Benito Cerati: la cuenta pendiente que pudo saldar en su nuevo disco, su canción más “catártica” y los músicos que más lo marcaron
El hijo de Gustavo Cerati y Cecilia Amenábar lanzó En el ciber, el segundo volumen de una trilogía de discos que se ocupa de la deshumanización y la hiperconectividad
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Cae la tarde de un intenso día laboral y Benito Cerati deleita a los presentes con un intenso DJ set disparado desde la cabina de un coqueto y pequeño boliche de Villa Crespo. El pretexto de ese concurrido encuentro devenido en fiesta no es otro que el de escuchar el material que da vida a En el ciber, el flamante segundo volumen de la trilogía futurista iniciada el último año con ¡Viva la devolución!
En ese primer capítulo que despertó elogiosos comentarios tanto de los medios especializados como del público y en donde evidenció además una notoria evolución musical, el exlíder de Zero Kill había posado su mirada sobre el uso excesivo e indiscriminado de las redes sociales, el poder de la tecnología dominándolo todo y el individualismo extremo que ello genera.
Algunas semanas después de aquel evento, la escena se traslada a la sede que la discográfica Sony posee en Palermo. Es allí donde, distendido, seguro y plenamente satisfecho con su nuevo álbum, el músico recibe a LA NACION.

“Esta vez me interesó indagar en cómo sobreviven el amor y el afecto en esta era tan poco personal y en la que todo pasa por WhatsApp. El disco anterior tenía un perfil más social y global. Aquí la mirada es mucho más personal, apunta al uno a uno, al individualismo, al hedonismo como forma de escapismo y a esa cosa de considerar al otro más como una pieza de ajedrez que como un ser humano”, detalla Benito Cerati para luego completar: “De todas maneras, ninguno de los dos álbumes es tan explícito en sus letras; más bien, todo es muy ambiguo y sugiere situaciones. No así los videos, donde todo aparece como más obvio. Quizás ‘Artificial’ sea el tema más claro en ese sentido, que habla de las relaciones utilitarias, de esa sensación de ‘me usás pero yo también te uso’. Y por otro lado, está ‘Ultrademente’, que apunta a la toxicidad, al placer inconsciente que a veces encontramos en ese tipo de relaciones masoquistas. Igualmente, y más allá del tenor oscuro y denso de este disco, siempre trato de evitar la solemnidad y de no perder el humor”.
- ¿El disparador de todas estas cuestiones partió de experiencias propias, de terceros o son sólo simples observaciones tuyas al respecto?
- Excepto “Artificial”, que es la más ficticia y caricaturesca, cada una de las canciones de este disco partieron de todas esas opciones, tanto de historias de terceros como de situaciones muy íntimas y personales.
-Y en ese contexto aparece “Beni”, una canción autorreferencial y en la que te exponés de un modo muy vulnerable.
- Sí, fue algo muy catártico. Necesitaba hacerlo porque, en cierto punto, creo que escribir sobre capítulos que uno precisa cerrar ayuda mucho a aliviarse. Al menos, eso fue lo que me pasó a mí. Recién después de componer el tema sentí que por fin había cerrado esa relación de una vez y para siempre. Me parece que fue un muy buen ejercicio bajar al papel y convertir en música algo tan íntimo y personal. A medida que avanzaba con la letra, en la que incluí una conversación textual que tuve con alguien y en la que no maquillé ni disimulé nada, sentí que no había otra opción que titularla con mi nombre. Nunca me abrí tanto ni fui tan directo en una canción como en “Beni”.
–Por eso la cantás solo...
–Por eso, en lugar de cantarla con alguien más decidí ponerme en modo actor y terminó siendo un diálogo entre dos pero con una sola voz. Colocarse en la piel de la otra persona y ver lo que realmente sintió, dejando de lado las razones propias, fue algo sano y que se conecta con el concepto al que me refería antes sobre la superficialidad de las relaciones en la actualidad. Ya nadie se pone en el lugar del otro y eso es lo que quise reflejar. A mí me nace hablar de lo que creo que hace falta: el afecto, el amor, la empatía y el entender al otro en estos tiempos de tanta ansiedad.

