Una mirada retrospectiva
La artista editó simultáneamente un álbum y un libro de memorias
En tiempos en que, salvo raras excepciones, eran los hombres quienes componían para que cantasen las mujeres, una muy joven compositora nacida en Manhattan y criada en Brooklyn hizo el milagro de firmar canciones que versionaron grupos y solistas masculinos como The Drifters, Bobby Vee, The Crickets, Ben E. King, Tony Orlando o Everly Brothers. Se hacía llamar Carole King, era hija de una maestra de música, y tenía alrededor de 17 años cuando a fines de la década del cincuenta entró a trabajar en el Brill Building de Broadway para Aldon Music (especie de usina de canciones parecida a la que mostraba el film Un fantasma en el paraíso) y pronto quedó embarazada de quien era su colaborador de entonces: el letrista Gerry Goffin, con quien llegó a firmar "Chains" ("Cadenas"), grabada por los Beatles en su álbum debut Please, Please Me.
Después de estos gloriosos comienzos con Goffin (1959-1967), que incluyeron el insoslayable "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman" para Aretha Franklin o el hit "Loco-Motion" cuya primera versión fue grabada para una tal Little Eva que trabajaba como niñera en casa de los padres de la canción, Carole King compuso para James Taylor "You’ve Got a Friend" (todo un emblema en su repertorio), decidió ubicarse bajo las luces por insistencia, entre otros, del propio Taylor, y editó en 1971 uno de los álbumes más exitosos y perennes de la historia del rock: Tapestry, del que se estima que ha vendido más de 25 millones de copias en todo el mundo.
Tras haber cumplido en febrero 70 años de edad, semirretirada de los escenarios, King editó recientemente en simultáneo un libro y un CD que arrojan, ambos, una mirada retrospectiva. El CD se llama The Legendary Demos, fue idea de su hija y manager, Sherry Kondor, e incluye los demos originales de trece canciones legendarias, entre ellas "Pleasant Valley Sunday" y "Just Once in my Life" (que popularizaron, respectivamente, The Monkees y The Righteous Brothers), además de alguna perla que en su momento pasó un poco inadvertida ("Yours Until Tomorrow") y de seis temas que integraron Tapestry, por ejemplo "Beautiful", el cuasi himno "Way Over Yonder" o "It’s Too Late". Este último track, la rotunda balada "So Goes Love" y las modulaciones soul-beat de "Like Little Children" son tres de los mejores momentos de este CD que acaba siendo una especie de "grandes éxitos", hecho paradójicamente a partir de "borradores", en el que no molesta cierta precariedad técnica debido a su emoción y a su valor documental.
No es la primera vez que King rescata antiguos demos cuya función original era la de vender sus creaciones a algún cantante. En los años noventa había dado a conocer el doble The Right Girl - Brill Building Legends, donde ya podían oírse un par de "maquetas" que reaparecen ahora: "Take Good Care of My Baby" y "Crying in the Rain". El ejercicio de comparar los demos de principios de los sesenta (perlas como "I Didn’t Have Any Summer Romance", recientemente versionada por la talentosa Simone White) con los demos de principios de los setenta permite ver cómo fue soltándose y creciendo King en su rol de intérprete. Las versiones en estas grabaciones casi artesanales no son tan diferentes de las que quedaron plasmadas en los discos de vinilo, pero en muchos casos puede advertirse mejor la performance de King al piano.
En cuanto al libro, A Natural Woman: A Memoir (Grand Central Publishing), es una autobiografía que evita toda autocomplacencia ya que narra, entre otras cosas, sus fracasos sentimentales o los problemas mentales de su hermano mayor. King tardó doce años en escribir el libro y –a diferencia de la mayoría de músicos de pop o de rock que publican memorias– se negó a contar con la asistencia de un "ghost-writer" o de un colaborador. El resultado es un libro de casi 500 páginas que comienza con las raíces polacas de Carol Joan Klein (verdadero nombre de King, cuyo abuelo paterno se apellidaba en verdad Glayman y fue rebautizado por un oficial de turno en Ellis Island), e incluye episodios con personajes como Neil Sedaka o John Lennon. Del primero se sabe que, cuando ambos eran muy jóvenes, le dedicó su famosa canción "Oh, Carol", a la que ella retrucó con un tema llamado "Oh, Neil". En cuanto a Lennon, relata King una visita que hizo en 1976 a sus míticos departamentos (en plural, como ella destaca) en el edificio Dakota.
El contraste entre el éxito artístico y ciertas desventuras sentimentales es llamativo. El matrimonio con Goffin con quien tuvo dos hijas, acabó en 1968. King siguió consultándolo en asuntos musicales, tras su divorcio, y sumó tres maridos más, entre ellos el bajista Charles Larkey (con quien tuvo otros dos hijos) y el baterista Rick Evers, que murió de una sobredosis de cocaína y llegó a abusar físicamente de ella. "Cuando examino retrospectivamente mi vínculo con los hombres, veo un elemento en común. De niña, hacía todo lo necesario para agradar a mi padre. De adulta, buscar la aprobación de un hombre se volvió un elemento fundamental de mi psicología", escribe King, quien dudó sobre la conveniencia de incluir ciertos detalles de su vida con Evers, pero decidió hacerlo para ayudar a otras mujeres en manos de hombres maltratadores. "Hasta conocer a Rick, me imaginaba a salvo de una relación así."
Al presentar su libro, King dijo que ignora si volverá a escribir nuevas canciones e insinuó que la gira que emprendió en 2010 con James Taylor (Troubadours Reunion) pudo haber sido su despedida de los escenarios. "El secreto de mi éxito ha consistido en ser auténtica y honesta conmigo", ha afirmado más de una vez. Refugiada en una especie de granja, en Idaho, confesó que, llamativamente, se involucró menos en el CD que en el libro, que incluye gran cantidad de fotografías y una especie de prólogo donde cuenta que entrevistó a familiares, amigos y colegas para "llegar a alguna clase de verdad objetiva". Si en el caso del CD dejó que su hija armara el repertorio y escogiera la foto para la tapa, en el caso del libro (que llegó a figurar en abril en el puesto número seis del ranking de best sellers de The New York Times) la experiencia le dejó tan buen sabor que tiene ganas de reindicir.
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