
La televisión sigue presa de una manía
Cárceles, un mundo adentro , ciclo documental. Conducción: Diego Alonso. Coordinador de contenidos: Roberto Barandalla. Arte electrónico: Guillermo Palermo y Cris Miller. Director de producción: Damián Bacman. Productor ejecutivo: Gustavo Hazan. Director artístico: Rubén Vivero. Productor general: Martín Kweller. Una producción de Endemol para Telefé. Debut: lunes 27, a las 23.15.
Nuestra opinión: bueno
La información oficial de Telefé señala que este programa sale en busca de "una mirada positiva sobre un mundo oscuro". ¿Qué clase de mundo? El de los presos y de los penales, convertido de un tiempo a esta parte en la nueva obsesión televisiva y, como tal, ya expuesto a múltiples "iluminaciones" a despecho de la consigna publicitaria del canal que acaba de estrenar este ciclo. Con la plenitud de poderosos reflectores o la opacidad de las cámaras ocultas, desde el documental hasta la ficción, el universo de los presidiarios cuenta hoy con alumbrado de sobra en la pantalla chica.
A Telefé, en cambio, lo asiste la razón cuando habla de la necesidad de hallar una mirada positiva. La sobrecarga de producciones televisivas acerca de la vida en las prisiones se apoyó hasta ahora exageradamente en el morbo, la sordidez, la marginalidad. Nada que sea difícil de hallar en el ámbito carcelario, pero subrayado, exagerado, seguido muchas veces en forma casi desorbitada por ciclos, productores y conductores convencidos de que el sensacionalismo y el golpe de efecto son recursos naturales de la televisión. Cuando, en realidad, resultan por lo general flagrantes distorsiones del reinante modelo de los reality shows y sus múltiples derivaciones.
Es por eso que, para el desconcierto de no pocos televidentes, Rubén Vivero, director artístico de Endemol, explicó a LA NACION, el 20 del actual, que Cárceles, un mundo adentro es el "primer docu-reality ficcionado", cuando en realidad esa confusa caracterización esconde algo dicho con mucha más franqueza en la misma nota por Diego Alonso, el actor que ratifica aquí el costado periodístico que puso en marcha en La liga : este programa intenta reivindicar los derechos de los presos.
Al ubicar las cámaras en el penal de Gorina para seguir en forma paralela varias historias de vida, el prolijo programa inaugural opta por una mirada humanitaria y sensible. Los internos que aceptan contar sus historias no son de "máxima seguridad", sino por lo general ladrones y rateros que siempre tienen abierta la puerta de la recuperación. Algunas de sus historias (en especial la del preso que se casa en el interior del penal) llegan a conmover y el programa estimula la identificación del televidente con la situación de algunos internos, en línea con lo que hace poco vimos en Desde adentro .
A la vez, para fortalecer sus propósitos, este programa toma elogiable distancia del frenesí del montaje rápido y del concepto visual propio del videoclip y del cine publicitario, tan malgastado y expuesto a los abusos, como si fuera la única manera de narrar. Al evitar este recurso, todo fluye aquí con más naturalidad y hasta cierta bienvenida frescura.
Este cambio de mirada no hace más que acentuar el contraste entre Cárceles, un mundo adentro y los equivalentes documentales de la serie Tumberos , pero al mismo tiempo deja la sensación de que la generosa vocación televisiva por conocer lo que pasa dentro de los penales todavía no alcanzó un razonable punto de equilibrio.
Estos vaivenes colocan a Cárceles, un mundo adentro en un lugar paralelo al que ocupa hoy en Canal 13 Policías en acción . No sólo en la temática, sino también en la utilidad de ambos ciclos para sus respectivos canales. Para hoy, a las 23, Telefé anuncia la segunda emisión de Cárceles... ¿Será el nuevo comodín de su programación?





