Tendencia. El fenómeno de las propuestas inmersivas llegó al teatro, con el musical Next to Normal (Casi normales)
El publicista y productor argentino Pablo del Campo cuenta los detalles de este tipo de proyectos teatrales que empiezan a ser cada vez más frecuentes en Broadway y en Europa; el próximo estreno será Once (Una vez en la vida)
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MADRID.– Está en boga en Europa, donde cada vez son más las “experiencias inmersivas” relacionadas con el arte y el espectáculo. El puntapié inicial lo dieron los franceses en 2018 con la apertura de L’Atelier des Lumières, un “centro de arte digital” donde se programan muestras dedicadas a grandes figuras de la historia del arte (Monet, Klimt, Frida Kahlo) de las que se habló mucho en los medios y en las redes sociales. El suceso de esas exhibiciones impulsó la creación del Hall des Lumières, flamante “centro de arte inmersivo” en Nueva York.
Muy pronto, el teatro comercial tomó nota de este fenómeno y parece haber llegado el momento de probar los resultados de la aplicación de esa tecnología en la puesta en escena de obras de teatro que ya demostraron su poder de fuego en la taquilla. Y los musicales picaron en punta. El publicista argentino Pablo del Campo se animó con Next to Normal Immersive, versión de una hora de un exitoso musical que originalmente dura el doble (y que en la Argentina y España se estrenó como Casi normales), con subtítulos en español y toda la parafernalia que exige este tipo de proyectos. Y ahora prepara otra de Once (Una vez en la vida), el musical basado en la celebrada película irlandesa de John Carney que incluso ganó un Oscar en la categoría “mejor canción original” con “Falling Slowly”, para estrenar en Barcelona a mediados de 2023.
“Yo vengo del mundo de las ideas para las marcas y me pareció que unir la tendencia inmersiva con una obra de teatro era una nueva manera de llegar a gente que no necesariamente va al teatro –dice Del Campo–. Por otro lado, los autores (Tom Kitt y Brian Yorkey) me dijeron que les habían ofrecido hacer la película de Next to Normal, pero que decidieron no avanzar porque no les gusta cómo el cine le ‘roba’ la imaginación a los espectadores de aquellas historias que nacieron para teatro”.
En términos estrictamente técnicos, una experiencia inmersiva es “una vivencia donde el mensaje, el concepto y el entorno son fundamentales. Se mezclan el arte, la ciencia y la tecnología para que el espectador pueda evadirse de un estado normal y pasar a otro donde se conecta mental, física y sensorialmente con una obra”, dice una de las empresas que se dedica a esta clase de montajes con proyecciones en 360 grados y sonido “envolvente”. En algunos países se empezó a utilizar también con fines educativos.
Productor del suceso Casi normales en formato de musical tradicional (la obra, escrita por Brian Yorkey y Tom Kitt –a cargo de la partitura–, tuvo muy buena respuesta del público tanto en Argentina como en España), Del Campo presentó la versión inmersiva en la última edición del Festival Grec de Barcelona en julio de este año -hubo cinco funciones semanales durante un mes con muy buena repercusión- y ahora planea estrenarla en México y la costa oeste de Estados Unidos. Lo que pasó en Barcelona lo estimuló a seguir adelante. “Primero nos propusimos meternos en la cabeza de la protagonista, que sufre algunos trastornos psicológicos. Pero nos terminamos metiendo en la cocina, el living y el baño de su casa -grafica-. No sabíamos qué podía pasar, cómo iba a ser la reacción de la gente. Nos enteramos de la eficacia de esta propuesta cuando hicimos las funciones. Anduvo muy bien realmente”.