El pulso por momentos bailable y la preponderancia de pop electrónico que caracterizaron a ¡Viva la devolución! permanecen presentes en esta continuación discográfica. Sin embargo, bajo una atmósfera un tanto más oscura y opresiva, la propuesta musical se expande ahora hacia los territorios del ambient y del drum & bass, combinando bases rítmicas de cortes abruptos con profundas y densas líneas de bajo, saxos deformes, orquestaciones de cuerdas y guitarras saturadas al máximo, que le aportan un tinte rockero en la senda de The Prodigy (particularmente en “La ley de la selva”).
A lo largo de 21 minutos repartidos entre siete temas de variados climas y con pasajes de alto vuelo como “Artificial”, “Ultrademente” y “Caras conocidas”, el artista de 32 años logró plasmar una obra atractiva, contundente y que a la vez lo consolida definitivamente dentro de la escena local.
“Siempre tuve una cuenta pendiente que recién ahora pude saldar y era la de producir mis propias canciones. Ya trabajé con otros productores que me entendieron y me bancaron mucho pero llegó un momento en que quería ir para otro lado e intentarlo por mi cuenta. Antes solía pasarme que tenía en la cabeza lo que exactamente quería decir pero no podía plasmarlo o comunicárselo a la gente que sabía cómo llevarlo a cabo. Entonces, una vez terminada la cuarentena armé mi propio estudio, me metí a estudiar producción y comencé a hacer mis temas solo y sin productores asociados”, explica Cerati.
“Lo que quería plasmar musicalmente para este álbum era ese péndulo entre lo frenético, lo agresivo y lo atmosférico: pasar de algo al estilo Massive Attack hacia Nine Inch Nails y viceversa. A mí me gusta mucho el drum & bass antiguo, el jungle de los comienzos y toda esa movida UK. Yo era muy fan de Goldie, de The Prodigy y de Portishead que, a pesar de sus diferencias, todos tenían en común unos graves muy profundos y pesados. Siempre fui muy nostálgico de ese sonido de los noventa. Y si bien yo ya había tenido algún approach con Zero Kill ahora intenté llevarlo al extremo. Y creo que en este disco lo logré”.
-¿Te sentís más cerca o más identificado con los artistas emergentes antes que con los consagrados dadas las colaboraciones de BB Asul y Dante Bruni en este álbum como de Blair y G.U.R.I.S.E. en el anterior?
-Tiene que ver más con lo que me pide cada canción antes que con el origen o la procedencia del invitado. Me di cuenta de ello especialmente desde que asumí el rol de productor: escucho un tema y siento que no lo tengo que cantar yo o que mi voz no encaja. Eso es lo que pasó con “Ultrademente”; hay fragmentos en los que canto yo pero BB Asul tiene una gran participación porque sentí que la canción era mucho más delicada y que precisaba de una voz más aguda y femenina. Además, ella en sus propias composiciones suele abordar temas tóxicos. Así que, un poco en serio y otro poco en broma, no dudé un segundo en convocarla y decirle que esa canción era ideal para ella. En líneas generales, me voy moviendo por sensaciones. De todos modos, en el pasado también trabajé con nombres más conocidos como Marilina Bertoldi o Hilda Lizarazu. Nunca descarto nada. Todo depende de la canción.

- ¿En qué momento de tu carrera llega En el ciber considerando las favorables críticas surgidas alrededor de ¡Viva la devolución!, el álbum anterior?
-Siento que En el ciber es todo un riesgo, justamente porque toma más de mi parte artística en lugar de la estructura habitual donde te queda el estribillo dando vueltas en la cabeza como ocurrió con algunas canciones del disco anterior. Este álbum no es tan directo, es más complejo, elaborado, experimental, sentimental y sin concesiones.
- ¿Creés que a partir de Shasei, tu primer álbum solista lanzado en 2022, encontraste tu propio espacio como artista y a su vez eso hizo que muchos dejaran de lado las comparaciones, los parentescos y los legados para concentrarse por fin en tu figura y en tu música?
- Algunas personas sí. Pero sé que muchas otras nunca van a poder separarme o quitarme de ese lugar. Y está bien. Lo entiendo perfectamente porque el contexto es así y la realidad es esa. Pero jamás compuse un tema especulando con esa situación. Creo que con ¡Viva la devolución! finalmente encontré mi propio lugar, pero tampoco quiero quedarme solo en eso porque sé que en algún momento me voy a aburrir del drum & bass y apuntaré hacia otro lado. De lo que sí estoy seguro es que al fin logré plasmar mi propio sonido, mi manera de producir, de trabajar y ahora sé cómo armar mis canciones sin ser tan barroco, ornamentado o tan volado. Me di cuenta que antes le escapaba a las estructuras del pop, a los estribillos pegadizos y las buenas ideas se desvanecían o se perdían en un mar de arreglos complicados. Todo era muy intuitivo y puro experimento. Pero a la vez siempre me gustaron las canciones. Es más, me fascina Madonna, entonces por qué no incurrir en ese costado pop que sé que lo tengo. ¿Dónde estaba escondido? Así fue que decidí apuntar hacia algo más accesible.

-David Bowie marcó un antes y un después en tu formación musical, pero a juzgar por la remera que llevás puesta, Michael Jackson también sigue siendo uno de tus grandes referentes. ¿Conservás aún el mismo fanatismo por él como cuando eras un niño?
-Absolutamente. Michael Jackson me parece un genio. De todos modos, yo no lo descubrí con Thriller ni con Bad sino con Dangerous. Ese disco me voló la cabeza durante toda mi adolescencia. Tenía un sonido impresionante, casi industrial y siempre gravité alrededor de esos detalles ruidosos y metálicos. Es su álbum más sucio, agresivo y por momentos sentía que tenía cosas de Ministry. Recuerdo que me preguntaba: “¿de dónde saca todos esos sonidos tan raros?”. Sinceramente, estaba muy flasheado con su búsqueda en ese disco. Y lo mismo me pasa aún con Bowie. Lo que más me gusta de él es cuando camina por esa delgada línea entre ser pop y ser avant garde y esa cosa de reinventarse constantemente. Creo que Madonna o incluso Primal Scream también lograron cambiar y evolucionar sin dejar nunca de ser ellos mismos. De todos modos, nadie lo hizo como Bowie. Gracias a él conocí a Nine Inch Nails y a Trent Reznor, que hoy en día es mi máximo referente.
- Volviendo a tu música ¿Ya tenés alguna idea de por dónde va a transitar el álbum que completará esta trilogía?
- Sí. Ya hay varias canciones terminadas pero quizás se sumen otras a último momento. Va a ser el álbum más largo, el de mayor cantidad de temas y a nivel sonoro seguirá la línea de los dos anteriores, pero mucho más power todavía.
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