Fusión de estilos, cantautores y proyección internacional; el festival brasileño que promueve artistas de las escenas indies y alternativas estuvo dedicado a Violeta Parra
El Mapa de Todos, el festival que promueve la integración latinoamericana a través de la música, llegó a su 7ª edición, realizada en la ciudad gaúcha de Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul. En esta oportunidad, el lugar elegido fue el Theatro São Pedro, el más antiguo de la ciudad, un bello edificio colonial fundado en 1858, con capacidad para 800 personas. Teniendo en cuenta las características del teatro, esta edición redujo la cantidad de participantes, que fueron dos por noche, excepto la última, que contó con tres artistas, reunidos por un eje conceptual.
La primera noche estuvo dedicada a grupos que encarnan la idea de integración que anima el Festival, a través de la fusión de estilos . El cuarteto acústico Yangos, de Caxias do Sul, integrado por acordeón, guitarra, piano y bombo legüero, interpreta un repertorio instrumental con ritmos del sur brasilero y el litoral argentino, como chamamé, chotis, milonga y rasguido doble, dotándolos de un notable empuje rítmico y despliegue escénico, que denota el origen rockero de algunos de sus integrantes.
Francisco El Hombre, integrado por músicos brasileños y mexicanos, fue la revelación del Festival. Con un baterista situado en el medio del escenario, más otros dos vocalistas - una mujer y un cantante de porte andrógino que recuerda a Ney Matogrosso en sus épocas de esplendor -, más un guitarrista y un bajista que parecen salidos de la banda de Captain Beefheart, cantan en castellano y portugués un repertorio propio que explota con una energía indómita. Pusieron a bailar a todo el teatro, con una frenética mezcla de ritmos del nordeste brasileño, afro y Latinoamérica, y letras plenas de idealismo indie. Estos elementos, sumados a una presencia escénica arrasadora, convierten a Francisco El Hombre en una fuerte promesa para todo el sur del continente.
La segunda noche tuvo como eje a una dupla de cantautores intimistas, contrastando con el carácter extrovertido de la jornada inicial. La cantante Carmen Correa, mostró una voz inusualmente expresiva, en temas propios con una fuerte carga dramática, en algunos casos abordando temáticas de género. Su teatralidad puede recordar a la Maria Bethania de los comienzos.
El uruguayo Daniel Drexler es un conocido del público argentino, y tiene mucha convocatoria en Porto Alegre, donde la audiencia hizo un silencio casi religioso para escuchar temas extraídos de sus últimos álbumes - especialmente Mar abierto, de 2012 -, más algunos estrenos pertenecientes a un nuevo CD que está grabando actualmente en Río de Janeiro. Entre ellos “Palermitana”, que se refiere al barrio montevideano cuna del candombe (no el porteño).
La noche de cierre tuvo como indudable protagonista al grupo brasileño con mayor proyección internacional en la actualidad, Boogarins, cuyo público colmó las instalaciones del teatro. Antes estuvo Zudzilla, un rapper gaúcho natural de Pelotas, que se presentó acompañado de otro vocalista y un DJ, con bases fuertemente apoyadas en samples de soul de los 60, y una temática claramente regional. Fue la primera vez que el São Pedro albergaba un artista de hip hop, lo cual convirtió su actuación en un acontecimiento.
A continuación se presentó la banda colombiana Romperayo, que fue otro de los highlights de El Mapa de Todos. Liderada por el baterista Pedro Ojeda, que también integra Los Pirañas y Frente Cumbiero, su combinación de ritmos folclóricos colombianos (cumbia amazónica, porro, palenque, puya) con rock, electrónica y psicodelia es absolutamente irresistible. Pedro suena como si fuera un baterista y una sección de percusión al mismo tiempo, y su rítmica contagiosa hace que los cuerpos no paren de moverse al compás de temas como “Zumo de naranja”, “La linterna”, “Aníbal vuélvela a meter” (homenaje al gran acordeonista Aníbal “Sensación” Velázquez), “Que viva la vida pero que muera la muerte”, “Afterpartis en colegios”, y el “estreno mundial” de “Los marihuano boys”.
Boogarins, la banda de Goiania, sumergió al público en una verdadera liturgia psicodélica, un encantamiento del que el público pareció despertar sólo cuando culminaron sus 80 minutos de show. Si bien se los suele comparar con Os Mutantes, por el delirante vuelo tropicalista, y con Love, por su composición multirracial y melodías con aires étnicos, quizás el paralelo más aproximado de Boogarins en esta etapa sea con el primer Pink Floyd. Las improvisaciones de forma libre en las que se sumerge el grupo en forma colectiva, incluyendo al cantante procesando su voz como si fuera un instrumento más, traen a la memoria los días experimentales de Floyd con Syd Barrett, añadiéndole un toque moderno en la instrumentación que no excluye la electrónica, a la manera de Tame Impala o The Flaming Lips. Una buena descripción del hechizo que despliegan es el título de su reciente álbum en vivo, “Desvío Onírico”.
La nueva edición de El Mapa de Todos confirmó que es un evento cuyas propuestas mutan permanentemente, a la vez que se mantiene fiel a su premisa en de ser una gran plataforma de lanzamiento de artistas de la escena indie y alternativa, y funcionar como puente de unión de la música latinoamericana. Esta vez, el Festival estuvo dedicado a Violeta Parra, al cumplirse 100 años de su nacimiento, y varios artistas incluyeron en su repertorio algún tema de la gran compositora y cantante chilena.
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