Tras su polémico comercial, habló Natalia Oreiro: "Uno puede hacer con su cuerpo lo que desee"
En su rol de activista por los derechos de la mujer, la actriz lideró una nueva carrera solidaria contra el cáncer de mama; en diálogo con LA NACION, opinó sobre el significado del empoderamiento femenino y rechazó los cuestionamientos por la exposición de su cuerpo en una publicidad
Natalia Oreiro se abre la camisa y muestra su pecho enfundado en un top de escote corazón, a lo mujer maravilla, pero azul eléctrico. También como la superheroína, tiene una capa, aunque rosa, el color que fue elegido por las instituciones de lucha contra el cáncer de mama como emblema. "Hacete la mamografía", exige Oreiro desde un aviso muy difundido en las redes sociales. Natalia quiere lograr lo que otrora consiguió Tita Merello con su famosa frase "muchacha, hacete el papanicolau": "Hoy es el cáncer de mama la primera razón de muerte oncológica en las mujeres. Hace cuarenta años lo era el cáncer de útero. Tita Merello consiguió visibilizar el problema", dice en una charla con LA NACION. La actriz y cantante le puso el cuerpo a la problemática y el domingo pasado subió al escenario que montó la Fundación Avon, de la que es embajadora, para hablarle a las 12 mil personas que se reunieron en los bosques de Palermo para la 13° Caminata/Carrera Anual contra el cáncer de mama.
Bajo el lema "conocé tus mamas", con el que la Fundación promueve la importancia del autoconocimiento del cuerpo y de la consulta temprana al médico, Oreiro buscó derribar tabúes a la hora de levantar la voz sobre los problemas que enfrentan las mujeres de hoy: "Dicen que van a pasar 100 años hasta que las mujeres y los hombres estemos en igualdad de condiciones en lo laboral", lamentó. Más tarde, también se sacó fotos con una camiseta rosa que decía "Línea 144", la línea telefónica de atención gratuita para las víctimas de violencia de género, otra de las causas que más preocupan a la artista uruguaya, preocupación que la llevó a protagonizar en 2015 la telenovela Entre Caníbales, de Juan José Campanella, donde interpretó a una víctima de violación para exponer la problemática.
Su participación como figura del evento solidario se dio justo después de que Natalia estuviera en el ojo de una polémica mediática. La semana pasada, se difundió un video protagonizado por ella para promocionar los jeans de su marca de ropa, Las Oreiro, en el que se la ve bailando y sacándose la ropa. El video causó un revuelo y hubo ardientes debates en torno a la supuesta incongruencia entre el mensaje contra la violencia machista y la exposición de su cuerpo en esa publicidad. Ante la consulta de LA NACION, la actriz respondió contundente: "Uno puede hacer con su cuerpo lo que desee".
-¿Qué significa para vos el empoderamiento femenino?
-De verdad creo que somos poderosas. Las mujeres podemos con todo. Para el afuera es natural que una mujer pueda trabajar, tener hijos, salir con sus amigos, arreglarse. La mujer es como una mamushka, una supermujer, pero eso a veces genera estrés. Una de las mujeres acá [en la carrera de Avon] dio su testimonio sobre el cáncer que enfrenta, y ella había transitado por una situación de estrés. Por eso es importante decir que más allá de todo lo clínicamente posible hay algo que tiene que ver con cuidarse a nivel emocional. En el mundo en el que vivimos, en que la mujer quiere ser perfecta, eso puede derivar en muchos problemas... Hay que poner un poco el pie en el freno, respirar, decir esto puedo, esto no.
-¿Te pasó?
-A mí me costó mucho, soy una mujer muy hacedora, muy inquieta. Pero con los años me di cuenta que había cosas que no estaba disfrutando tanto. Empecé a priorizar momentos familiares, personales, pero a veces cuesta mucho. Hay momentos que me puedo manejar mejor que en otros.
-Decías que las mujeres somos poderosas, ¿en qué sentido lo somos hoy, en la Argentina?
-Creo que las mujeres venimos año a año levantando mucho la voz, contra la violencia de género... Falta mucho, dicen que van a pasar 100 años hasta que estemos en igualdad de condiciones con los hombres, al menos en lo laboral. En la mayoría de las empresas si una mujer tiene un puesto jerárquico cobra menos que un hombre en ese lugar, y la capacidad es la misma, no tiene que ver con el género.
-Hubo quienes dijeron que el nuevo video de promoción de tus jeans era contradictorio con esta defensa de la mujer que hacés. Algo parecido le pasó hace unos meses a Emma Watson, una de las actrices feministas más populares del mundo, que fue muy cuestionada por posar con el torso desnudo en una revista. ¿Cuál es tu postura?
-Para mí no se contradice una cosa con la otra. Uno puede hacer con su cuerpo lo que desee. El tema es cuando el afuera te lo impone y cuando uno es utilizado por otra persona en contra de su propio deseo. Yo soy una persona absolutamente autónoma, independiente, que decide lo que quiere hacer y cómo hacerlo. Yo no soy de una sola manera, puedo hacer eso, puedo hacer una película de drama, una serie de comedia, puedo ser embajadora de Unicef, amiga, eso somos las mujeres, tenemos muchas aristas. De hecho, ni me lo planteé. Lo hice con un amigo, en cinco minutos, lo edité yo, para promocionar la marca. No tiene nada de malo. Yo lo veo así, acepto que otros no.
