Enzo Viena: del niño que soñaba con ser artista al galán que conquistó toda América y murió tras un accidente de auto
Debutó a los 15 años en Rosario y se mudó a Buenos Aires para conquistar la gran ciudad y cumplir el deseo de ser actor; hizo teatro, cine y televisión con mucho éxito
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A los 3 años se disfrazaba y hacía morisquetas frente al espejo de la habitación de sus padres, en su Rosario natal. Quizá fue en ese entonces que Felipe Enzo Viena empezó a soñar. Nació el 16 de febrero de 1933 y su papá, constructor, tenía otros planes para su hijo: quería que fuera arquitecto. Enzo lo intentó, se anotó en la facultad y estudió durante un tiempo, pero lo suyo era ser artista. A los 15 años debutó con un pequeño papel en la compañía circense Toni Panchito, de Rosario, y esa experiencia encendió aún más la llama del artista. Fue uno de los galanes más buscados en los años 50 y 60, hizo películas, ficciones en televisión y teatro. Murió el 25 de noviembre de 2007, de un accidente cerebro vascular, luego de un accidente automovilístico.
Aun sin el consentimiento total de su padre, Viena viajó a Buenos Aires a los 17 años para hacer realidad ese sueño. Enseguida se sumó a la compañía teatral de Paulina Singerman en la que estuvo varios años hasta que luego aceptó ser parte de otra compañía de teatro, la de Esther Parodi. Su pinta lo convirtió en galán y la novela Nino las cosas simples de la vida, una coproducción con Perú que batió de audiencia en el 71 y 72, en un artista popular.
Debutó en cine en 1958 en Una cita con la vida, dirigido por Hugo del Carril y junto a Gilda Lousek. La película lo convirtió en uno de los actores jóvenes más promisorios del momento, lo que lo habilitó a seguir filmando. Hizo He nacido en Buenos Aires, Salitre, Vacaciones en la Argentina, Mi Buenos Aires querido, Barcos de papel, Cuarenta años de novios, El sol en el espejo, La familia Falcón, Bettina, Buenas noches Buenos Aires, Canuto Cañete y los 40 ladrones, La sentencia, Del brazo y por la calle, Hotel alojamiento, Vivir es formidable, Al diablo con este cura, Cuando los hombres hablan de mujeres, La muchacha del cuerpo de oro, Villa Cariño, El derecho a la felicidad, La casa de madame Lulú, Lo prohibido está de moda, Psexoanalisis, Amor libre, Blum, Un elefante color ilusión, Nino, He nacido en la ribera, Natasha, Furia en la isla, La obertura, El divorcio está de moda, No apto para menores y El diablo metió la pata.
En televisión debutó en 1959 con Amor en sí bemol, también junto a Gilda Lousek, con quien durante años fueron una pareja de ficción muy requerida. Le siguieron Show Standard Electric, Tres destinos, A mí me pasan todas, Matrimonios y algo más, Nino, Sacrificio de mujer, Cachilo, Enséñame a quererte, Donde empezó la tristeza, Señorita Andrea, Aquí llegan los Manfredi, La bonita página, Amigos son los amigos, Gino, Rossabella, Mil oficios, Maridos a domicilio, Contrafuego y Son de Fierro.
Un programa y la consagración
Si bien ya era un actor popular, con Nino traspasó las fronteras y ese personaje lo consagró; por muchos años, la gente siguió llamándolo Nino. Fue una coproducción con Perú que se filmó en nuestro país y durante los dos años que estuvo al aire, 1971 y 1972, hizo más de 50 puntos de rating. “Fue el gran hito de mi carrera que me abrió las puertas de otros mercados”, solía decir Viena. Tal fue el éxito que Nino tuvo su versión en cine y en teatro. En esa ficción, Enzo Viena era un carnicero que vivía con su tío Ángelo (Roberto Escalada) y se enamoraba de su vecina, la ambiciosa Natalia (María Aurelia Bisutti), hermana de la dulce Blanca (Gloria María Ureta), que lo amaba en silencio. Este triángulo amoroso tuvo en vilo a la audiencia durante mucho tiempo, más de lo que los protagonistas imaginaban. El gran gancho de esta novela fue que la trama mostraba por primera vez a un protagonista masculino como el personaje en el que giran las vidas de cada uno de los pintorescos personajes de barrio; en general, las protagonistas era heroínas y no galanes.
Otro gran éxito fue Amigos son los amigos, donde Viena interpretaba a Guido Cantoni, un fletero que tenía que lidiar con los problemas de su familia y de las andanzas de su hijo Carlín (Carlos Calvo).
En 1997, Viena fue convocado para protagonizar Rossabella, ficción que giraba en torno al modelaje y la alta costura, donde el personaje del actor era dueño de una marca de lencería fina. A la novela le iba bien, pero la falta de presupuesto hizo que los autores debieran matar al protagonista en el capítulo 31 porque no podían pagarle a Viena por más episodios.
En la intimidad
Era un tipo muy familiero y de perfil muy bajo que se casó con Ana María Chisoni, con quien tuvo a sus tres hijos, Fabiana, Carolina y Gustavo. Le gustaba juntarlos en su casa los domingos y él mismo se encargaba de hacer el asado. Nicolás Maccari, uno de sus nietos, es la pareja de la actriz Cande Ruggeri. Quienes lo frecuentaron dicen que siempre estaba de buen humor y que había una sola cosa que lo ponía mal: no tener trabajo. Sabía que eran rachas típicas del oficio, pero a él le gustaba mucho trabajar. Sin embargo, nunca tuvo apuros económicos porque tenía otros negocios: tuvo boliches en San Miguel, que fueron muy populares. Entonces, no necesitaba vivir de la actuación, pero extrañaba el escenario porque amaba su profesión.
En el invierno de 2007 sufrió un accidente automovilístico que le provocó un derrame cerebral. Los médicos decían que solamente un milagro podía salvarlo, y a pesar de que lo operaron, estuvo tres meses en coma y finalmente, murió.
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