
El contador que sueña con ser Otelo
Alejo Mango actúa en Kiev , de Christian Lange, y Lo que quedó del día , de Patricia Suárez y Adriana Tursi
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A los 28 años, Alejo Mango levantaba la vista de la hoja de cálculos, y rumbeaba al IFT para meterse en la piel de algún personaje ficticio. "Caía con el attaché, mi traje de tres piezas: venía de un mundo muy diferente", aclara el actor, que hoy cuenta con 65 años de los cuales 32 han transcurrido sobre las tablas.
Mango ha vuelto al IFT, al mismo escenario que lo vio crecer como intérprete, aquel que lo escuchó tropezarse con los típicos gajes del oficio, como aquella vez que su lengua se le pegó al paladar por los nervios o aquel sable volador que fue a dar en el público de Hamlet . "Volví al mismo lugar donde empecé a estudiar hace unos 35 años. Ahora que estoy más viejo, cada vez quiero trabajar más", subraya el actor, que actualmente participa de dos obras: Kiev , de Christian Lange, y Lo que quedó del día , de Patricia Suárez y Adriana Tursi.
En la primera, se pone en la piel de un judío inmerso en el convulsionado imperio ruso de comienzos del siglo XX. "La puesta de Kiev es más tradicional; es un material muy chejoviano", describe el intérprete, que admira la atmósfera que se respira en aquellos textos, familiares para él por haber formado parte del elenco de La gaviota , de Chéjov.
"Un poco psicodélico, ¿no?", comenta sobre la decoración, que roza lo kitsch, del típico bar moderno del microcentro porteño al que fue convocado para la entrevista y que, a las 18, comienza a levantar el volumen de la música.
Mango se presenta más que puntual, con una camisa naranja brillante y no tarda en pedirse un café y en dedicarle un párrafo al personaje que compone en Lo que quedó . "Me pongo en la situación de aquel judío que ha zafado del horror del campo de concentración y me despierta una especial piedad. Es una historia pequeña en la que me meto con el corazón, con mi cabeza y con mis sentimientos. Además, se le va la novia joven ¡pobre polaco!", dice, y se le escapa una sonora carcajada, que pasa inadvertida sobre los escenarios porque la comedia es "una de sus deudas pendientes". Como también hacer más cine, y eso que ha aparecido en la pantalla grande dirigido por Lucrecia Martel ( La niña santa ), Paula Hernández ( Lluvia ) y Lucía Cedrón ( Cordero de Dios ).
En Kiev y Lo que quedó sobrevuela la tragedia del holocausto y, en ambas, encarna a un hombre judío. "Es una coincidencia increíble. Si miro a los dos personajes, son judíos, pero en épocas muy distintas. Uno vivió el principio del antisemitismo, y el otro lo vivió en carne propia. Además son socialmente distintos. Uno es un abogado inglés y el otro, un polaco", detalla Mango.
"Hay muchos actores desconocidos en Buenos Aires", dice Mango, que se incluye en el anónimo grupo, quizá porque deambula desde hace más de una década, pero dentro del circuito off. "La adversidad económica y la falta de recursos no nos amilanó", se envalentona el actor que festeja que, por primera vez en su vida, actúa en dos obras en cartel.
"Uno no puede esperar que venga un productor de la calle Corrientes. Tenemos que empujar, laburar y armar las obras de esta forma: con la ayuda de los subsidios... Así se hace teatro en Buenos Aires", explica el intérprete.
Monólogo de la cocina
"Soy un «disfrutón» del teatro", así se define Mango, y agrega que nunca ha hecho nada en contra del placer. La actuación no es lo único placentero en su vida. La marquise de chocolate, declara, es una de las primeras en liderar su ranking de debilidades.
"Me da placer estar en la cocina de mi casa. Ver las texturas y los olores de las cosas que se van cocinando", describe. Es que al actor-contador le gusta cocinar pastas para sus amigos, así como disfruta de los monólogos que desgrana en las puestas. Sobre su aporte en Lo que quedó, resalta: "Lo que más disfruto es cuando digo ese monólogo; me encanta lo que me pasa con ese material".
Hay uno en especial al que no se le animó hasta ahora. "Me gustaría hacer el monólogo de Otelo , en el que explica cómo hizo para enamorar a Desdémona. Voy, lo miro y nunca me decido", dice el contador, que dedica sus mañanas y tardes a su otro oficio; el mismo que lo retiene en su estudio contable hasta que, al caer la noche y como lo hizo desde joven, se escapa para transformarse al abrirse el telón.
Trayectoria
Preparación
Estudió con Conrado Ramonet, Franklin Caicedo, Beatriz Matar y Agustín Alezzo.
Teatro
Entre otros montajes, actuó en los espectáculos Paraísos perdidos , de Susana Torres Molina; El constructor Sölness , de Henrik Ibsen; Ya no está de moda tener ilusiones , de Ariel Barchilón; Piedras preciosas , de Susana Gutiérrez Posse; El ganso del Djürgarden , de Lucía Laragione; Serena danza del olvido , de Héctor Levy-Daniel; Lejos de Moscú , de Patricia Suárez (versión de La gaviota , de Antón Chéjov).
Cine
Participó en Pesque y pague , de Hernán Belón, y La niña santa , de Lucrecia Martel. También intervino en películas dirigidas por María Luisa Bemberg, Alejandro Azzano, Toti Glusman, Diego Lerman, Alejandro Doria, Paula Hernández y Lucía Cedrón.





