Tras las denuncias por acoso sexual, Plácido Domingo fue aclamado en su regreso a los escenarios

Plácido Domingo fue ovacionado anteayer en Salzburgo, donde cantó la ópera Luisa Miller, de Verdi. No fue una ovación más en su larga carrera. Era la primera vez que pisaba un escenario desde que el pasado 13 de agosto leyera la noticia de que nueve mujeres lo acusaban de acoso en los Estados Unidos. Si existían dudas de cómo lo iba a recibir el público en el festival austríaco, quedaron difuminadas. Fue aclamado.

Según una crónica del diario El País, de España, generalmente se ofrece un cumplido aplauso de cortesía antes de cada versión en concierto de las óperas, como fue el caso. Pero al salir Domingo al escenario del Festpielehaus a las tres de la tarde, fueron muchos los que se pusieron de pie y le regalaron algunos "bravos".

Nada en la ciudad daba señales de altercado en un espacio acostumbrado a los escándalos y la fuerte división de opiniones en lo que toca a la música. Reinaba una tranquilidad gris poblada de turistas. Algunos detalles indicaban que todo seguía igual en esta localidad, cuna de Mozart. En el restaurante Triangle, un clásico a mano para el público y las estrellas del festival, Domingo conservaba su nombre en la carta con el postre que prefiere: tortitas con mermelada.

No fue un verano feliz para él. A las acusaciones de acoso se le suma un episodio familiar previo. Su nuera, Samantha Domingo, divorciada de su hijo Plácido Jr., reveló en la prensa británica cómo la Iglesia de la Cienciología captó a varios miembros de su familia y extorsionó durante años al tenor. Lo extra artístico parece querer jugar fuerte en esta etapa final de la carrera del famoso cantante.

Por lo pronto, el español se concentra en su tour europeo sacrificando presentaciones en Estados Unidos. Según la crónica de Jesús Ruiz Mantilla, del matutino español, la reciente presentación del cantante en Salzburgo "demostró que la lógica del mundo de la ópera y sus aficionados sigue siendo tan arbitraria como imprevisible".