
Un presidente sediento de sangre
Te adelantamos de qué trata Abraham Lincoln, cazador de vampiros, en una charla con el director y sus protagonistas; accedé al video; por Milagros Amondaray
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La cosa empezó más o menos así: el escritor Seth Grahame-Smith fue a una librería y encontró que, en la batea de best-sellers, había igual cantidad de ejemplares de la saga de Crepúsculo como de biografías sobre Abraham Lincoln. La asociación fue rápida. ¿Por qué no hacer un mash-up de esos dos objetos de interés de los lectores?
La anécdota es contada por el propio escritor, pero vaya a saber uno si es cierta. Lo que sí resulta incuestionable es que de una idea suya surgió Abraham Lincoln: cazador de vampiros. Los anacronismos y extrañas simbiosis no son elementos ajenos a la prosa de Grahame-Smith, quien ya venía de convertir a la Lizzie Bennet de Jane Austen en una cazadora de zombies (sí, en Orgullo, prejuicio y zombies, de la cual se espera una adaptación). La realidad es que el truco es inicialmente gracioso, la dificultad es mantenerlo durante toda una novela sin que el chiste se agote en el primer capítulo. Porque por más divertido que resulte imaginar a la heroína evadiendo (y sucumbiendo) a Mr.Darcy y, simultáneamente, preocupándose por liquidar muertos vivos, ¿cuánto se puede sostener el interés?
Sin embargo, algo bueno habrá hecho el escritor porque no solo Tim Burton se interesó en producir la adaptación de su particular novela sobre Abraham Lincoln, sino que además le ofrecieron tener control total sobre el guión. Así, el joven que debutó en la escritura (y el cine) con The Big Book of Porn: A Penetrating Look at the World of Dirty Movies (no hacen falta las aposiciones acá) y que ha analizado hasta el hartazgo la figura de Spider-Man (hay un manual suyo que examina la figura del superhéroe de Marvel), pasaba a jugar en las grandes ligas. Concebida desde el inicio en formato 3D, la película terminó en manos de Timur Bekmambetov o, como lo llamamos quienes no recordamos nunca el apellido, el director de Wanted (el film protagonizado por Angelina Jolie y James McAvoy ).
Ahora bien, ¿cuánto habrá de Burton en Abraham Lincoln: cazador de vampiros ? ¿Nos podemos ilusionar con secuencias influenciadas por el realizador de Beetlejuice o caer a la realidad de que Tim solo se limitó a dar un par de vueltas por el set? "Recuerdo ver imágenes de Lincoln que muestran a un personaje embrujado que bien podría estar cazando vampiros por las noches. La historia tiene cierto sentido", declaró Burton, haciéndose cargo tanto de su propia fascinación por los chupasangre como de lo absurdo de todo el proyecto. Porque no hay nada malo en hacer una película absurda si está bien encarrilada.
Entonces, ¿cuál es la premisa? Cuando Abraham Lincoln (Benjamin Walker) ve cómo su madre sucumbe a una enfermedad de la cual se tiene poco conocimiento – pista: involucra vampiros -, empieza a escribir un diario y a planear la venganza. Su avidez por hacer justicia es tal que, claro, consigue llegar hasta la Casa Blanca. En una suerte de doble tarea, Lincoln preside Estados Unidos y, de paso, se hace un tiempo para acabar con los vampiros que le quitaron la vida a su madre, entre quienes se encuentra Adam, el líder del grupo, interpretado por Rufus Sewell (porque si hay que buscar a un actor que haga de villano, Sewell siempre va a encabezar la lista). En el medio hay mentores (Dominic Cooper como el asesor de Lincoln), vampiros, vampiros y más vampiros. ¿La gracia? El cruce entre el mundo de la política y el de los chupasangre (los paralelismos se los dejamos a la película).
Hay quienes ven en Grahame-Smith a un discípulo ideal de Burton (motes como "el rey de los mash-up góticos" suenan excesivos) y otros a un oportunista ingenioso. No hay dudas, eso sí, de que Abraham Lincoln: cazador de vampiros se configura, ante todo, como un híbrido. Y ya sabemos que un híbrido es, por definición, de dos naturalezas distintas. Lo bueno. Lo malo. O todo eso junto.




