Estereotipos. Por qué si sos mujer y te dicen “Ok, Karen”, debés desconfiar
Mandona, exige sus derechos a los gritos, tiene malos modos y el pelo siempre desprolijo: un concepto de denostación peligroso
Las “Karens” son una importación de los Estados Unidos. Con ese nombre se creó un estereotipo de mujer bien pasados los 40, poco sofisticada y con un emblemático mal corte de pelo, muy consciente de sus derechos y que a los gritos siempre exige hablar “con el gerente del local” para quejarse de los empleados a los que vuelve locos con sus pedidos. Blanca y de clase media, se le endilga ser mandona y traidora del feminismo.
En la vida cotidiana la frase que más se escuchaba en Nueva York en 2020 parecía ser un condescendiente “Ok, Karen”, como respuesta a cualquier pedido. Esta misma redactora, cuyo corte de pelo carré no podría ser más chic (al menos según sus amigas y el peluquero), y que posiblemente volvía de depositar a sus niños en su escuela pro cualquier movimiento de equidad social, recibió su cuota de “Ok, Karen”. Venía de parte de baristas jóvenes cuando se pedía –horror– que el café con leche estuviera caliente y no meramente tibio (hacían 17 grados bajo cero afuera).
En 2023, en Nueva York el término pasó un poco de moda, pero el concepto detrás no sólo se mantiene, sino que va creciendo su aparente legitimidad. Así lo sostiene Victoria Smith, autora de Hags (Brujas), libro que ya fue llamado “clásico del futuro” por The Guardian. Allí asegura que experiencias de denostación, aun tan superficiales como ésta, son la punta de un iceberg peligroso y eterno.
Según Smith, se trata de las mismas ansiedades sobre las mujeres mayores que impulsaron las cacerías de brujas de principios de la Edad Moderna. El “Ok, Karen” no sería tan distinto al “¡Arde, bruja, arde!”: un intento de silenciar a las mujeres pasada su capacidad reproductiva.
“La misoginia discriminatoria de la edad siempre ha existido”, escribe Smith. Lo que es nuevo, argumenta, es que la perpetúan cada vez más personas que se consideran progresistas. La figura de “Karen”, definida como “una mujer blanca de mediana edad odiosa, enojada, con derechos y a menudo racista”, es para ella el ejemplo perfecto cuando se aplica a cualquier mujer pasada cierta edad.
Llevado a un plano ideológico, esto está causando fracturas dentro del feminismo. Según Smith, las nuevas generaciones llaman “Karens” a las de olas anteriores cuando sus opiniones cuestionan las posiciones de la ortodoxia actual.
El “Ok, Karen” no sería tan distinto al “¡Arde, bruja, arde!”: un intento de silenciar a las mujeres pasada su capacidad reproductiva
La discusión también llegó a la cultura popular. Smith encontró una curiosa Santa Patrona (más bien Bruja Honoraria) de las mujeres de mediana edad: Alex, el personaje de Glenn Close en Atracción fatal. Alex acosa al hombre casado que la usó para sexo y luego la descartó al punto de hervirle el conejito de la hija en una escena icónica. Smith describe a Alex como una “perra psicótica”, pero, aun así, tomó como emblema su famosa declaración: “¡No voy a ser ignorada!”
“Hay una narrativa cultural que busca no sólo desoír a las mujeres mayores, sino demonizarnos cuando actuamos de formas que ya no pueden ser desatendidas”, justifica. Y agrega: “Cada vez más veo a Alex unirse a los rangos de mujeres en el cine y la literatura, como las solteronas asesinas o las madrastras malvadas, a las que se supone que debo encontrar obscenas, pero cuyos reclamos comienzan a parecerme razonables”.
¿Y quién podría ser más simbólica de bruja, de madrastra malvada, que su propia reina Camilla, recién coronada?
“Camilla parece haberse ganado a la gente en los últimos años –reconoce–. Se puede leer como emblemático de la mujer mayor que gana al final”.
Sin embargo, aclara que todo lo relacionado con la monarquía es de un privilegio tan enrarecido, que no está segura de que el triunfo de Camilla lleve a un cambio en la forma en que se ve a las mujeres mayores en general.
Después de todo, a Camilla se le habrán dicho muchas cosas horribles, pero, hasta donde se sabe, todavía nunca que es una “Karen”.