Alice Ripley, actriz premiada con un Tony por su trabajo en Next to Normal, lideró el elenco de la nueva versión inmersiva de la obra. “Ella dice que la duración de una hora le permite no tener que ‘regular’ las emociones –revela Del Campo–, algo que los actores y las actrices sí deben hacer en Broadway porque suelen tener ocho funciones por semana de más de dos horas. Conectarse con el público para compartir cara a cara las frustraciones, los miedos y las euforias de su personaje se volvió el gran diferencia de esta propuesta. Otro cambio fue que el personaje del psiquiatra aparezca en una gran pantalla. Así se tuvieron que encarar muchos tratamientos psiquiátricos pospandemia y creo que esta decisión también fue una de las claves de esta nueva versión. Adam Pascal (Rent, Aída), una figura icónica de Broadway, se hizo cargo de este papel. Lo produjimos especialmente en los Estados Unidos”.
Para Del Campo, la diferencia sustancial entre las muestras inmersivas de arte y esta nueva experiencia relacionada con el teatro es clara: “Las que están dedicadas a la obra de un artista no tienen una narrativa, no hay storytelling”, remarca. Next to Normal Immersive, en cambio, tiene el argumento del musical, comprimido en menos tiempo, pero la historia sigue siendo la columna vertebral.
Y el otro condimento fundamental es la gente que va a verla: “Siempre se necesita al público, pero acá definitivamente no hay obra sin el público inmerso en el espacio junto con los personajes. Podemos tener nuevas ideas y palpitarlas como buenas. En esta ocasión, además, hubo un salto al vacío. Y podría animarme a decir que la industria lo está reconociendo en todo el mundo. Feliz por los medios que están viniendo a cubrir desde tantos lados, por ese público del que hablaba y nos celebra cada noche, y muy pero muy feliz por todos los que se animaron a saltar conmigo”, escribió Del Campo en Instagram para celebrar un “test market” que considera alentador: en la mayor parte de las funciones la gente llegaba dos horas antes para ubicarse en el que consideraban el mejor lugar dentro del espacio y The New York Times publicó una nota elogiando la puesta, que tiene música de Tomas Mayer Wolf, fundador del grupo vocal VoxPop e integrante estable de Les Luthiers desde 2017.
“Nos fue muy bien con esta versión en idioma original y subtítulos en español –cuenta el productor–. Ahora vamos a explorar también el mercado anglo. Lo bueno es que solo tenés que mover cinco actores y un pendrive. Obviamente hace falta un espacio que tenga las condiciones técnicas, en este caso necesitamos veintiséis proyectores y dieciocho parlantes. Naturalmente, las experiencias inmersivas no van a reemplazar al teatro tradicional, sino que llegan para ofrecer una alternativa. Es una modalidad que está más cerca de las artes escénicas. Me imagino que van a ser cada vez más frecuentes en los museos. También son espectáculos más cortos, pensados para la ‘generación Netflix’, más habituada a la velocidad y con menos paciencia que las anteriores. De hecho, Brian Yorkey (autor de Casi normales) es hoy el mandamás de los contenidos de Netflix. Nadie está en una exposición inmersiva dos horas, las características del espacio no dan para eso. Los musicales tradicionales duran dos horas, pero porque están pensados con ese intermedio en el que los espectadores consumen, como en el Super Bowl”.
En estos espectáculos teatrales inmersivos los espectadores se sienten dentro de la historia que les están contando: los artistas se mueven entre ellos con mucha naturalidad, y esa cercanía provoca una sensación muy particular, distinta a la distancia que implica una sala con escenario y butacas. En el caso de Next to Normal las proyecciones sirven, por ejemplo, para reflejar mediante efectos muy logrados las alucinaciones de la protagonista de la obra. “Se formó un gran equipo con profesionales de los Estados Unidos, España y la Argentina. Para mí, fue trabajar en Pixar –se entusiasma Del Campo–. El público puede meterse dentro de la cabeza de la protagonista de la historia, entrar al living, la cocina y las habitaciones de la casa de esa familia que sufre por la ineficacia de los tratamientos para cuidar la salud mental. Me parece que los antecedentes más claros de este tipo de propuestas son De la Guarda y Fuerza Bruta. La diferencia es que acá hay una historia para seguir, no son sólo estímulos sonoros y visuales. Sentís que estás participando directamente de lo que pasa ahí”.
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