Las salas alternativas con números que no cierran
La crítica situación del circuito de salas alternativas porteñas viene siendo alertada desde hace varias semanas. Si bien el invierno acaba de comenzar, todo parece indicar que ya se cobró su primera víctima: La Ranchería, que esta temporada cumple 26 años, anunció que deberá suspender sus actividades porque las cuentas no le cierran.
"El brutal recorte que han sufrido los montos que dispone tanto el Instituto Nacional de Teatro [INT] como Proteatro en la ciudad de Buenos Aires para sostener al teatro independiente (orgullo internacional de nuestra ciudad y del país en general que los funcionarios se ufanan) pone en peligro la continuidad de la actividad", expresan en un comunicado que dieron a conocer esta misma semana.
Es por ello que el teatro "se ve obligado a suspender la programación teatral a partir del 1° de octubre hasta el 1° de marzo de 2019, por no contar con los fondos suficientes para mantenerla. Ello afecta a cuatro elencos que tenían previstas unas 35/40 funciones entre octubre, noviembre y diciembre", agregan.
La situación presupuestaria de Proteatro, el organismo porteño dedicado al fomento del teatro no oficial, es preocupante. En términos presupuestarios desde 2016, más allá de las partidas extraordinarias, el presupuesto de dicha entidad es de 31.545.000 pesos. El año pasado, al implementarse un nuevo mecanismo informático para acceder a los subsidios, 5 millones no terminaron de ejecutarse. Los problemas con el nuevo mecanismo informático agudizaron la demora en hacerse efectivos los subsidios.
Este año, con Enrique Avogadro como ministro de Cultura porteño, otorgó una partida extra de 5 millones que, de todos modos, no llega a igualar la inflación interanual. Y en relación al INT, el organismo de fomento que depende del gobierno nacional, los dueños de salas señalan las alarmantes demoras en recibir los subsidios aprobados.
Artei, la entidad que nuclea las salas independientes de la ciudad, ya había alertado sobre el complejo panorama que se abre para el segundo semestre. El anuncio de la suspensión de actividades en La Ranchería habrá que entenderla en este marco de situación.
A los problemas puntuales de los organismos del fomento para una actividad que no persigue objetivos económicos el contexto socioeconómico no ayuda. La suba en las tarifas de los servicios públicos convive con la baja en el consumo teatral. Si bien en la escena alternativa no hay números precisos que den cuenta de esta situación, en la escena comercial sí hay registro estadístico de venta de entradas. Según los números que maneja la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet), "la caída de espectadores respecto del año pasado es de un 16 por ciento; este es el peor año de los últimos cinco, es decir desde 2014, inclusive", apuntó en las redes sociales Sebastián Blutrach, presidente de la entidad, apenas comenzado este mes.
Tanto en el circuito comercial como en el alternativo hay una decisión de no trasladar el proceso inflacionario al precio de las entradas. La sala Abasto Social Club, una de los tantos teatros de Almagro, está implementado un ciclo que denominaron "Junio devaluado". Bajaron el precio para ver cualquiera de sus cinco espectáculos programados a 150 pesos. Un ofertón que, tal vez, ayude a pasar el invierno.
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