Netflix: Sweet Tooth muestra un brutal apocalipsis con inesperados toques de ternura
La nueva ficción muestra el final de la humanidad como consecuencia de una pandemia
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Sweet Tooth (Estados Unidos/2021). Creada por: Beth Schwartz y Jim Mickle (basada en la historieta de Jeff Lemire). Elenco: Nonso Anozie, Christian Convery, Dania Ramirez, Adeel Akhtar, Dania Ramírez. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
El primer episodio de Sweet Tooth presenta imágenes tristemente familiares. El mundo entra en una pandemia a raíz de la aparición de un virus desconocido. Los hospitales se convierten en focos de caos en donde los médicos hacen lo imposible por luchar contra una enfermedad que conocen muy poco, a medida que la angustia se apodera de las personas. Pero la ficción, por suerte, se aleja de la realidad, y muestra cómo la humanidad queda al borde de la extinción debido a que el virus tiene una tasa de mortalidad elevadísima, que mata a todos los que se contagian.
En ese momento, en el que la vida humana se reduce drásticamente, se produce un fenómeno inexplicable. Todos los bebés que llegan al mundo nacen con rasgos físicos que identificamos con los animales: pelaje, alas, nariz de chancho o picos de pato. Nadie entiende si estos denominados “híbridos” están o no vinculados a la aparición del virus mortal, pero sí se sabe que ellos no se enferman ni se contagian con la peligrosa cepa. Ante tanta muerte, la vida salvaje se impone, las ciudades quedan deshabitadas, y los pocos sobrevivientes a la pandemia viven aislados en bosques.
En ese contexto, uno de los muchos híbridos en nacer es Gus (Christian Convery, el gran descubrimiento de la serie), un pequeño bebé con cuernos y orejas de venado. Su padre (Will Forte), sabiendo de los riesgos del virus y del odio incipiente hacia los híbridos, se lo lleva a vivir a una cabaña. Allí lo cría durante casi diez años, sin ningún tipo de contacto con el mundo: solo ellos dos y la naturaleza. Pero eventualmente, la visita de una sola persona alcanza para que el hombre contraiga el virus y muera.
El protagonista se queda solo, temeroso de salir de su hogar, hasta que poco tiempo después aparece Tommy (Nonso Anozie), un cazador de carácter huraño. El niño ve en ese hombre una posibilidad de escape, y comienza a seguirlo con la esperanza de que lo lleve hasta Colorado, en donde cree que vive su madre. Desde luego que si bien Tommy se resiste, pronto aceptará la compañía del pequeño. A partir de ahí, ambos comenzarán un viaje cruel, en el que conocerán a todo tipo de sobrevivientes, incluyendo a otros híbridos, y enfrentarán brutales cazadores que buscan matarlos.
Cuando DC Comics publicó el primer número de Sweet Tooth en septiembre de 2009, se produjo una pequeña revolución en la editorial. La historieta escrita y dibujada por Jeff Lemire presentaba un relato agridulce, centrado en un mundo destruido, en el que unos niños de rasgos animales eran el último símbolo de inocencia en una realidad marcadamente hostil. Lemire proyectaba en las páginas de su historieta los miedos inherentes al ser humano, el pánico a la extinción y la desesperación que significa el convivir con la incertidumbre de no poder combatir una enfermedad que mata todo a su paso. Y esos híbridos inmunes al virus recibían el odio de aquellas personas que no aceptaban que como especie, quizá su tiempo de dominio ya había pasado. De esa manera, Lemire podía combinar la aventura más sencilla con la tragedia más desoladora. El cómic duró 46 números, pero dejó una marca imborrable en sus lectores. Y ahora esa propuesta llega a la televisión, procurando conservar la esencia de esa historieta, que un poco como Gus, es única en su especie.
El modelo televisivo de Sweet Tooth triunfa en su objetivo de ser fiel a las fuentes. La serie se encuentra ante los retos que supone dicho formato, y que principalmente tienen que ver con extender algunos pasajes de la historia original, y agregar nuevos fragmentos que le permitan a cada episodio alcanzar la duración de cincuenta minutos (¿por qué todos los dramas deben tener esa extensión? Una regla que se entiende cada vez más como un capricho que como una necesidad narrativa, pero esa es otra discusión).
Beth Schwartz y Jim Mickle, showrunners de la ficción, comprendieron cómo respetar la identidad del cómic, con ese tono inesperadamente tierno, y en el marco de una trama en la que conviven personajes absolutamente violentos, con otros que son la expresión más absoluta de la inocencia. Y en ese retrato maniqueo, los protagonistas representan la posibilidad de supervivencia: ambos comienzan a explorar emociones que a priori no quieren aceptar. De ese modo, Gus comprende poco a poco que el mundo no es el lugar tan amable que él desearía que fuera, mientras que Tommy descubre que incluso en esa salvaje realidad, puede haber algo de calidez. Y en ese proceso de comprender que la humanidad es algo distinto de lo que creían, ellos establecen un vínculo que, irónicamente, los termina de humanizar.
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