
Vuelo en altura al imaginario del tango
Stravaganza tango / sin reglas para el amor
Libro: Flavio Mendoza. Intérpretes: Nicolás Vazquez, Gonzalo Costa, Emiliano Friguglietti, Ariel Caramés, Melina Greco, Sebastián Acosta, Luciano Bassi y elenco. Coreografías: Sandra Bootz, Gabriel Ortega y Matías Jami. Dirección musical: Federico Vilas. Iluminación: Ariel del Mastro. Escenografía: Lili Diez. Vestuario: Manuel González. Codirección: Maxi Vecco. Dirección general: Flavio Mendoza. Teatro: Broadway.
Nuestra opinión: Bueno.
Ella tiene la elegancia, el porte de los años. Vestido negro, collar de perlas. Él, el saco perfecto y un tanto trajinado. Dicen llevar 50 años de casados. Cuentan que se conocieron bailando un tango. Nicolás Vázquez (o el personaje que interpreta) los interroga cumpliendo con esa extraña rutina de algunas obras comerciales en las que el protagonista baja a la platea para preguntar al público las ciudades de procedencia y otras cuestiones que parecen seguir teniendo efecto en el público. Invitados por el actor, devenido por unos minutos en conductor de un show, terminan bailando un tango que no necesita de firuletes, juegos acrobáticos, luces de colores ni cotillón.
En esa corta escena (preparada o no, poco importa) está la esencia de esa melodía, de ese rito seductor, de esos movimientos llevados a su versión escueta, estudiada, sentida, íntima. En perspectiva, es el momento más tanguero de Stravaganza tango, la nueva propuesta de Flavio Mendoza. El resto de la obra parece ser un efectivo vuelo en altura al imaginario del tango, una serie de postales panorámicas o una mirada distante para una trama que, en los papeles, trata sobre una apasionada historia de amor y desencuentros.
Como viene sucediendo con los espectáculos de la factoría de este reconocido bailarín y coreógrafo, en general, la propuesta tiene un alto nivel de producción. Es menos espectacular que aquella versión de aquadance; pero eso en nada opaca el despliegue de este nuevo trabajo. A lo sumo, cabrá pensar en cómo ciertas ideas escenotécnicas, las recurrentes citas al universo del tango, el tono de voz decididamente pop del cantante, algunas "visitas" de otros lenguajes artísticos (del circo acrobático al malambo) y un diseño de vestuario con excesivas influencias de otros territorios al tango no ayudan a darle identidad propia al salón Roma, en donde transcurre esta acción guiada por dos personajes centrales: Nicolás Vázquez y Gonzalo Costa.
De analizar a cada una de las partes, la gran mayoría de ellas tienen una sólida factura tanto técnica como artística (sea en lo actoral como en lo coreográfico). Pero la escena de lo variopinto, la mezcla de elementos sin un hilo conductor profundo desdibujan la pretendida atmósfera de la propuesta. Entonces, por momentos, da la sensación de estar viendo distintas partes de distintos espectáculos en uno que el público aplaude con ganas






