Miguel Cohan, director de Atrapados: del gran momento de las series argentinas a su principal preocupación
En diálogo con LA NACION, el realizador que adaptó una novela de Harlan Coben por primera vez en América Latina reflexionó sobre los desafíos de la industria audiovisual hoy
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Es un gran momento para las series argentinas. En lo que va del año, Envidiosa, Atrapados y El Eternauta, tres producciones locales, lograron posicionarse entre los más visto en Netflix a nivel global.
Miguel Cohan es uno de los directores de Atrapados, junto con Hernán Goldfrid, y conversó con LA NACION sobre el estado de la industria audiovisual en nuestro país y sobre la conversación social que despertó el boom de estas series.
-La serie Atrapados tuvo una gran repercusión a nivel social. Despertó interés y diálogo entre padres e hijos sobre el uso de las redes sociales y el mundo digital...
-No tengo respuestas concretas y exactas para darte sobre por qué generó tanto interés. Creo que existe una intuición en la que uno va trabajando a medida que va creando un guion. Uno no deja de ser un sujeto totalmente contextualizado en su propia realidad y capta lo que lo rodea. La idea fue adaptar la novela de Harlan Coben a la actualidad, en donde los celulares y, sobre todo las redes sociales, son omnipresentes.
-¿Cómo te tocó la serie a nivel personal? ¿Cambió algo en el vínculo con tus hijos?
-Como padre de dos hijos, y uno adolescente, es un tema que me interpela. Me acuerdo de que en el primer gran ensayo que tuvimos con todo los chicos más jóvenes del elenco, que eran alrededor de 12, les preguntamos si no era un poco exagerado lo que planteaba el guion. Les preguntamos directamente: “¿Ustedes conocen personas o tienen amigos que utilizan plataformas digitales para monetizar su intimidad?" Y todos tenían dos o tres amigos que habían producido ese tipo de contenido. Ninguno estaba ajeno a eso. A ninguno le parecía algo de otro mundo y, como adultos y padres, darnos cuenta de esa brecha generacional fue impactante.
-¿Pensás que a los adultos les falta escuchar más a los adolescentes para poder captar el mundo virtual en el que están metidos?
-Creo que históricamente en todas las eras a los padres siempre les falta escuchar un poco más a los hijos. Y ahora eso está exacerbado hasta la locura. Creo que lo mejor que podemos hacer es escucharlos. Todo esto lo digo desde mi pura intuición. Creo que sin perder el rol de padres, tenemos que entender lo que le pasa a los chicos en las redes sociales para poder lidiar con eso y saber cómo acompañarlos. Es algo que se está transformando permanentemente.

-La serie impulsó diálogos y debates dentro de las familias...
-Creo que eso es una de las cosas más espectaculares que uno puede conseguir haciendo ficción: sentir que uno está generando una conversación allá afuera. Evidentemente, son temas que necesitamos hablar. Lo que más me preocupa es que los más chicos ven cada vez menos ficción. Ven streamings, redes sociales, pero no consumen ficción. Sin la ficción, ¿cómo se van a construir metáforas? ¿Cómo se van a construir los mitos sociales que establecen parámetros morales?
-Un mundo con menos historias de ficción ¿es un mundo más “robótico” que pierde humanidad?
-Yo a mis hijos los bombardeo de ficción a como dé lugar, porque pensar en que a los más jóvenes no los convocan las historias de ficción me resulta angustiante. La ficción es una herramienta que nos ayuda a ser más empáticos. Por ejemplo, las historias de los héroes que se sacrifican por un bien mayor las considero fundamentales para la vida en sociedad.
-¿Se viene una segunda temporada de Atrapados?
-No, no creo. Tanto los libros de Coben como las series basadas en sus novelas son autoconclusivos. El proyecto siempre se gestó con la idea de hacer una sola temporada y yo estoy contento con que sea así.
-En Atrapados tuviste que adaptar una novela para convertirla en un guion audiovisual, ¿qué te pareció la adaptación de El Eternauta?
-¡Me encantó! Siempre hacer una adaptación es algo apasionante. No deja de ser una lectura particular sobre un material. Tenés que traicionar a la novela antes que la novela te traicione y le tenés que proponer a los lectores del material original que se animen a generar una nueva conversación, una nueva lectura, una nueva interpretación y eso no siempre es exitoso. En el caso, de El Eternauta funcionó y le dio a la novela original una nueva vida, a mí eso me parece espectacular. Hay mucha gente acercándose ahora a leer el cómic.
-El estreno de El Eternauta también tuvo muy buena repercusión a nivel global. ¿Cómo ves este momento para las series argentinas?
-En un país normal, en un momento como este, donde las plataformas están invirtiendo como nunca, o por lo menos Netflix está invirtiendo como nunca en hacer producciones de alta calidad para que viajen por todo el mundo, el Estado debería invertir más en esto. Llegamos a este momento gracias a que la historia del cine argentino es infinita, riquísima y superpotente. Todo eso es un proceso que lleva años. La Argentina debería verse como un caso de éxito: gracias a todo el desarrollo histórico de la ficción que hubo en el país, del cual el Estado fue parte esencial, hoy estamos produciendo cosas de altísimo nivel. Tenemos que seguir haciéndolo más y mejor. En este Festival de Cannes no se presentó ninguna película argentina. No sé hace cuántos años que no había ninguna ficción argentina en Cannes. ¿Qué va a pasar si no empezamos a generar más películas por fuera de las plataformas? ¿Qué va a pasar si solo dependemos de que las plataformas -que tienen otra estructura económica y otras necesidades- son las únicas que construyen ficción?
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