5 discos para redescubrir a Public Image Ltd.
La banda del ex Sex Pistols John Lydon toca el jueves en el teatro Vorterix; antes, un necesario repaso por su discografía
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Rey del punk y padre del post-punk, voz y cerebro de los Sex Pistols , John Lydon se presentará al frente de P.i.L. este jueves en el teatro Vorterix. Aquí un recorrido por los mejores cinco discos editados por la banda que lidera desde fines de los 70.
Public Image: First Issue (1978)
Grabado en dos estudios diferentes por problemas económicos, este disco no fue lanzado en el mercado estadounidense porque Virgin Records lo consideró en aquel momento inviable desde el punto de vista comercial. Piedra angular del post-punk, es el resultado del esfuerzo de Lydon por despegarse de los convencionalismos del rock, particularmente del sonido de Sex Pistols. La receta, que mezclaba dub espeso, rock progresivo y música atonal con letras oscuras y pesimistas, produjo un resultado indigesto para la mayor parte de la crítica especializada. Flotando libre sobre una línea de bajo simple y efectiva de Jah Wobble, Keith Levene se entrega en "Public Image", el primer corte del álbum, a una energética exploración sonora que influiría decisivamente en el estilo de grandes guitarristas como Johnny Marr y The Edge. Lydon canta con el desparpajo y la originalidad de siempre. La buena repercusión del single anunció un éxito que el disco, plagado de las obsesiones sexuales y religiosas de ese personaje incómodo que todos conocían como Johnny Rotten y para nada concesivo con los gustos dominantes, finalmente no tuvo. Una señal de independencia ideológica y artística del músico que empezaba a despegarse del mote de "invento de Malcolm McLaren", a quien además señalaba ruidosamente como "traidor egomaníaco".
Metal Box (1979)
Cocinado a fuego lento en una largo proceso de grabación desarrollado entre marzo y noviembre del 79, tuvo una primera edición (la famosa caja metálica del título) de 60 mil copias que se vendieron como pan caliente. Otra vez el dub es la columna vertebral, pero Lydon propone también su propia lectura de la música disco, le otorga un enorme protagonismo al bajo muy Funkadelic de Wobble y deja claro que la idea del estudio como un instrumento más no es un simple artilugio discursivo. Desinhibidamente agresivo con la industria del rock y hasta con su propio público, Lydon también apunta sus dardos envenenados contra la realeza británica, un enemigo favorito, y las autoridades eclesiásticas. A la distancia se observa mejor el sofisticado catálogo de influencias (Can, Captain Beefheart) que el ex cantante de Sex Pistols tuvo a mano para crear una música única, con lazos evidentes hacia un pasado selecto, inusitada para el presente que le tocó y con notoria proyección hacia el futuro. Aún hoy este disco contemporáneo de otros que grabaron bandas cruciales del rock de su época (Unknown Pleasures de Joy Division, Entertainment! de Gang of Four, Dragnet de The Fall) suena virtuoso y desafiante. Levene explota como multi-instrumentista, tocando batería, sintetizadores e incluso el bajo en la elegíaca "Radio 4", además de las singulares guitarras de aluminio Veleno que aprovecharía como nadie. En Estados Unidos fue lanzado en una edición convencional (nada de cajas metálicas) y con otro título, Second Edition.
The Flowers of Romance (1981)
En este tercer disco de P.i.L., bautizado con el nombre de una banda punk que habían tenido Sid Vicious y Levene y que también fue usado para una canción de Sex Pistols, el bajo y la guitarra ceden espacio a una catarata de baterías lacerantes e irregulares y una voz filtrada por los efectos y en plan de arenga constante. Empieza a quedar definitivamente claro que Lydon es un músico dedicado de lleno a la investigación sonora y que, como tal, su relación con un sello discográfico comercial se irá tornando cada vez más conflictiva. Temas como "Hymie's Him" –de inspiración notoriamente industrial–, "Under The House" y "Francis Massacre" son ejemplos contundentes de esa decisión. Lydon declara a la prensa que se toma su carrera como "una experiencia cultural" y desprecia salvajemente a los que lo contradicen. Ya en el primer track del álbum, la claustrofóbica "Four Enclosed Walls", está presente el espíritu de todo el disco: Lydon aúlla sus verdades en un ambiente tóxico y alienante martillado por una percusión incisiva y espástica.
