Thom Yorke sigue la esencia de su ánima en un mundo distópico
El ánima de Thom Yorke está en pena, encerrada en un mundo distópico, rodeada de tecnología utilizada en contra del ser humano, sin salida a la vista. Es más: la metáfora de la pared de ladrillos que tanto usfructuó Roger Waters desde hace cuarenta años aparece en Anima, el tercer álbum solista del cantante de Radiohead, desde el inicio. "No puedo respirar, no puedo respirar", canta mientras vislumbra "una pared de ladrillos" en el primero de los nueve tracks, "Traffic".
De allí en más, 48 minutos de ansiedad electrónica y loops fragmentados creados en su computadora personal y trabajados junto a su otro coequiper compositivo cuando se trata de obras por fuera del colectivo Radiohead, el productor y amigo Nigel Godrich.
Musicalmente más abierto que el claustrofóbico Tomorrow's Modern Boxes (segundo disco con su firma, de 2014), Anima logra un todo conceptual partiendo de microhistorias sonoras que son todo un universo en sí mismas. Así, Yorke puede pasar del paranoico "Twist" al minimalismo encantador de "Dawn Chorus" (pieza incrustada en el corazón del álbum, que los seguidores de Radiohead ya escucharon como outtake de la época de In Rainbows) y salir de allí sin intervalos con "I Am A Very Rude Person", su canción más redonda en el estricto significado de la canción.
El pulso repetitivo de "Not The News" bien podría entenderse a estas alturas como un clásico Yorke. De allí probablemente haya sido el escogido para abrir el clip de 15 minutos que acompañó la salida del álbum, con dirección del prestigioso cineasta Paul Thomas Anderson, los protagónicos del cantante y de su pareja actual (la actriz italiana Dajana Roncione) y exclusivamente difundido a través de Netflix. ¿Guiño, cinismo o ironía autorizada en el mundo corporativo, sobre el que el músico no se cansa de reflexionar?
El climático "The Axe" vuelve sobre el tópico del amor en tiempos tecnológicos, mientras que "Impossible Knots" se suma a las buenas líneas de bajo del álbum, justo antes del cierre con una invitada especial: la guitarra. Prácticamente ausente hasta aquí, "Runawayaway" cruza el beat sincopado in crescendo con una vuelta de guitarra y una voz robótica que nos advierte: "Ahora es cuando te enterás de quiénes son tus verdaderos amigos".
Sin sorpresas, pero con la certeza de quien dirige el curso de su obra tras años de experimentar con la prueba y el error, Yorke consigue aquí su disco solista más compacto y, a pesar del futuro catastrófico que vaticina, una y otra vez, se encarga de dejar abierta una ventana en ese muro que nos rodea: "No puedo respirar, no puedo respirar. No hay agua, No hay agua. Alimento por goteo. Foie gras. Una pared de ladrillos. Una pared de ladrillos... Pero vos sos libre".
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