Para Rademann es muy importante contar con los mejores cantantes, con quienes con sus voces puedan encajar con el sonido que pretende conseguir. "Esto es fundamental para mi interpretación de Bach y por eso los criterios de selección para el coro son muy estrictos. Nuestros solistas deben de ser destacados cantantes, pero a la vez tienen que poder fundirse con el conjunto. Estoy convencido de haber encontrado el elenco ideal para esto".
Gaechinger Cantorey-Internationale Bachakademie Stuttgart
Director, Hans-Christoph Rademann
Funciones, hoy y el lunes 4, a las 20.
Teatro Colon, Libertad 621.
Entradas, desde 200 pesos.
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