
Charles Dutoit: una sana costumbre
El notable director suizo regresa al Teatro Colón por tercer año consecutivo para dirigir "El oro del Rin", de Wagner; un concierto con la Filarmónica y dar clases
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Se ha transformado en uno de los hábitos más saludables del Teatro Colón. Desde 2002, primero con la Orquesta Filarmónica y, desde el año pasado, también con la Orquesta Estable, Charles Dutoit, uno de los más grandes directores de orquesta del presente, regresa periódicamente para hacer la mejor música en el primer coliseo argentino.
Y, lo seguirá haciendo hasta 2007, ya que será el timonel de una nueva producción de "El anillo del nibelungo", la tetralogía de Richard Wagner que, a razón de un título por año, comenzará a conducir desde el martes próximo en el Teatro Colón.
Hoy se trata de una de las pocas cosas seguras que la sala lírica porteña tiene de su programación futura. Es que, para Dutoit, la tetralogía es uno de los pocos grandes desafíos que le quedan por afrontar y que -como reconoce con franqueza en diálogo con LA NACION- no es sencillo, aún para él, obtener una invitación de este tipo. "Se trata de un repertorio que los directores musicales de los teatros de ópera suelen reservarse para sí mismos", señala en su fluido castellano. Por eso asegura, que, en lo que a él se refiere, el Colón puede contar con su presencia también para las próximas tres temporadas.
Visita de lujo
Es sin duda una visita de lujo y fructífera ya que se completa con un concierto sinfónico (su indudable especialidad) y clases para jóvenes colegas.
Desde que llegó, Dutoit trabaja en doble jornada. Por la mañana, ensaya con la Orquesta Filarmónica, con la que, esta noche interpretará "Petrouchka", de Stravinsky, en la versión original de 1911, junto con el Concierto para violín de Szymanowski, y "Pelléas et Mélisande", de Gabriel Fauré. La semana próxima seguirá con los filarmónicos porteños, pero como docente de una nueva edición de clases magistrales . Por la tarde, trabaja con la Orquesta Estable para dirigir "El oro del Rin", el prólogo de la tetralogía wagneriana que se iniciará el martes próximo.
-Por qué decidió hacer la tetralogía aquí?
-Hace como treinta años que vengo a Buenos Aires. En estos últimos años vine para ayudarla a Martha (Argerich) con su festival. En la Argentina no hay mucho dinero para los cachets, pero no es una razón para no venir. Los empresarios en el mundo van donde hay plata. Para mí no hay problema porque no tengo empresario y hago lo que me gusta.
-¿Desde que dejó la dirección de la Orquesta de Montreal trabaja como free lance. Cuántos conciertos por año dirige?
-No doy más de 100 conciertos por año, antes eran150.
-¿Cómo los elige?
-Veamos. Tengo una temporada en América del Norte de casi cuatro meses. Son 16 semanas con 4 conciertos por semana, lo que da 56 funciones. También estoy en Japón, seis semanas por año, allí son otros 20 conciertos. Y luego tengo giras. Fui a Japón con la Filarmónica Checa; a Estados Unidos con la Royal Philharmonic, más invitaciones puntuales de la Filarmónica de Berlín, por ejemplo.
-De esas 100 presentaciones, ¿cuántas son de ópera?
-Pocas. Justamente, hice "La condenación de Fausto", de Berlioz, en Berlín. Tengo muchas invitaciones, pero no las acepto. Por ejemplo, Muti me invitó a la Scala varias veces, pero implica dedicarle seis semanas para hacer "La traviata". Si vengo a Buenos Aires es porque me gusta el repertorio que me ofrecieron. A Wagner lo conozco bien, pero lo hice siempre en versión de concierto y nunca con escena.
-"El holandés errante" del año pasado generó polémica por la régie y la escenografía. ¿Cuál es su relación con los puestistas?
-No conocía al régisseur, no tengo mucho que hacer.
-¿Le da lo mismo?
-Es difícil, porque un Wagner tradicional, en el estilo del siglo XIX, no se puede hacer más. Pero ahora hay versiones modernas demasiado increíbles: Mozart en las calles de Nueva York, y la música es lo importante. Hacer "El holandés errante" en el aeropuerto de Ezeiza no lo entiendo. Pero hubo mucha gente que dijo que estaba bien. No me molestó, era una versión moderna.
-¿Participa en la elección de los cantantes?
-Me gustaría hacerlo. Sé que aquí no tienen el dinero para los cantantes wagnerianos que conozco, que cuestan mucho. Conozco a varios de los que están ahora porque estuvieron el año pasado. Las tres chicas del Rin son muy buenas. Mozhaev, el ruso que hizo el holandés, ahora canta Alberich. Para mí es mejor encarar este repertorio con cantantes que conocen el idioma, porque es muy importante en Wagner. Aquí tenemos un elenco internacional, dos norteamericanos, argentinos, rusos, pero es lo que ocurre en todos lados. Recuerdo en 1964, en Viena, antes de la salida de Karajan. Era fantástico porque tenías un grupo de cantantes de la misma escuela.
-¿Tiene un sonido en mente de lo que quiere lograr con Wagner? ¿Cómo se transmite?
-A los cantantes es difícil, porque no se les puede cambiar la voz. Hay que buscar el intérprete con el sonido que se quiere. El sonido de la orquesta sí se puede modificar. La Estable puede tocar muy bien, sólo hacen falta ensayos para transmitir el sonido que pretendo.
-¿Encuentra diferencias entre la Estable y la Filarmónica?
-Es difícil comparar, porque hice ópera con uno y sinfónico con otro. Con la Filarmónica tengo más experiencia.
-¿Qué repertorio le falta hacer?
-Durante los 25 años que estuve en Montreal hice 2358 obras. Lo sé por la computadora. El repertorio sinfónico lo conozco bastante bien. Me gustaría hacer cosas que no conozco. Dentro de la ópera, Wagner es lo que más me interesa hacer con puesta. Además de la tetralogía quisiera "Tristán e Isolda" y "Parsifal".
-Usted también tiene una amplio catálogo discográfico. ¿Cómo está la situación de la industria?
-No se graba más. Mi casa, la Decca, está desapareciendo. Hay que cambiar de sistema, evidentemente, porque ya no hay interés, hay demasiados discos en el mercado. Lo último que hice fue un CD en Grecia con obras de Theodorakis en ocasión de las Olimpíadas y otro con la violinista Akiko Suwanay, ganadora del Premio Tchaikovsky de 1990. Creo que llevo hechos 179 discos. Es suficiente. Sí me interesa hacer algo nuevo, como para ayudar a los compositores.
-¿Por ejemplo?
-Conozco a varios. En Tokio hicimos una serie de comisiones de obras orquestales a Penderecki, Mac Millan, Gubaidullina, Lieberman y Okosawa. Me parece que mejoró el rapport entre los compositores de hoy el público, que se había perdido en los 60 con Boulez y la escuela de Darmstadt. Ahora tenemos muchos compositores, muy buenos y de escuelas realmente diversas.
Para agendar
- Hoy, a las 20.30, Dutoit dirige a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (OFBA). Obras de Fauré, Szymanowsky (Concierto para violín, con Chantal Juillet como solista) y Stravinsky.
- Desde el martes próximo conducirá cinco funciones de "El oro del Rin", nueva producción escénica de "El anillo del nibelungo", de Richard Wagner.
- Desde mañana y hasta el miércoles próximo dictará un curso de dirección orquestal, que culminará con un concierto de los participantes con la OFBA, el jueves próximo.






