El eterno escollo de la gran urbe
Un año atrás, Vilma Palma e Vampiros regresó con buena parte de la formación que, a principios de los 90, disfrutó de la bonanza del público (primero argentino, luego de América latina y de la Estados Unidos latina) a caballito de hits como "La pachanga". Más allá de subsistir todo este tiempo con músicos que entraban y salían de la banda, los rosarinos se mantuvieron lejos de Buenos Aires, la parada más difícil de todas las que enfrentaron. Algo parecido le sucedió a Los Enanitos Verdes, una banda que esta temporada celebra los 30 años de vida y que, tras sus hits de los 80, se alejó cada vez más de la ciudad que descansa al pie del Río de la Plata. Es más, hace una década que no tocan en Buenos Aires y el sábado 6 de septiembre cortarán esa racha.
"Nunca nos separamos", dispara el Pájaro Gómez, un rosarino de ley que integró una banda con Fito Páez hacia fines de los 70, en los 80 tocó la batería en Identikit y luego fundó el grupo del que nunca se desprendió. "Se produjeron baches -agrega-. En 2001 me fui a Estados Unidos con el bajista (Gerardo Pugliani), grabamos Vuelve a comenzar y nos quedamos dos años y medio. Cuando regresamos rearmamos la banda con Karina (Di Lorenzo; coros) y el Oveja (Gonzales; batería) más cuatro miembro nuevos." Y en esta nueva etapa Buenos Aires parece, finalmente, recibirlos con los brazos abiertos. Hicieron dos shows en el ND/Ateneo y mañana irán por una tercera función que no estaba en sus cálculos. Es más, algunos comentarios valoran hoy a su música más allá del rol festivo que la caracteriza. "Si (la letra de) «La pachanga» hubiese estado en inglés habrían influenciado a Oasis", escribió Ciudad.com .
Para el Pájaro, Vilma Palma pasó a ser un grupo de culto. "No somos una banda mediática como Maná", asegura. Y ese supuesto culto está sostenido por los viejos hits, que hoy llegan a oídos de una nueva generación.
La historia de Los Enanitos Verdes es bien distinta. Miembros de la generación del 80 del rock argentino, nacieron en Mendoza y encontraron en América latina un terreno fértil para desarrollarse más allá de la "primavera alfonsinista".
Radicado en México, en el desierto de Sonora, Marciano Cantero habla con entusiasmo del regreso al país. Y lo hace con una mezcla de tonada mendocina y vocablos mexicanos. "Hay cosas que no tienen mucha explicación -admite Cantero, puesto a reflexionar sobre los diez años de ausencia en Buenos Aires-. Lo maravilloso fue que nosotros la Argentina la recorrimos completa y que, al mismo tiempo, desarrollamos una carrera en el exterior. Después sufrimos un parate en el país como tantas otras bandas y pudimos seguir girando por América."
En estado permanente de gira, Los Enanitos Verdes vienen de tocar en los últimos meses en Chile, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Santo Domingo y en Colombia. Felipe Staiti (guitarra y coros) y Daniel Piccollo (batería) viven en Mendoza y se reúnen con Cantero en la primera parada de cada uno de sus extensos tours. "Ya no hace falta que nos juntemos a ensayar todo el tiempo, sobre todo porque tenemos muchos shows por año. Lo que hacemos nosotros sí que es recorrer las venas abiertas de América latina. En Esmeralda, un pueblo de Colombia, nos dijo el taxista que allí la gente de las FARC se mueve sin problemas; y en Bogotá, tocamos en un festival en el parque Bolívar para 50 mil personas, en el cumpleaños de la ciudad. Y guardamos muchas experiencias como éstas. Estamos felices de sentirnos embajadores de nuestro país."
Con nuevo disco, Pescado original , Los Enanitos Verdes vuelven a suelo porteño y luego seguirán viaje al interior del país.
Para agendar
Vilma Palma e Vampiros, la banda rosarina repasará sus hits
Teatro ND/Ateneo, Paraguay 918. Mañana, a las 23.30. Entrada, desde 30 pesos.