Alejandro Lerner y una emotiva celebración por los 35 años de “Todo a pulmón”
Celebrar el aniversario de algún álbum emblemático se ha convertido en un fenómeno que no conoce de banderas ni fronteras. Más allá del tamiz nostálgico que, sin dudas, esta tendencia puede llegar a implicar, no son pocos los músicos ni las bandas de rock (y mucho menos sus seguidores) los que ven con buenos ojos la idea de salir de gira para volver sobre sus pasos e interpretar de manera completa el material de su obra más exitosa y acabada.
En 1983, y tras un auspicioso disco debut, el por entonces muy joven Alejandro Lerner consolidaba su figura como músico, cantante, pianista y, sobre todo, como compositor de la mano de "Todo a pulmón", un segundo trabajo discográfico conformado por temas que, con el tiempo, se convertirían en clásicos no sólo de su propio repertorio sino del cancionero popular argentino. Con letras profundas, aunque no exentas de algún toque de acidez e ironía y una variedad estilística y rítmica que lo marcaría de por vida, este fanático de los Beatles, Stevie Wonder y Elton John accedía así a un lugar destacado dentro del rock local y cumplía su sueño de tocar por primera vez en el teatro Gran Rex.
35 años después de aquel suceso, Lerner regresó a esta sala de la avenida Corrientes y dio el puntapié inicial de un tour nacional e internacional con el que revisita precisamente ese álbum consagratorio. El soplo confesional y sincero de "Para quererme bien", "Conclusiones de mi vida" y "Canción de fama para no dormirse"; la densa estela rockera de "Todas esas cosas sin respuesta"; "La isla de la buena memoria" con su sentido y doloroso recuerdo de la guerra de Malvinas y el espíritu entre juguetón y country de "Estoy esperando un cuento" documentan la vigencia de estas composiciones que su autor transporta al presente pero no como un mero repaso retrospectivo sino refrescadas con novedosos arreglos y cambios de ritmo.
A sala llena en el @teatrogranrex #TodoAPulmon35Años
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Estuvo acompañado por una amplia pantalla como telón de fondo, que intercaló momentos del show con imágenes de bosques nevados, paisajes paradisíacos, fotos familiares y flashbacks de su trayectoria. Contó también con el apoyo de una sólida banda en la que confluyeron talentosos y experimentados músicos como Gringui Herrera y Hugo Méndez (guitarras), Jorge Alfano y Pablo Santos (bajos), Manuel Caizza (batería) y Marcela García Ibáñez (coros). Así, el creador de "Por un minuto de amor" se ubicó en el centro del escenario y, detrás de su piano, llevó adelante un emotivo concierto con la solvencia y el profesionalismo que lo caracteriza. Conservó intacto su reconocido registro vocal y generó una complicidad a prueba de balas con el público que colmó el Gran Rex.
Climas tan disímiles como los que generan "Parte del milagro", "Nena neurótica", "Hope", "No hace falta que lo digas" y "Secretos", entre otros, evidencian un eclecticismo musical que, en su caso, es algo así como un estandarte que flamea bien en lo alto y sin perder identidad ni espontaneidad. Artista siempre curioso e inquieto, Lerner edificó una carrera sin sentirse nunca intimidado por los prejuicios y, en lugar de respetar los moldes o las etiquetas, él prefirió quebrar con eso y experimentar con el blues, el reggae, el funk, la balada y el bolero sin ponerse colorado ni sentirse menos rockero que el resto. Y eso fue factible dadas sus incursiones por la música para obras de teatro, incluso infantiles, composiciones para otros intérpretes y su inocultable devoción por el rock sinfónico y el jazz fusión en la senda de Chick Corea. Todo ese cúmulo de información, experiencias e intercambio con otros artistas decantó en un estilo personal pero abierto a la diversidad de rumbos y tendencias. Eso es lo que se reflejó sobre el escenario.
Aprovechando el renovado boom mundial por Luis Miguel generado a partir de la exitosa serie sobre su vida, Lerner recordó uno de sus temas compuestos para el astro latino y despegó al público de sus butacas con una contagiosa versión de "Dame". Las siempre prolijas y afinadas voces de Los Tipitos engalanando clásicos como "La balanza del bien y del mal" y "Mil veces lloro" en calidad de invitados; las palabras justas y certeras sobre la actualidad nacional enmarcadas en "Carta por la dignidad del hombre"; el perfume a balance de "Los sueños del ayer" junto a la veta romántica de "Amarte así" y "Después de ti" más "Volver a empezar" conformaron varios de los grandes pasajes de un espectáculo que tuvo su momento supremo a la hora del leit motiv de la velada: el por todos coreado "Todo a pulmón", una oda que invita a esforzarse, a salir de la zona de confort para dar lo máximo de uno mismo y que, tres décadas y media después, no pierde actualidad.
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