Divina comida: qué la obsesiona a Charlotte Caniggia del sushi
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En la última noche del segundo grupo en Divina comida llegó el momento del balance. Y qué mejor lugar que un piso 20 en Puerto Madero. Charlotte Chantal Solange Caniggia cerró el círculo de anfitriones y se produjo una contradicción entre persona y personaje. Mientras con su estilo europeo se dedicó a criticar y menospreciar al resto, como dueña de casa se preocupó porque a nadie le faltara nada. "Cualquier cosa que quieran, pídanme y yo les sirvo", se la oyó decir varias veces.
"Estuvo atenta, independientemente si cocinó o no fue una excelente anfitriona", resumió el Chino Leunis en nombre del resto. En realidad, un chef profesional ayudó a la participante a tener todo listo para la noche. Eso sí, Charlotte armó un rol de sushi delante de las cámaras, como para quedar bien, pero no se vio mucho más. También fiel a su personaje, en mitad de la cena dejó de escuchar al resto para... sacarse una selfie.

La elección del clásico japonés como plato principal era lógico, si se tiene en cuenta que en el reality sumás puntos cuanto más auténtico sos: como el Chino con su uso y abuso de miel o el Polaco y su elección de asado y cerveza. Pero lo que no tuvo en cuenta la hija de Mariana Nannis fue que el grupo no necesariamente iba a compartir su estilo de alimentación.
El problema estuvo en los palitos para el sushi y la inhabilidad de los invitados para usarlos. "Nunca en la vida aprendí, ni voy a aprender", dijo Jorgelina Aruzzi y directamente empezó a pinchar las piezas usándolos como lanzas, en una suerte de magnicidio culinario.

En el caso del Polaco, el problema fue doble. Primero porque nunca había probado el wasabi y terminó escupiendo una pieza en el plato por su excesivo picor. El segundo, fue al compartir la cavilación de su compañera y los palitos. El cantante cortó por lo sano, decidió no separarlos y utilizarlos como si fueran una tenaza.
Charlotte, cada vez más fastidiosa, intentó explicarles cómo se usaban, pero nadie aprendió, casi que ni le prestaron atención. "Me molesta muchísimo que en una cena no sepan usar los palitos de sushi", enfatizó revelando una obsesión hasta ahora desconocida en su persona.

Siendo la última velada de Divina comida, llegó el turno de que los participantes conozcan sus puntajes. A pesar de sus esfuerzos, Caniggia quedó en un segundo lugar, dejando en un empate técnico el Polaco y Jey Mammon: el primero, por entrega y, el segundo, por sentido del humor.
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