10 Hazañas inolvidables
Casos emblemáticos del deporte detodos los tiempos, que significaron ejemplos de superación individual para llegara lo más alto. Historias con emoción y dramatismo
El deporte tiene escrito en su historia un sinfín de situaciones en las que los protagonistas han alcanzado la gloria en su rubro. Aquí traemos diez hazañas deportivas individuales de diversa índole, en las que los actores principales de estos hechos ilustres debieron atravesar circunstancias especiales para llegar a la cima. Hay historias que conjugan la emoción, el dramatismo y la superación personal a diferentes obstáculos que encontraron en el camino y que los distinguieron en distintas épocas hasta quedar establecidos como emblemas. Está claro que al buscar en la memoria surgen muchos casos. Aquí nos decidimos por estos diez que representan plenamente este propósito, aunque siempre en este tipo de iniciativas se incurra en injusticias para con muchos ejemplos que tal vez también merezcan un lugar. La discusión y el debate formaron (y forman) parte en esta selección concienzuda que ofrecemos a continuación.
Nadia Comaneci (Rumania)
Deporte: gimnasia.
Hazaña: fue la primera gimnasta en conseguir el máximo puntaje en un Juego Olímpico. Lo obtuvo en Montreal ’76, donde ganó 5 medallas.
1 El tablero marcaba "1.00". Imposible. ¿Cómo una performance de catálogo sobre la perfección podía tener un veredicto tan humillante? La multitud se refugia en un incrédulo murmullo en el estadio. En el centro de la escena, Nadia Comaneci, una chiquita de 14 años, 1,48 m y 40 kilos, mira y quiere llorar. Falsa alarma. El tablero no está preparado para la perfección de los dos dígitos enteros. Era un 10. Era inmejorable. Nunca en la historia se había concedido el puntaje más alto. En ese momento de los Juegos Olímpicos de Montreal había nacido la reina de la gimnasia, la Reina de Montreal.
Y no se detuvo. Seis veces más consiguió el máximo puntaje. Y la cosecha de medallas fue notable: tres de oro, una de plata y una de bronce. "Para ser una buena gimnasta hay que olvidarse de que el mundo existe, ser perseverante, vivir para esto", contó Comaneci, una síntesis de sus claves.
La precocidad de entonces hizo que para los Juegos de Moscú ’80, Nadia luciera como una atleta madura. Pero tan sólo tenía 18 años. Y obtuvo dos medallas doradas y dos plateadas. Pasó a ser una privilegiada del régimen comunista de Nicolae Ceausescu y fue novia (forzada, dicen algunos) de Nicu, el hijo del dictador. Los viajes por el mundo para dar exhibiciones y ser jurado fueron mermando hasta que le impidieron salir de Rumania. En 1989, frente al derrocamiento de Ceausescu, sin despedirse de su familia Comaneci huyó a pie a Hungría y luego se asiló en Estados Unidos. Pudo volver a su país varios años después, cuando la política había cambiado. Hoy tiene cargos en organismos vinculados con el deporte.
Mark Spitz (EE. UU.)
Deporte: natación.
Hazaña: consiguió siete medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Munich, en 1972, y cada uno de los logros constituyó un récord mundial. Nadie aún pudo igualar esa marca.
2 Si alguien duda de que Mark Spitz fue concebido para triunfar, no viene mal recordar las palabras que, desde los siete años, escuchó de Arnold, su padre, un ejecutivo de una compañía de aceros: "La natación no es todo, Mark. Ganar sí lo es. Nunca te aplaudiré por salir segundo". Luego de una buena actuación en los Juegos de México ’68, Spitz explotó en Munich ’72, donde se convirtió en una máquina de éxitos. El californiano había pronosticado que ganaría 6 medallas doradas. Se equivocó. Fueron siete medallas doradas; siete récords mundiales (100 y 200 metros mariposa, 100 y 200 metros libre, y las tres postas). Se transformó en el hombre que cambió la historia de la natación. Con un estilo que bordeó la perfección y una mentalidad individualista y de tolerancia cero para el fracaso. Spitz tenía 22 años y nunca más compitió en los Juegos Olímpicos. Tampoco nadie aún igualó su marca.
"Después de esos Juegos todo el mundo intentaba tener contacto conmigo, pero yo no me di cuenta hasta que volví a casa y mi madre atendió una llamada telefónica. "Es para ti –me dijo–. Es Bob Hope." El célebre animador norteamericano lo llevó a su show. Spitz se convirtió en una celebridad, actuó en publicidades y en algunos filmes, y hasta tuvo su momento como cantante.
