La querida y popular actriz protagoniza la tercera temporada de la comedia Madre hay una sola, dos sería demasiado en Mar del Plata y en gira por la Costa Atlántica; a pesar del diagnóstico médico continuará cumpliendo con su trabajo en teatro
- 8 minutos de lectura'
MAR DEL PLATA .- Marta González vivió la primera semana del año atravesada por emociones encontradas. A la alegría del reestreno de la comedia Madre hay una sola, dos sería demasiado, escrita y dirigida por Sergio Rodolao, y que protagoniza junto a Nancy Anka, se le sumó una contracara no tan grata: sus últimos estudios oncológicos hablan de células cancerígenas nuevamente habitando su cuerpo.
Poco antes, también hubo una decepción fuerte con Lorena Paola, la actriz con la que conformó rubro durante las dos primeras temporadas de la propuesta teatral que la contiene. Su llegada a la Costa Atlántica, más allá de estar motorizada por el trabajo, también le permite hincarle el diente a la distracción. “Es el choque de dos generaciones. Mi personaje -que se quedó en el siglo pasado, como le sucede a tanta gente- se reencuentra con su hija, quien hace diez años que vive en Europa y tiene una mirada open mind de la vida”. A partir de las pinceladas que dibujan ese micromundo, la pieza tiene rápida llegada en la platea: “La madre que me toca hacer habla con refranes de época y hasta menciona a Oscar Casco, ese que decía ´mamarrachito mío´ en la radio, algo que genera mucha gracia en la gente”.
La obra se presentará los lunes en la sala Melany de Mar del Plata y los fines de semana recorrerá en gira Villa Gesell, San Bernardo, Santa Teresita, Miramar, Necochea y Monte Hermoso, entre otras ciudades balnearias. “El autor es bailarín y escribió esta, que es su primera obra, durante la pandemia. Mientras muchos nos deprimíamos, él canalizaba toda esa incertidumbre a través de la escritura”, dice.
-¿Por qué le dijo sí a la propuesta?
-Porque tiene mucho que ver con todo lo que les sucede a las mujeres de mi generación y porque, en este momento que estoy pasando, me hace muy bien hacerla, lo necesito.
La actriz reconoce la dificultad que conlleva una comedia, género basado en un mecanismo de relojería con tiempos propios. “Es más fácil hacer llorar”.
De dramas de ficción también sabe esta actriz que, hace setenta años, se subió a un escenario por primera vez haciendo El último perro, dirigida por Armando Discépolo. Inolvidable también resultó aquella versión de Boquitas pintadas, de Manuel Puig, que rodó Leopoldo Torre Nilsson en el que González interpretó a Nené, uno de los personajes más ricos de la literatura de Puig. En 1967 realizó su primera temporada en Mar del Plata junto a Darío Víttori, Eva Dongé y Enrique Liporace, ocupando la sala del teatro Lido. “Éramos solamente tres compañías en toda la ciudad”. Una trayectoria de siete décadas es imposible resumir en pocas líneas. “Me da risa cuando alguna chiquita con mucha silicona dice ´tengo una trayectoria de cuatro años´”.
La charla con LA NACION se realiza en la vereda de un café ubicado sobre la avenida Pedro Luro, en el microcentro marplatense. No son pocos los transeúntes que detienen su andar para saludar a la entrevistada con mucho cariño: “Te admiro como actriz, pero también como mujer”, le dice una señora emocionada. Es que Marta González no solo construyó una carrera artística de notable permanencia, sino que también ha expuesto públicamente unos cuantos sinsabores, algunos de ellos realmente duros. “El cariño del público me sana”, afirma la actriz de 79 años.
El llamado que no llegó
Durante las dos primeras temporadas, Madre hay una sola, dos sería demasiado contó con el coprotagónico de Lorena Paola, quien ahora es reemplazada por Nancy Anka.
-¿Por qué no continuó Lorena Paola en la compañía?
-Por una cuestión económica. Íbamos a grabar la obra para la plataforma Teatrix, una gran idea ya que iba a permitir que la obra se viera en todo el mundo. Firmamos todos, incluidos los productores y el autor, pero, cuando le tocó firmar a Lorena (Paola), dijo que haría ver el contrato por un abogado.
-¿Qué sucedió después?
-Pidió un seguro de trescientos mil pesos por mes; pero Teatrix es una plataforma, te pagan si alguien lo ve. Evidentemente, no lo quería hacer.
-¿Usted le dijo algo?
-A mí me dolió mucho que nunca más me haya llamado. Mi mamá me decía “uno ve caras y no ve corazones”. Tenía razón.
-¿Se llevaban bien?
-Sí, incluso yo, que tengo más años de actuación que ella, en su momento había pedido que le pagaran igual que a mí y que figurara con mi mismo cartel. Algo que también estoy haciendo con Nancy (Anka), una muy buena actriz que estoy descubriendo ahora, ya que nunca habíamos trabajado juntas.
-Entonces, nunca más se vio ni habló con Lorena Paola.
-Ella solo escribió en el grupo de WhatsApp un comunicado donde decía que se había asesorado por abogados.
-¿Cuándo fue la última vez que la vio?
