El príncipe que heredará el trono el próximo 21 de julio fue educado por el rey Balduino para convertirse en soberano
Todos los caminos de Felipe de Bélgica conducían al trono. Primero como sobrino favorito de su tío, el rey Balduino, que en él vio al hijo que nunca pudo tener y a su sucesor, y después por derecho propio, como Heredero al trono del rey Alberto, su padre y sexto soberano de Bélgica. Transcurrieron cincuenta y tres años desde que una salva de cañones anunciara el nacimiento del primogénito de Alberto II y Paola de Bélgica. El príncipe Felipe de Bélgica y duque de Brabante nació el 15 de abril de 1960 en Bruselas y creció rodeado de sus padres y sus dos hermanos, Astrid y Laurent, y muy protegido por sus tíos, los reyes Balduino y Fabiola. La inesperada muerte de Balduino, en 1993 sin descendencia, hizo que Alberto asumiera el trono, aunque la intención del soberano hubiera sido abdicar en el príncipe Felipe, educado por el rey Balduino para ser rey. Ahora, su deseo se hará realidad: el 21 de julio, Alberto cederá el trono a su hijo, tal como anunció en un conmovedor discurso.
Además de sus estudios de Letras, tanto en francés como en flamenco, el príncipe Felipe recibió formación militar en la Real Escuela Militar donde se licenció en 1981; desarrolló sus estudios universitarios en el Trinity College de la Universidad de Oxford, y en la Escuela de Posgrado de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, donde obtuvo el título de Máster. En 2002, el Heredero se convirtió en Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lovaina.
La formación de un futuro Rey del siglo XXI para una vida de entrega al reino… en compañía. Se le resistió, pero encontró el amor en Matilde d'Udekem d'Acoz, hija del conde Patrick d'Udekem d'Acoz, fallecido en 2008, y la condesa de origen polaco Anne Marie Komorowska, que tendrá la extraña distinción de ser la primera Reina belga, nacida en Bélgica. Se casaron en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, a las once y media de la mañana del día 4 de diciembre de 1999. La novia había estudiado Psicología en la Universidad de Leuven; se especializó en logopedia, y su voz no tembló ni un instante cuando dijo a Felipe de Bélgica: "Sí, quiero" ante el cardenal Danneels. Ella tenía veintiséis años (nació en Ukkel el 20 de enero de 1973) y él, treinta y nueve; trece años no son nada para todos los proyectos que tenían en común...
La nueva monarquía belga
La pareja vio cumplir su sueño de agrandar la familia el 24 de octubre de 2001 con el nacimiento de su primera hija, bautizada con los nombres de Elisabeth Thérèse Marie Hélène. El Duque de Brabante no pudo ocultar su emoción ante los medios de comunicación que se agolpaban en el hospital Erasmus de Bruselas. Después del nacimiento de aquella niña, futura heredera a la corona belga, vinieron más: el príncipe Gabriel, nacido el 20 de agosto de 2003; el príncipe Emmanuel, nacido el 4 de octubre de 2005, y la princesa Eléonore, nacida el 16 de abril de 2008. Sus grandes amores. Matilde de Bélgica supo conjugar a la perfección sus labores como madre con las tareas propias de su posición: acompaña al príncipe Felipe en sus viajes al exterior, dirigidos sobre todo a mejorar la imagen del país en el extranjero, donde cumple con una agenda oficial propia, y se implica en un sinfín de causas sociales. La lucha contra el analfabetismo, la defensa de los Derechos de los Niños, el apoyo a los enfermos con VIH y SIDA, la promoción de los microcréditos y la lucha contra el cáncer de mama llenan la agenda de esta gran activista social.
Apasionada de la música clásica (toca el piano) y del pop, gran aficionada de la literatura, del tenis y de la natación, enamorada de la naturaleza y políglota (además del francés y el flamenco, habla inglés e italiano y se defiende en castellano), la princesa Matilde impresiona por su dignidad y elegancia y es, definitivamente, el corazón del reino. El príncipe comparte con ella virtudes (su interés por los desfavorecidos) y aficiones (es un gran lector). Además, como heredero al trono tuvo una extensa carrera militar: recibió el diploma de piloto de guerra, paracaidista y mando, y fue responsable del Tercer Batallón de Paracaidistas. En 2001 fue ascendido a General Mayor de los Ejércitos de Tierra y Aire, así como Almirante de División de la Marina; en 2010 se convirtió en Teniente General y Vicealmirante y poco después, en mayo de 2004, obtuvo su licencia como piloto privado de helicópteros.
Por otro lado, es un profundo conocedor de la Historia de Bélgica, así como del campo de las Relaciones Internacionales. Además, el heredero está interesado en la juventud belga y en su futuro. Por ello no es raro que visite escuelas y universidades con regularidad. La lucha contra el desempleo y la pobreza son también puntos importantes en la agenda del Príncipe. En mayo de 1997, el Príncipe se convirtió en Presidente de Honor del Consejo Federal de Desarrollo Sostenible, creado tras la celebración de la Conferencia de Río. El Fondo Príncipe Felipe, instituido en 1998, tiene como objetivo estimular el diálogo intergeneracional. Desde 2004 el príncipe Felipe es Presidente de Honor de la rama europea del Club de Roma y de la Fundación Internacional de los Polos.
Serán soberanos de un continente sin apenas fronteras, con la misma moneda, la misma política. Serán europeístas y ejercerán, desde sus tronos, como Jefes de Estado de un nuevo milenio, a sabiendas de que el legado de la Corona no es ningún regalo. Trabajarán duramente y pondrán al servicio de sus conciudadanos la esmeradísima educación y formación que han recibido defendiendo los derechos del ser humano, la cultura universal, y la supervivencia del planeta. Como hasta ahora.
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