
Wislocki fue un sinónimo de sobriedad
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Noticias provenientes de Polonia, su tierra natal, a través de varios de sus muchos amigos que hizo en nuestra ciudad, dan cuenta de la muerte del director de orquesta Stanislaw Wislocki, a los 77 años, durante los últimos días de mayo. Se encontraba retirado desde hacía varios años afectado por serios trastornos en su sistema respiratorio.
Como entre nosotros supo cosechar estima por su sobriedad artística, profundos conocimientos académicos y sobresalientes condiciones personales -dominaba correctamente ocho idiomas-, parece justo rendirle un modesto homenaje.
Había nacido en la localidad de Rzeszów el 7 de julio de 1921, y sus estudios musicales los llevó a cabo en el Conservatorio de Lwow, antes de su paso por la Schola Cantorum de París y de haber sido uno de los alumnos más destacados del compositor rumano George Enescu. En Bucarest, donde vivió durante varios años, puso en evidencia excelentes condiciones de pianista.
Para el desarrollo musical de Polonia fue una figura vital, a partir de la fundación de la Orquesta Sinfónica de Poznán, de su permanencia como director titular de la Filarmónica de Varsovia, su vinculación como director artístico de la Sinfónica de la Radio y Televisión Polaca y el desempeño de numerosas cátedras en instituciones de enseñanza de la música. Obtuvo el Premio Nacional de Música, en Varsovia.
Su paso por Buenos Aires dio lugar a hechos artísticos de enorme jerarquía a partir de su debut, en 1962, en el ciclo sinfónico de la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional. En 1967 fue contratado por la Orquesta Sinfónica Nacional para brindar cuatro conciertos, reiterando su presencia frente a la misma agrupación en 1969, año de su vinculación al Teatro Colón, donde fue artífice de conciertos sinfónico-corales con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y el Coro de la Asociación Wagneriana.
Se dijo que Wislocki fue impulsor de acontecimientos de calidad y así se demuestra por la rica lista de obras poco frecuentes que dirigió en nuestra ciudad, como, por ejemplo, la Misa de Réquiem, de Luigi Cherubini; la Sinfonía N¼ 2, para barítono, coro y orquesta de Jean Adam Maklakiewicz.
Versión inolvidable
Pero fueron sus actividades vinculadas con el Colón -completó siete temporadas de 1969 a 1983- las que se recordarán aún con mayor cariño y admiración, a partir de su inolvidable versión de la ópera "Rey Roger", de Karol Szymanowski, en versión idiomática original en calidad de primera audición americana.
En 1981 aceptó el cargo de director titular de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, durante un año, y con anterioridad había sido el director titular de la gira que realizó la Orquesta Estable del Teatro Colón por países latinoamericanos, durante 1975.
Si se analizan otras obras presentadas en sus programas, tan disímiles como "Judith", y el "Rey David", de Arthur Honegger, y el ciclo integral de las sinfonías de Beethoven; la obertura y tercera sinfonía, de Szymanowski, y "La Pasión según San Mateo", de Juan Sebastian Bach, o "Segmentos", de Kazimierz Serocki, y las cuatro sinfonías de Johannes Brahms y su "Réquiem Alemán", queda en claro que la contribución que brindó Stanislaw Wislocki al público local adquiere históricamente una dimensión poco frecuente.