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La soledad y el hastío con el mundo que lo rodea son los grandes tópicos de un álbum que tampoco tuvo equivalentes en su época (la industria se preparaba para recibir el cimbronazo de Thriller, de Michael Jackson, que había deslumbrado con Off The Wall un par de años antes) y que más de una vez fue señalado como un favorito por Kurt Cobain. Para sumar disonancias, Lydon se anima con el violín y el saxo, obviamente pervirtiendo sus timbres más usuales. Phil Collins quedó tan impresionado con las baterías de The Flowers of Romance que terminó llamando a Nick Launay, ingeniero de sonido del disco, para que trabajara en su debut solista, Face Value, editado también en el '81 y con muy buenos resultados en ese sentido. Un año antes, Talking Heads también había centrado su atención en las percusiones en el brillante Remain in Light, producido por un auténtico experto, Brian Eno, pero en un repertorio con mucha más miga pop, una zona de la que P.i.L. se había alejado sin remordimientos.
Album (1986)
No son pocos los que consideran a este disco como el mejor de P.i.L., probablemente porque, sin perder provocación ni energía, tiene temas que no espantan a los desprevenidos a la primera escucha, como los dos primeros tracks, "FFF" y "Rise", un hit –entendido en los términos de Lydon– que incorpora aires de folk celta y suele estar casi siempre presente en sus conciertos de los últimos años. Coniderado por él mismo como un disco solista con valiosos aportes de sesionistas invitados, cuenta con una lista de colaboradores que realmente impresiona: Bill Lasswell, Ginger Baker, Steve Vai, Tony Williams y Ryuichi Sakamoto, en ese momento estrella de Yellow Magic Orchestra, nombre clave del tecno-pop japonés. Se grabó enteramente en Nueva York y, según Lydon cuenta en el booklet, Miles Davis, quien trabajaba en esa época con Tony Williams y se acercó al estudio simplemente para curiosear, dijo que el cantante de P.i.L. usaba su voz como él su trompeta. Comparado con los tres primeros discos del proyecto de Lydon, suena más convencional, digamos. Pero dicho esto en el marco de una discografía completamente atípica y alejada de las exigencias de la industria. "Rise" también contiene la frase que Lydon terminó usando para titular una de sus imprescindibles autobiografías: La ira es energía. La otra, publicada unos años antes, se llama No Irish, No Blacks, No Dogs, otra idea cáustica y brillante inspirada en los carteles que solían poner algunos bares de Londres en la puerta de entrada cuando él era apenas un adolescente.
What the World Needs Now... (2015)
El último capítulo de la vida discográfica de P.i.L., al menos por el momento. Igual que con David Thomas en Pere Ubu y Mark E. Smith en The Fall, lo que empieza a ser determinante y distintivo en P.i.L. es la voz, más allá de una búsqueda musical que se mantiene viva pero es menos novedosa que antaño. Es un buen disco, pero ciertamente irregular y con algunas referencias de las que Lydon hubiera renegado no hace mucho: en "Double Trouble" parecen revivir los Sex Pistols, y "The One" podría perfectamente haber sido parte de Combat Rock, de The Clash, quizás la banda más ninguneada por el ex Johnny Rotten. En "Bettie Page", en cambio, hay un clima de rockabilly nocturno y sugestivo que recuerda a The Cramps, pero Lydon hace la diferencia variando de registro vocal a lo largo del tema con sorprendente ductilidad. De todos modos, es innegable que en medio de la oleada del reiterativo revival post-punk de los últimos años, plagada de epígonos descartables, un álbum con tanta variedad del padre indiscutido del género se distingue con autoridad y convicción. Difícil que Lydon produzca un fiasco a esta altura.
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