Silvia Kutika: del extraño regalo que le hizo a su marido, Luis Luque al día en que el actor “escuchó voces”

Alejada desde hace un tiempo de la pantalla, Silvia Kutika reapareció este mediodía en Es por ahí, el ciclo de América. La actriz, que está protagonizando El cuarto de Verónica en teatro, recordó sus comienzos en el medio y confesó los regalos insólitos que se hacen con su marido, Luis Luque.

Si bien empezó sus estudios universitarios para ser bióloga, Silvia Kutika se decidió por la actuación y protagonizó un sinfín de éxitos como El hombre que amo, Dulce Ana y 90-60-90. “Arranqué haciendo una publicidad de un producto para el acné y después hice unas cuantas más de gaseosas. Me encantó hacerlo y no reniego de eso. Fue la manera que tuve de hacer un camino, de ir creciendo. Es el esfuerzo, el tesón, el amor por la carrera. Creo que es el único camino”, confesó la actriz en una charla íntima con el ciclo de América.

En pareja con Luis Luque desde hace 25 años, la intérprete habló de su relación y de los regalos extraños que suelen hacerse con el actor, como una bocina de submarino. “Era el cumpleaños de Pipo y dije: ‘lo voy a sorprender’. Yo soy muy de buscar mucho tiempo antes, entonces me metí en un lugar que sabía que iba a encontrar algo raro y cuando vi la bocina me fascinó”, explicó Kutica mientras recreaba el sonido del objeto en cuestión.

Ante la mirada atónita del panel, la actriz advirtió que no son de regalarse cosas comunes y ejemplificó con algunos de los presentes que le hizo su marido. “Él me regala bolsas de agua caliente para los pies, broches para la ropa, rompecabezas. Lo último fue el juego de la ruleta para jugar en familia. Nos gusta regalarnos cosas que sabemos que nos van a sorprender”, reveló.

Tras contar que son un matrimonio muy divertido, Kutika recordó una desopilante anécdota cuando con su hijo llevaron una nueva mascota a la casa. “Cuando Santi era chiquito éramos muy bicheros, teníamos cuatro perros, tres gatos, un hámster, pajaritos. En casa los bichos y las plantas son sagrados. Habíamos comprado dos cotorritas y yo le dije: ‘Pipo nos va a matar’. Las metimos en el baño, detrás de la cortina y dijimos: ‘mañana blanqueamos’. Pipo llego de un show, fue al baño y escuchó las cotorritas que empezaron a hablar. Entonces sube a la habitación y me dice: ‘Silvia estoy muy mal, ayudame porque escucho voces’. Y tuve que confesar”, relató tentada de la risa.