-¿Por qué creés que se tomó como un mensaje contra el discurso feminista?
-Me enteré de lo que decían porque Martín Sastre, el director, me lo comentó. Supongo que fue la exposición del cuerpo. Porque yo me ponía y me bajaba el jean. No le vi nada de malo. ¿Por qué está mal?
-Supongo que porque puede leerse como que te ponés en el lugar de mujer-objeto...
-Pero, ¿por qué? Es la mirada del otro sobre eso, no la mirada del que lo hace. Uno no puede cambiar la mirada del otro. Si uno está pendiente de eso, siempre vas a encontrar una mirada cruel. Yo prefiero estar del lado de los que hacen que del lado de los que critican. Me pueden no gustar una infinidad de cosas y no por eso voy a decir "por qué hiciste eso que a mí no me gusta".
-¿Sabés si hay diferencias sustanciales en la industria del cine local entre los sueldos de las mujeres y los hombres?
-Seguramente. La diferencia es a todo nivel. Desconozco los valores que se manejan, no lo sé. Sinceramente, no me puedo quejar porque elijo los trabajos en los que quiero participar, y por suerte puedo elegirlos por la calidad artística y no por una necesidad económica. Pero entiendo que, al menos lo que yo veo, si bien somos las mujeres las que decidimos un poco qué películas se ven, la mayoría de los títulos son protagonizados por hombres. Si bien es cierto que yo soy la protagonista de Gilda,y es la historia de una mujer, una mujer que logró abrirse camino y que tiene un fuerte mensaje social, a mí me interesan hacer personajes que tengan un mensaje que yo defiendo, y no abundan esos personajes para mujeres en el cine.
-¿Cómo es criar a un hijo varón en una sociedad que todavía lucha contra el machismo?
-Estoy atenta, todo el tiempo, en cada cosa que hago más que en lo que le digo. Hay un refrán que dice "Un padre le dice a su hijo, ten cuidado por dónde caminas, y el hijo le dice ten cuidado tú que yo sigo tus pasos". La diversidad es algo de lo que todo el tiempo hablo, promuevo, trato de sacarle todo tipo de estereotipos “esto es de nena" o "esto es de nene”, son cosas que de alguna manera vienen siendo arrastradas por generaciones y que ya están absolutamente obsoletas, pero que a veces uno repite solo porque se las aprendió de memoria y ni siquiera sos consciente de lo que estás diciendo y de lo que estás construyendo. Los calificativos sobre otra persona es algo que siempre marco que no hay que hacer, a la gente se la llama por su nombre y no por una cualidad física. Y él, yo lo veo que es un niño feliz, es responsable, los niños además vienen con mucha conciencia social y ecológica. Mucho más que nosotros. Y son los primeros que lo absorben. Estoy muy orgullosa de cómo mi hijo va creciendo.
-¿Cómo vivís la responsabilidad de ser referente en causas solidarias?
-Lo tomo con naturalidad no es de ahora es de toda la vida. Yo fui boy scout [risas]. Tenía un noviecito en Uruguay que era y me copé porque se iban de campamento. Siempre me gustó mucho el campo, armar la carpa. Me enganché. A partir de ellos, aunque estuve muy poquito, me generaron un sentido muy profundo de la solidaridad. En mi casa también. En mi barrio, dentro de la familia, siempre hubo ayuda. Es algo que me acompañó en mi crianza y después lo trasladé a mi vida adulta. Pero no es de ahora ni de hace cinco años. En Uruguay, soy madrina de una fundación oncológica para chicos desde hace 25 años. Voy, me integro con las familias. Obviamente con Unicef también hace años que vengo colaborando.
-¿Creés que es una obligación de las celebridades, que tienen una llegada masiva, el darle voz a estos asuntos?
-No la siento como una obligación, pero sí lo siento como una necesidad personal, el hecho de tener un micrófono, además de transmitir el estreno de una película, serie, o lo que sea, me permite generar conciencia de cosas que me pueden pasar a mí. No lo veo como algo ajeno. En mi círculo cercano, no de mi familia, pero sí de mis amigas más cercanas, tres tuvieron cáncer de mama. Cuatro de cada diez mujeres no se hace la mamografía anualmente. Es algo que digo y me auto digo. Hoy es el cáncer de mama la primera razón de muerte oncológica en las mujeres. Hace cuarenta años lo era el cáncer de útero. Tita Merello decía todo el tiempo "hacete el papanicolau", y hoy pasó a ser el segundo motivo de muerte oncológica. Entonces sabemos que el hecho de que las campañas que son masivas, visualmente efectivas, que las puede llevar adelante una persona, no digo una celebridad, yo tengo una vida ordinaria con un trabajo extraordinario que hace que la gente me conozca, tengo esa posibilidad... teniendo esa posibilidad , sería una picardía no hacerlo. Además para mí no es un peso, la paso bien.
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