Diego Scott: "Tanta plata regalada de pauta les hizo mal a muchas radios"
En quinto año del secundario, en el colegio Newman de San Isidro, Diego Scott escondía la radio en su uniforme escolar para escuchar Rock & Pop, mientras soñaba con trabajar en un lugar donde se pudiera reír. Y si bien al año siguiente hizo el clásico amague en la carrera de administración de empresas primero y ciencia política después, el estudio no le duró mucho. Quería divertirse en el trabajo. Y veía a la radio como el lugar donde eso era posible.
Pasaron casi treinta años. Hoy, Scott es conductor de un programa en Rock & Pop: junto con Homero Pettinato lleva adelante Parece que no, pero sí, de lunes a viernes, de 19 a 22. ¿Qué hace? Charla y se ríe. Justo lo que él quería hacer cuando se imaginó trabajando en ese medio.
—¿Cómo fue tu primer contacto con la radio? ¿Tenías algún familiar en el medio?
—No tenía a nadie. Un par de veces me acerqué a la Rock & Pop para pedirle trabajo a Pergolini, pero en esa época no tomaban gente. Entonces me puse a trabajar vendiendo carteles hasta que un día me crucé con un amigo que conocía a Pablo Duggan, que empezaba en FM Palermo. Me contactó con él y le dije: «Pablo, estoy para lo que necesites».
—¿Qué te dieron para hacer?
—De todo. En FM Palermo hice móviles, deportes, producción... No sabía hacer nada y fui aprendiendo algunas cosas. Después surgió la chance de pasar a Radio Splendid, que era la AM de Rock & Pop. Para mí era el paraíso, porque ya estaba adentro del edificio. Me iba desde San Isidro hasta el edificio de Arenales al 1800 para hacer la primera mañana con Enrique Szewach.
—¿Qué decían tus padres?
—Siempre me apoyaron. Nunca tuvieron problemas. Se coparon. Les parecía divertido.
—¿Seguiste estudiando?
—Seguí estudiando hasta que no estudié más. Me empezaron a pagar mis primeros sueldos de 400 pesos y dije «listo, ya no necesito estudios». Me divertía más estar en una radio que estar estudiando. Y a medida de que iba haciendo más cosas y tenía más trabajo, no me daban los tiempos para ir a la facultad.
—Llegaste a la radio sin saber hacer nada y no te fuiste más.
—No. De Splendid pasamos a Radio América. El edificio era compartido por varias radios: ahí mismo, en Honduras y Bonpland, funcionaban también Del Plata, Aspen, Metro... Yo seguía produciendo para Szewach. Un día, él me pide que vaya a Metro a pedirle a 'Milagritos López' que nos haga unos separadores. Yo la escuchaba con Lalo Mir, pero pensaba que era una señora, no sabía que era un tipo. Entonces, me cruzo al estudio de enfrente para pedirle unos audios y veo a Fernando Peña haciendo sus personajes. Me volví loco. "Acá me quedo", pensé.
Fui testigo de todo lo que pasó con Fernando, desde que no se podía decir quién era él hasta que se murió y lo velaron en la Legislatura. Estoy haciendo un libro sobre eso
-¿Cómo hiciste para trabajar con él?
-Le empecé a preparar material editado que él quería para poner al aire. Entonces fue a hablar con el director de la radio para que me pasaran a su programa. Y bueno, ahí empecé a trabajar con Peña, a comienzos de 2000. Trabajé con él hasta que se murió, en 2009.
-¿Mientras hacías otras cosas?
-Sí. Empece como productor de radio con él y después, cuando comenzó a hacer teatro, aprendí a producir teatro. Finalmente, salí al aire.
-¿Cómo fue que pasaste al aire en radio?
-El programa de Peña, El parquímetro, tuvo varias etapas. Hasta fines de 2001 se hizo en Metro, con Diego Ripoll. En 2002 pasó a Rock & Pop. En 2003, se quedó sin radio entonces hicimos con Peña una gira de teatro. Cuando en 2004 volvió al aire, en Radio KSK, Ripoll ya estaba en Basta de todo. Entonces empezamos a buscar quién podía acompañarlo y como no encontrábamos a alguien que a él le gustara, yo le dije: 'Te conozco todos los personajes, sé como tirarte los centros. Déjame probar a mí un rato'. Anduvo bien y seguimos y como Peña faltaba mucho, yo lo reemplazaba seguido. Así, durante tres años.
-¿Qué eras de Fernando Peña?
-Más que nada su productor. Productor-contenedor porque él se desbordaba siempre. Igual, no era tan loco como parecía en sus apariciones públicas. Nada que ver. Le encantaba ir a la radio.
-¿Y por qué faltaba?
-Porque a veces le daba fiaca levantarse temprano, a veces se sentía mal, tuvo las enfermedades en el medio... Muchas cosas.
-Vos viste su transformación: desde cuando no quería mostrarse, hasta cuando se convirtió en una persona que le encantaba ir a todos lados.
-Sí, fui testigo de todo: desde que no se podía decir quién era él, hasta que se murió y lo velaron en la Legislatura. Estoy haciendo un libro sobre eso.
-¿Qué tipo de libro?
-Una bio porque el año que viene se cumplen diez años de su muerte. Estoy hablando mucho con los amigos, con la familia. Hablé con el hermano y con un tío que me contaron de su infancia, de sus padres.
-Viste toda su carrera y te tocó reemplazarlo en la radio cuando se murió.
-Me quedé seis meses con su programa en Metro hasta que terminó el año y me ofrecieron pasar a FM Blue, que era del mismo grupo de Metro. Hice un programa ahí, primero con Úrsula Vargués y después con Diego Iglesias. Estuve dos años con Jorge Lanata haciendo tele, pasé por Radio Nacional y, ahora, estoy en Rock & Pop. Anduve por todos lados.
