
Un homenaje al maestro del grotesco criollo
En La Plata, hoy reabre la sala Armando Discépolo
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Hace más de diez años, y gracias al trabajo de los propios empleados de La Comedia, fue posible la inauguración de la sala Armando Discépolo. Así fue como un galpón abandonado se convirtió en el espacio propicio para que el 10 de julio de 1998 se presentara El organito , del creador del grotesco criollo teatral, con la dirección de Norberto Barruti y un elenco conformado por Horacio Guglielmetti, Violeta Ventura Ríos, Adriana Ferrer, Diego Aroza, Javier Troussel, Oscar Molinari y Germán Romero.
Un nuevo capítulo de la historia de La Comedia comenzaba y, durante más de siete años, un centenar de obras de diferentes géneros y estilos pasarían por allí. Hasta 2005, cuando las políticas de seguridad en los lugares públicos se endurecieron tras los trágicos sucesos ocurridos en Cromagnon, y la sala tuvo cerrar.
El sueño cumplido en 1998 se desvanecía una vez más para los integrantes de La Comedia, quienes tuvieron que reacomodarse en la sala Astor Piazzolla del Centro Provincial de las Artes del Teatro Argentino.
Pero la ambición de la sala propia pudo más y después de tres años de intenso trabajo, hoy, La Comedia de la Provincia de Buenos Aires reabre su espacio y lo festeja con espectáculos callejeros y murgas, que tendrán lugar a partir de las 19 y con el estreno de Babilonia, a las 20, con la dirección de Norberto Barruti. La trama nos ubica en una casa de "nuevos ricos" de Buenos Aires, durante la segunda década del siglo XX, en la que un grupo de criados inmigrantes y un mucamo criollo irán participando de la acción a través de enfrentamientos, secretos, miedos, trampas, coqueteos y traiciones.
Babilonia será la obra inaugural y las funciones gratuitas y para el público comenzarán a partir de mañana, a las 20, en la sala ubicada en la calle 12, entre la 62 y la 63, de La Plata.
Así es como a 38 años de su muerte, Armando Discépolo sigue vigente no sólo por la gran cantidad de obras con su sello que ocupan la cartelera porteña, sino por la reinauguración de esta sala a modo de permanente homenaje y recuerdo.



