Game of Thrones: un segundo episodio que tuvo mucho de despedida
El segundo episodio de la última temporada de Game of Thrones estuvo repleto de reencuentros, confesiones y despedidas. Después de ocho temporadas Jamie Lannister ( Nikolaj Coster-Waldau ), con una mano menos y un cambio de perspectiva sobre él mismo y el mundo, el caballero volvió a Winterfell para enfrentarse a Daenerys (Emilia Clarke) que además de recordarle su papel en la destrucción de su familia le reclama por el ejército que su hermana Cersei había prometido enviar para luchar contra el Rey de la noche.
Rápidamente Jamie muestra sus cartas: Cersei ( Lena Headey ) nunca tuvo intenciones de sumarse a la batalla y ahora además cuenta con la flota de Euron Greyjoy y las tropas mercenarias que contrató. Sin embargo no todas son malas noticias en Winterfell. El guerrero que él sí cumplirá la promesa de pelear del lado de los vivos. Su hermano Tyrion (Peter Dinklage) intenta apoyarlo sin embargo, su lealtad también está en juego. Después de todo el hombre supuestamente más inteligente de Westeros cometió el error -¿o la traición- de haber confiado en su hermana.
La aparición de Jamie Lannister logra lo que parecía imposible. Sansa ( Sophie Turner ) comparte las sospechas de Daenerys, después de todo se trata del hombre que trató de destruir su casa y familia como hizo con la suya. Claro que quién tiene la información que podría condenar a Jamie es Bran (Isaac Hemstead-Wright) que más allá de repetir la misma frase que el hombre dijo cuando lo empujó al vacío cuando era niño, "las cosas que hacemos por amor", guarda silencio. Algo que luego prometerá mantener en función de la batalla que viene. Quién lo defiende es Brienne de Tarth ( Gwendoline Christie ), que además de relatar cómo la defendió en el pasado, habla de su honor y pone su propia vida como garantía de él.
Así, todos terminan por aceptar su presencia, incluído Jon Snow ( Kit Harington ) que deja el salón esquivando a su reina y recién descubierta tía. Esa que está ocupada en reclamarle a Tyrion, su mano en el mando, por su error de criterio con Cersei. Un traidor o un imbécil, lo llama ella y el afirma ser lo segundo cuando ella lo amenaza con quitarle su posición.
Mientras tanto Winterfell se prepara para la batalla con Gendry (Joe Dempsie) forjando armas en la herrería a la que llega Arya ( Maisie Williams ) en busca del arma que le encargó. El enemigo se acerca y mientras Gendry le sugiere a la chica que debería refugiarse en la cripta junto al resto de las mujeres, ella opina lo contrario. Está preparada para enfrentar a la muerte porque ya lo hizo muchas veces antes. "Conozco la muerte. Tiene muchas caras y estoy ansiosa por conocer esta", dice Arya antes de mostrar su asombrosa habilidad con los cuchillos.
Tyrion camina por el patio entre los soldados que se alistan para lo que vendrá. Y allí aparece su hermano, preocupado por lo que hará Daenerys que ya no confía en su consejero. Tyrion la justifica. El cometió el error de ablandarse cuando Cersei le habló de su embarazo. Que Jamie confirma que es verdad. "Siempre supiste como era y la amaste de todos modos", le dice Tyrion y casi parece estar dándole el perdón definitivo al otrora villano de la historia. Pero la preocupación principal de todos los personajes es la muerte que está cada vez más cerca. Y eso hace que cada diálogo tenga un sentido más allá de la superficie. Sucede con el ida y vuelta entre Brianne y Jamie. Ella espera sus usuales burlas y él la sorprende ofreciéndose para luchar bajo su comando. Brienne no sabe qué hacer con este nuevo Jamie en busca de redención en todos los lugares correctos.
La suerte de Tyrion pende de un hilo pero encuentra un inesperado defensor en Ser Jorah (Ian Glen) y Daenerys parece estar de acuerdo con su punto de vista aunque su prioridad sea Sansa. La dama de Winterfell y la reina que llegó al frío se ponen de acuerdo en lo que tienen en común: familias complicadas–frase cargada si las hay en Game of Thrones–, y la difícil tarea de liderar a los hombres que piensan que podrían hacerlo mejor que ellas. Sansa se sincera. Jon está enamorado de Daenerys y los hombres enamorados hacen cosas estúpidas y son fáciles de manipular. Daenerys le contesta que ella fue la que dejó de lado el objetivo de su vida, recuperar el Trono de Hierro, para pelear en el norte junto a Jon. "Es el segundo hombre en el que confío", dice y luego hace una broma algo fuera de personaje. "El primer hombre en el que confié era más alto". La camaradería dura poco. Hasta que Sansa quiere saber qué será del norte cuando aniquilen a los muertos y destruyan a Cersei. La respuesta tendrá que esperar porque Theon Greyjoy (Alfie Allen) regresó a Winterfell para alegría de Sansa. Tormund (Kristofer Hivju) también está de vuelta y trae noticias del ejército de la noche: llegarán antes del amanecer.
Sin tiempo para perder todos se reúnen para planear estrategias frente a un enemigo "que no para, no se cansa y no siente". La única posibilidad de triunfo es matar al Rey de la Noche. Y aunque parezca imposible Bran afirma que no lo es porque viene por él como ya lo intentó otras muchas veces con otros Cuervos de Tres Ojos. Sam–y los seguidores de la serie–, quiere saber qué busca. "Una noche eterna. Quiere borrar este mundo y yo soy su memoria", contesta Bran que se ofrece para ser la carnada y rapar al Rey de la Noche. Theon se ofrece para acompañarlo a modo de penitencia por haberles quitado Winterfell.
Comienzan las despedidas. Grey Worm (Jacob Anderson) y Missandei (Nathalie Emmanuel) hacen planes para después de la batalla. Mientras Sam le pregunta a Jon si ya le contó su secreto a Dany y ante la negativa lo presiona hasta que se reúnen con un viejo camarada de la Guardia de la noche y empiezan a rememorar el pasado.
La calma antes de la inminente tormenta también reúne a Tyrion, Jamie, Brienne, Davos (Liam Cunningham) y Tormund, uno de los ángulos del peculiar triángulo amoroso que integra junto a Brienne y Jamie. Ese que aporta un alivio cómico necesario entre tanta densidad.
La cercanía de una muerte casi segura cambia las cosas para Arya y Gendry. El le entrega el arma que ella le encargó, le revela su identidad como hijo bastardo de Robert Baratheon y ella le propone tener sexo ante la posibilidad de no sobrevivir a lo que se avecina.
Casi como si se tratara de saldar todas las deudas y emprolijar todas las líneas del relato mientras esperan el comienzo de la batalla todos los personajes tienen su momento. Jamie unge a Brienne como caballero para profunda emoción de la guerrera, la joven Lyanna Mormont (Bella Ramsey) discute con su primo Jorah para asumir su lugar en el frente y Sam le entrega su espada al veterano guerrero.
Y en la cripta Jon está parado frente a la estatua de su madre, Lyanna Stark, cuando aparece Dany que menciona la trágica historia entre Lyanna y su hermano Raeghar. Finalmente, Jon confiesa la verdad sobre su origen. Lyanna y Raeghar estaban casados y son sus padres. "Mi verdadero nombre es Aegon Targaryen", dice Jon y ella no le cree aunque enseguida piensa en su derecho al Trono de Hierro. Los interrumpe el cuerno, comienza la batalla. El ejercito de la noche está por llegar a Winterfell.
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