
Una película muda que encontró su voz
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"Underground" , film mudo de Anthony Asquith, con música de Oscar Strasnoy, interpretada en vivo por el Trío Ego Armand (Strasnoy, piano; Pablo Márquez, guitarras, y Gabriel Said, percusión). Banda sonora: Edgardo Rudnitzky. Ciclo Conciertos del Mediodía, organizado por el Mozarteum Argentino. Con el apoyo del British Council y la embajada de Francia. Gran Rex.
Si, como decía un viejo maestro de música "componer es saber elegir", el primer acierto de Oscar Strasnoy fue la película muda que eligió para escribir una pieza para ser interpretada durante su proyección. Cuando el Museo del Louvre lo convocó, el compositor argentino eligió "Underground", notable film del inglés Anthony Asquith que sorprende por su concepción modernista y cuyo rescate del olvido ya es de por sí valioso. Inmediatamente, hay que agregar que la música que Strasnoy escribió para el film le hace justicia a la película.
En la función de anteayer del ciclo Conciertos del Mediodía, el propio Strasnoy en el piano, junto con Pablo Márquez en guitarras y Gabriel Said en percusión, interpretaron una música que logra el delicado equilibrio de dialogar con la imagen y su historia, sin afectarla o imponerse a ella. Tampoco es un mero relleno sonoro al estilo de los pianistas acompañantes de la época del cine mudo.
Filmada en Londres, "Underground" amalgama de un modo notable el estilo expresionista alemán en boga por aquellos tiempos con el género policial. También hay una buena dosis de humor inglés que deriva en una situación siniestra. Y, al mejor estilo Ken Loach, los cuatro protagonistas de la historia provienen de la clase trabajadora londinense.
El subte ("underground", en inglés) abre y cierra el film, dándole un marco a la historia de amor entre el guarda y una empleada de tienda, que se pone en crisis por las pretensiones de Bert, el típico donjuán vividor, y su desdichada enamorada, una costurera. Es notable la cantidad de espacios interiores y exteriores en los que transcurre la historia. Además del subte (sus trenes, pero también sus escaleras mecánicas y sus boleterías), la ciudad se "vive" en diferentes escenas: en el colectivo de dos pisos (con el superior abierto), en paseos al lado del Támesis, en un típico bar para hombres, con pool y dardos incluidos. Hay también una escena contrastante, en medio de la campiña, e interiores de las casas de los protagonistas. Una cámara que produce planos de todo tipo y un montaje ágil hacen que "Underground" posea un ritmo propio.
La estrategia compositiva de Strasnoy fue, en términos generales, acompañar este ritmo y la edición por escenas. A cada una de ellas las dota de un material, una textura o una cierta idea temática, que concluye con ella. La idea maquinal inicial, que acompaña la primera escena dentro de un vagón del subte, es un poco la que domina en el espíritu musical de las posteriores, de mayor agitación. Con una fuerte pulsación como sustrato, Strasnoy construye materiales que remiten en cierta forma a Stravinsky, pero que, por el modo en que utiliza los acordes, remiten al jazz y hasta cierto aire de música brasileña.
Con identidad propia
Strasnoy crea una música con identidad propia, pero que sin embargo es funcional a la acción dramática planteada por la película y su edición. Salvo en el caso de la escena del bar, donde el "estilo" elegido es esperable, se las ingenia para meter sus ideas (como la de hacer que la guitarra haga una melodía de tipo japonesa, en la escena campestre) sin competir con lo visual.
Todo un hallazgo sutil es, además, la decisión de crear una falsa banda de sonido para el film, a cargo de Edgardo Rudnitzky. Aquí sí se utilizan los sonidos que la película infiere. Pero se lo hace de un modo levemente distorsionado, mostrando su falsedad. O también ayuda a crear inéditas profundidades de campo en la acción visual, como, por ejemplo, cuando el ladrido de un perro se anticipa apenas a la entrada del can a la pantalla. Todo un dato para evitar la ilustración lineal, los dos momentos en los que la película muestra a alguien haciendo música (una armónica y luego un tin whistle) el trío y la banda sonora se callan.
Sólida y con mucho swing, la interpretación del trío permitió disfrutar de una atípica sesión cinematográfica y musical en pleno mediodía porteño.



