
Canciones con aire folklórico
El cantautor tucumano, más cerca de Drexler que de Yupanqui
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Con un lirismo original, el cantautor tucumano Topo Encinar se convirtió en un referente de la nueva generación dentro del movimiento independiente de folklore. Por su marcada identidad y su forma de componer -la filosa ironía, el gusto por la canción como género y los colores de zambas, chacareras y cuecas, con tufillo a rock-, el músico se transformó un renovador de la escena tucumana.
"Siempre me gustó esa onda del rock de no hacer covers. Para mí, esa siempre fue una gran virtud del rock de acá y por eso, desde que empecé con mis grupos o como solista, me gustó salir a cantar mis propios temas. Como contrapartida sería bueno que alguna vez los rockeros hicieran más covers y los folkloristas compusieran más. Este país tiene un gran caudal de compositores de canciones, que sobre todo se nota en el rock. Al folklore le falta abrirse y recuperar ese espacio", dice el músico taficeño, que esta noche tocará en el ciclo Nuestas Músicas, en el teatro Luz y Fuerza.
Integrante de grupos como Mulalma y organizador del Encuentro de Músicos Independientes, el pianista, cantante y compositor nacido en la pequeña ciudad de Tafí Viejo (zona de ingenios y ferrocarriles), es el continuador urbano de un eslabón generacional de impresionantes creadores tucumanos como el Chivo Valladares, los Hermanos Núñez, Pato Gentilini, Osvaldo Costello, Juan Falú, Néstor Soria, Rubén Cruz y, más acá, Lucho Hoyos. "Después de descubrir a autores tucumanos que yo no tenía ni a palos, como el Chivo, el Pato y Los Núñez, me decidí a mostrar mis temas. Al principio me daba pavor, pero ellos también me contagiaron las ganas de cantar mis propias canciones", cuenta.
Moneda corriente
En un género en el que los apodos son moneda corriente, Encinar no dudó en bautizar su segundo disco solista De Topo un poco, jugando con ese humor que aparece en sus composiciones como una forma de desacralizar el folklore. "No es algo tan pensado, sino que esa forma de escribir sale naturalmente. En Tucumán somos muy irónicos y nos gusta reírnos de nosotros mismos y de nuestro entorno. Pepe Núñez era muy irónico y el Cuchi Leguizamón, también. Incluso Félix Dardo Palorma tiene muchas cosas de humor en sus temas. Es algo que no se ha desarrollado mucho en el folklore. Me parece divertido que tenga esa veta y salga un poco de ese lugar solemne, de saco abrochado y estética aburrida. No me gusta que sea todo tan lineal; me aburre. Me encanta ver tipos que se ríen arriba del escenario. Yo hago lo mismo. Veo una cosa que es trágica y usado en un contexto humorístico puede llegar de otra forma, como el tema «Con el culo en la mano»".
-¿De qué habla?
-De Buenos Aires, vista con los ojos de un tipo provinciano, de una ciudad chica como es Tafí Viejo, y que llega a esta ciudad, donde hay otra temporalidad, otra forma de viajar en "bondi", y pasan cosas rarísimas como que saquen a pasear los perros de a treinta. En Tucumán los perros andan solos.
Las canciones de su nuevo disco maduraron durante tres años, entre esos viajes que el músico hacía entre Tafí Viejo para ver amigotes y su residencia temporaria en Buenos Aires. En esas estadías entre un sitio y otro, el cantautor forjó un disco de canciones de corte urbano. "Es un disco menos folklórico que mi trabajo anterior, Apaganoches. Son canciones, pero que tienen un color de zamba, vidala o chacarera."
Más cerca a la intimidad de Drexler, los colores pop de Lisandro Aristimuño o la mansedumbre regional de un Seba Ibarra, Encinar navega entre su provincianía y esa adolescencia como seguidor de Spinetta, Charly García, Fito Páez y Cerati, "Hasta los 15 años casi no había escuchado folklore. Discos como el de la MPA o el primero de Liliana Herrero fueron fundamentales para mí. Me gustaban porque hacían un folklore de color rockero. Creo que eso estaba guardado en mí, y lo que me sale es así: canciones con color folklórico."
El disco también es el reflejo del largo caminar de un músico independiente y de su descubrimiento de otros ambientes musicales. "Es como una muestra de todo lo que me ha ido pasando, de la información que uno va recibiendo -dice, estirando las vocales como si se estuviera desperezando- que son cosas que hacen que uno despegue de lo netamente folklórico con respecto a la ortodoxia. A mi generación no le pasa lo mismo que al tipo del campo. Yo escribo el paisaje que veo, y lo que veo es esto."
-¿Sentís que pertenecés a una generación más interesada en la canción que en los ritmos netamente folklóricos?
-Ojo: no tengo nada en contra de la morfología clásica del folklore. Conozco bastante de eso y lo hago simplemente con naturalidad. No es que estoy buscando salirme de algo; simplemente me pinta así. Si me sale una chacarera derecha, la hago sin problemas. Creo que se está yendo a una forma distinta y nos sentimos más cerca de Drexler que de Yupanqui, aunque los escuchamos a los dos.