-En la última función que hicimos juntas, donde, en los camarines, todos firmamos el acuerdo y ella dijo que no lo haría sin antes hablar con abogados.
-Entonces, ni siquiera un llamado.
-No me pareció elegante la forma, ni siquiera digo amistosa, eso sería mucho decir.
Traspié
“Le pregunté a la oncóloga si podía seguir trabajando, si no sería esperar a la ´guadaña´ en casa”. Lo dice con humor, aunque se trate de la cuarta vez que el cáncer golpea a su puerta. Además, el año pasado trastabilló en la calle, “porque las vereditas de Buenos Aires tienen ese no sé qué” y tuvieron que atenderla de urgencia en el hospital Rivadavia para frenar una hemorragia. “La gente se espantaba por la sangre que perdía”.
Llena de vitalidad, se ríe de sus propias penurias de salud: “Tuve de todo, este cuerpito es un muestrario de cuanta enfermedad pudiera tener” y menciona episodios anteriores, en donde el cáncer golpeó a su puerta y el ACV sangrante que padeció en 2019. “Me salvaron el médico y los rezos de la gente. La buena onda se siente, al igual que la mala energía”.
La actriz cuenta que el primer episodio de cáncer lo vivió cuando estaba enfrascada en la tristeza que le produjo que su hijo, Leandro Sosa, se radicara en México y que coincidió con su separación del entrenador de fútbol Osvaldo Chiche Sosa, padre de sus hijos Leandro y María Mercedes. El segundo diagnóstico llegó en 2002, al año de haber fallecido su hijo Leandro como consecuencia de un accidente automovilístico en México.
Hace cinco años, una mastectomía fue la solución que le permitió seguir tan vital como se la ve. Ahora, las células cancerígenas “se alojaron en la otra mama mía porque la otra es postiza”, dice desdramatizando. “Me guardo mucho los dolores, pero dicen que lo que no expresa la boca lo grita el cuerpo, a mí me pasó”.
-¿Cuándo le dieron el último diagnóstico?
-La semana pasada, pero me dijo la oncóloga que no me van a hacer ni quimioterapia ni rayos, sino un tratamiento de hormonoterapia y con un inhibidor. El martes viajo a Buenos Aires a hacerme el PET, para saber si todo está localizado en la mama o hay otro foquito en alguna otra parte del cuerpo.
-¿Es operable?
-Sí, dentro de un tiempo me van a extirpar la mama. Voy a ser como Angelina Jolie, pero un poco más vieja.
-Ya ha atravesado el cáncer y lo ha superado.
-Pero ahora estoy un poco cansada, siempre tengo algo. Mi hija me manda al médico, pero soy reacia, porque, cada vez que voy, algo me encuentra.
-Cuando, la semana pasada, le dieron la noticia, ¿sintió miedo?
-Mi fe me hace creer que hay otra vida, por eso, la muerte no me asusta porque me está esperando mi hijo; pero acá tengo a mi hija, que también me necesita. A Dios no le pido que no me lleve, sino que no sufran los que están al lado mío, no quiero una enfermedad larga y penosa, porque no la vive solo uno, sino también la familia y los amigos.
-Su hijo no debe querer que lo visite tan rápido.
-Eso mismo dice mi hija, “mami, todavía no te quiere Leandro allá arriba”.
-Hay muchas temporadas de teatro por delante...
-Sí, hacer reír, que la gente pueda reírse durante una hora y media, no tiene precio.
También aplica el humor en su propia vida. “La vez anterior me dijeron que tenía cáncer, me dediqué a disfrutar, comer y tomarme mis vinitos”.
A pesar de que confiesa que suele callarse las broncas y los dolores, lo cierto es que, cuando se separó de Osvaldo “Chiche” Sosa, reconoció públicamente las infidelidades que había sufrido: “Una tenía metida en la cabeza que no había que separarse, me aguanté tantas cosas. El otro día en terapia decía que no había perdonado muchas cosas y mi terapeuta me dijo ´no te perdonás a vos´, algo que es verdad. No me perdono haber sido tan pelotuda. Es mi vida y me la banco”.
-Luego de separados, usted volvió a verse con él.
-No, cuando bajo la persiana es definitivo, eso no quiere decir que no haya una parte mía que no recuerde los buenos momentos que pasamos juntos.
-¿Se ha vuelto a enamorar?
-No, para nada. Además, luego de la muerte de mi hijo se me fue la libido.
-¿Algún personaje pendiente?
-Sí, pero, por edad, ya no lo puedo hacer. Me hubiera gustado interpretar a Blanche DuBois, de Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams.
-A pesar de todo, ¿está contenta con su vida?
-No me interesa que digan que soy buena actriz, sino que soy buena persona.
Más notas de Entrevista exclusiva
Más leídas de Personajes
"No sé cómo se hace sin vos, mamá". El emotivo posteo de Eva Bargiela tras la repentina muerte de su mamá
"Está estable". Jorge Lanata: terminó la intervención, pero deberá ser operado nuevamente el miércoles
En fotos. De las salidas en pareja de Blake Lively y Taylor Swift a la primera aparición pública de Madonna luego de su trágica pérdida
De Paul McCartney y Bob Dylan a Michael Caine y Julio Iglesias. ¿Cuándo es el momento justo para que un artista se retire?