
Para memoriosos
El pretérito perfecto (o indefinido), modo indicativo, de los verbos ir y ser se conjuga, indistintamente, con las mismas palabras: fui, fuiste, fue, fuimos, fuisteis, fueron. De manera que la expresión yo fui, por ejemplo, puede equivaler a yo he ido y, también, a yo he sido. Rarezas de esta índole son frecuentes si se repasan las tablas de conjugaciones dadas en el apéndice de la edición más reciente (2001) del Diccionario de la Real Academia Española. Allí aparecen verbos tan poco usuales como descafeinar (reducir el contenido del alcaloide cafeína en el café) y mullir (esponjar algo para que esté blando y suave). Por descontado, la expresión yo mullo resulta extravagante y hasta incomprensible, por inhabitual, en el decir cotidiano.
La conjugación de muchos verbos irregulares suele prestarse a dudas, sobre todo en el lenguaje oral: errar (cometer error) deriva en yerro, yerras, yerran, aun cuando el propio Jorge Luis Borges prefirió escribir, en Ficciones, "nuestras previsiones no erran". En diferentes modos y tiempos, dificultades de idéntico carácter deparan, entre otros, los verbos caber, que da origen a quepo, cabría, cupiste, y cuyo gerundio es cabiendo (no cupiendo); asir (asgo, asimos, asgamos); querer (quise, querremos, queramos); roer, que en la primera persona del singular, tiempo presente, modo indicativo, admite tres variantes: roo, royo, roigo. Asimismo, tres variantes son igualmente correctas para la primera persona del singular, tiempo presente, modo indicativo, de yacer. Yazgo es una de ellas. ¿Cuáles son las otras dos? El lingüista español Manuel Seco, en su utilísimo Diccionario de dudas, dice que "el uso más corriente del verbo haber es como auxiliar", antepuesto al participio o al infinitivo de otro verbo. En la oración "he de llegar" precede a un infinitivo. ¿En qué casos, expresados a manera de ejemplos, declinaciones de haber precederían al participio de llegar? Las respuestas, abajo.






