
Magnífica versión de un texto de Müller
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"Quartett", de Heiner Müller. Versión literal: Gabriela Massuh. Versión para la escena: Marcelo Bertuccio, Ingrid Pelicori, Horacio Peña, Rubén Szuchmacher. Dramaturgia: Marcelo Bertuccio. Intérpretes: Ingrid Pelicori, Horacio Peña. Diseño de iluminación: Gonzalo Córdova. Diseño de escenografía y vestuario: Jorge Ferrari. Asistente de escenografía y vestuario: Andrea Mercado. Asistente de iluminación: Magalí Acha. Producción ejecutiva: Paula Travnik, Gabriel Cabrera. Dirección: Rubén Szuchmacher. En ElKafka, Lambaré 866.
Nuestra opinión: muy bueno
En "Quartett", el alemán Heiner Müller propone una severa relectura, para la escena, de la novela "Las relaciones peligrosas", de Choderlos de Laclos. En unas pocas páginas sintetiza algunos de los valores primordiales de aquel texto de fines del siglo XIX y lo hace con un fuerte criterio literario pero, también, con una compleja mirada sobre la actuación.
En esta pieza sólo los personajes Merteuil y Valmont dan cuenta de un convulsionado mundo social y personal. Ya ha pasado tiempo de la intensa relación que los reunía, se reencuentran y sus palabras no sólo exponen lo que fueron, sino que, fundamentalmente, aquello que son hoy. Cada frase que cruzan en sus diálogos es de una potencia agobiante. Verdaderamente desnudan sus conciencias. En esos textos hay seducción, pasión, agresión, ironía y una profunda cuota de venganza, además de dolor. Pero una fuerte poesía trasciende todos esos valores y esos dichos terribles se convierten en puro placer para el oído. Allí queda expuesta la maestría de Heiner Müller.
Pero si en esta versión de la narrativa de Laclos las palabras adquieren un valor de suma importancia, los cuerpos que las disparan deben tener un potencial energético singular. De lo contrario su destino es el vacío y esos personajes se transforman en mera basura. Heiner Müller necesita que su intención se transforme en una provocación que promueva, primero, una fuerte conmoción y, luego, una seria reflexión en el espectador. Juega a fondo con la sexualidad de sus criaturas -el dato no puede dejarse de lado- y eso carga las tintas sobre una escena que exige extrema vitalidad.
El valor de la palabra
En la puesta que acaba de estrenarse en ElKafka estas cuestiones están priorizadas y con resultados muy eficaces. Hay una profunda investigación sobre el verdadero valor de las palabras de Müller (en ese sentido es muy destacado el trabajo de dramaturgia de Marcelo Bertuccio) en relación con una corporalidad y un juego en el espacio que es siempre potente. Así la acción avanza a un ritmo preciso y el mundo íntimo de Mertuil y Valmont atrapa por su tremenda carnalidad.
En un ámbito casi despojado (resultan muy inquietantes los trabajos de Jorge Ferrari en la escenografía y Gonzalo Córdova en la iluminación) en el que los personajes están realzados y expuestos en su verdadera dimensión, Ingrid Pelicori y Horacio Peña desarrollan un trabajo muy ajustado. Cada texto, cada acción y hasta cada gesto perturban por su calidad dramática.
La dirección de Rubén Szuchmacher es sumamente precisa. Trabaja minuciosamente sobre cada situación creada por Müller y la revaloriza con extrema seguridad. El mundo que genera es sin duda el del autor alemán, pero también acerca una elocuente opinión sobre esta actualidad y deja a la platea verdaderamente conmocionada.