Él (Fernando Peña) odiaba a los Kirchner... Estuve escuchando un montón de audios sobre eso que son bastante elocuentes
-Hiciste de todo.
-Donde estaba la posibilidad de hacer algo, yo iba. Pero nunca me atrevía a dar el paso de pedir aire.
-¿Ahora decís "soy conductor de radio"?
-Ahora sí. Ahora me lo creo porque es, pero antes no me pasaba. Empecé a hacer aire porque Peña dejaba huecos. Después, eso anduvo bien.
-Es muy raro porque sos muy distinto a Peña.
-Eramos el ying y el yang.
-¿Tenían discusiones?
-Tuvimos un par de discusiones grandes, pero siempre en un nivel de entendimiento. No tuve mucho episodios traumáticos.
-¿Disfrutaba la exposición?
-Le gustaba. Cuando tenía apariciones públicas, le gustaba que fueran escandalosas. No quería que pasaran inadvertidas. Lo disfrutaba. Se empilchaba, se ponía anteojos... Iba a hacer lo suyo.
-¿Le gustaba que vos tuvieras bajo perfil?
-No sé, nos llevábamos bien. Yo no me metía mucho en sus cosas. Yo le servía así, tranquilo, porque yo le armaba todo. Después del primer año de El parquímetro, en el 2001, tuve un dolor de cabeza que me duró un mes porque Peña no paraba de pedirme cosas. Me pedía tanto, todos los días... 'Hagamos esto, lo otro, ponelo, ¿Viste lo que salió en la tele? Guardalo, llevalo.
-Y vos querías hacer todo porque era tu sueño.
-Sí, claro. Yo hacía todo feliz pero después el cuerpo me pasó factura. A partir de ahí empecé a regular un poquito más de la demanda. Fue una cuestión de supervivencia, porque sino me moría.
-¿Cuándo fue la primera vez que sentiste que te llamaban por vos y no para llenar un hueco?
-Cuando se termina el 2009, el año en el que muere Fernando, Eter muy amablemente me otorga el premio revelación. Entonces me ofrecen lo de FM Blue. Ahí sentí que había rendido fruto el trabajo. Yo con Peña estaba bien. Después apareció todo lo otro porque él desapareció.
-¿Qué pensás de eso?
-Supongo que en algún momento me hubiera cansado de Peña. No lo sé. No sé cómo hubiera seguido todo. Después vinieron tiempos tan locos.
-¿Por qué?
-Por el kirchnerismo y todo eso. Pienso cómo lo hubiera atravesado Peña. Me pregunto qué hubiera pasado porque él ya decía barbaridades antes de morirse.
-¿Peña qué camino hubiese agarrado?
-Él odiaba a los Kirchner. Estuve escuchando un montón de audios sobre eso que son bastante elocuentes. Ahora con todo lo que conocemos de los cuadernos y de la forma en que afanaron... El decía todo eso.
-Hiciste de Macri en el programa de Lanata, fuiste el Doctor Felipe en Duro de domar, reemplazaste a Peña... ¿Te animás a todo?
-Si me divierte, me animo. Mi único parámetro es no sentirme un boludo.
-¿Te pasó alguna vez?
-En Del Plata pasé de conducir un programa a ser columnista. Un poco boludo me sentí y me fui. Me voy a buscar algo para crecer, no para involucionar.
-A veces la gente necesita conservar su trabajo y lo acepta.
-Sí, claro. Todo depende de las posibilidades de cada uno.
-¿Sos de familia patricia? Scott...
-No, nada de que ver. Mi familia está en la Argentina hace un montón de tiempo. No tengo abuelos ingleses y esas cosas. Habrá sido algún Scott que mandaron de Gran Bretaña a hacer trenes acá.
-Pero vivías en San Isidro.
-Sí y mis padres me pagaron un buen colegio.
-¿A qué se dedicaban?
-Mi viejo fue ejecutivo en distintas empresas y mi madre era ama de casa. Vivíamos bien pero en cuanto pude elegir, me di cuenta que ese mundo era muy chico. Tenía ganas de salir a conocer el mundo. Por eso, en cuanto pude, me mudé a Capital para estar un poco más en contacto con otras cosas.
-Y ahora te casaste, tuviste hijos y te volviste a alejar. ¡Vivís en Maschwitz!
-Me gusta el campito. Me gusta el verde. Siempre viví en casa y entonces me gusta más vivir en casa que en departamento. Allá hay toda gente con una onda tranquila y copada. Estamos re bien. Yo voy a la radio, hago un programa en Canal 7 y hago teatro los fines de semana. Voy y vengo.
-¿Están bien las cosas en Rock & Pop?
-Están como nos dijeron que iban a estar. Con algunos atrasos, pero estamos.
-¿Es un momento difícil para la radio?
-Yo creo que recibir tanta plata regalada de pauta oficial, durante tantos años, les hizo mucho mal a muchas radios. Dejaron de ser competitivas a todo nivel: a nivel comercial, a nivel operativo, a nivel artístico y entonces ahora, que tienen que volver a competir, no pueden. Son radios obesas que no se pueden mover. Por suerte, a Rock and Pop la agarraron y la empezaron a mover para ponerla en ejercicio. Tendría que haber muchos más lugares para trabajar en radio. Las radios deberían ser mucho más fuertes, deberían ser comercialmente mucho más viables. Pero lo que pasa es que nadie se preocupó por ser viable. No importaba porque total, había plata. Un día la plata no estuvo más y quedaron inviables.
-Me quedé pensando en cómo hubiese sido Peña con todo esto.
-Hubiese sido un desastre.
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