Emil Zatopek (Checoslovaquia)
Deporte: atletismo.
Hazaña: en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952, se consagró con el oro en las tres pruebas atléticas de fondo: en 5000 y en 10.000 metros y en la maratón, todas con récords mundiales. A partir de allí fue bautizado "La Locomotora Humana".
3 Nacido en 1922 en Moravia del Norte, Emil Zatopek cruzaba triunfador la meta de los 5000 metros y su sonrisa de felicidad se agigantaría un rato después, en el Estadio Olímpico de Helsinki. Cerca de allí, su mujer, Dana Zatopkova, conseguía la medalla dorada en lanzamiento de jabalina. La Locomotora Humana venía de consagrarse en los 10.000 metros en la jornada anterior y luego se quedó con la maratón. Un hito único e irrepetible: ni antes ni después, un atleta logró ganar las tres pruebas de fondo en la máxima cita deportiva. Corría de manera heterodoxa, transmitiendo siempre la sensación de falta de aire, con un gesto de sufrimiento, de respiración frenética e irregular. Sin embargo, siempre llegaba primero. Su trayectoria, que le deparó la conquista de 18 récords mundiales y que lo posicionó en el olimpo del atletismo, transcurrió en paralelo con su carrera militar. Luego de acariciar la gloria, de ser reconocido como héroe nacional de Checoslovaquia y de ser ascendido a coronel del ejército, el apoyo a Alexander Dubcek durante la Primavera de Praga le deparó un destino oprobioso. Con Dubcek caído en desgracia, el Partido Comunista le quitó todos los honores a Zatopek, que tras ser echado de las filas de las Fuerzas Armadas debió trabajar de barrendero. Dicen que las amas de casa de Praga barrían las calles antes de que él pasara para aliviarle el trabajo al ídolo. Falleció en 2002. Los honores le habían sido devueltos poco antes de la caída del Muro de Berlín. Pero nunca, para el pueblo checo, había dejado de ser el héroe. Cuando en 1999 lo declararon campeón olímpico del siglo, Zatopek buscó en su memoria y dijo: "En aquel entonces se ponía de manifiesto que el hombre era capaz de más de lo que se supone, siempre y cuando tenga una razón para vivir y no le tenga miedo al esfuerzo".
Jesse Owens (EE. UU.)
Deporte: atletismo.
Hazaña: en un certamen de atletismo de 1935 consiguió cuatro récords mundiales en el lapso de una hora. Poco antes había sufrido una lesión en la espalda tras caer por unas escaleras. Al año siguiente conquistó cuatro medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Berlín.
4 Su vida siempre consistió en correr. Era lo único que podía hacer un niño negro en los campos de algodón de Alabama, donde sus padres trabajaban, y los únicos juguetes que tenía al alcance eran la velocidad de sus piernas y la plasticidad de su cuerpo. James Cleveland Owens creció, y la adolescencia y la urgencia lo llevaron a Ohio, donde entre trabajos como empleado de una gasolinería, ayudante de zapatero y cargador de camiones fue descubierto por un entrenador que lo guió a la práctica activa del atletismo. El 25 de mayo de 1935, con 22 años, Jesse Owens dio un giro en la historia del deporte. En el certamen universitario Big Ten, realizado en Ann Arbor, Michigan, Owens alcanzó cuatro récords mundiales en apenas un rato. ¿Los logros? En 100 yardas (igualado, con 9s4/10), en salto en largo (8,13 m, que se mantuvo por 25 años), en 220 yardas (20s 3/10) y en 220 yardas con vallas (22s6/10). Nadie se pone de acuerdo en precisar el tiempo exacto que le demandó tamaña gesta. Algunos hablan de 45 minutos; otros de un poco más. Lo cierto es que fue en alrededor de una hora y que el hecho cambió para siempre la historia del atletismo. Como para justificar su talento, al año siguiente, Owens se convirtió en la figura excluyente de los Juegos Olímpicos de Berlín, donde obtuvo cuatro medallas doradas (en 100 y 200 metros, salto en largo y posta 4x100). En pleno régimen nazi, Owens llegó a lo más alto del podio. La leyenda cuenta que Adolf Hitler se negó a estrecharle la mano.
"Hay que tener un sueño, un ideal que nos lleve hacia donde queremos llegar", dijo el atleta, en una suerte de declaración de principios que también tenía como emblemas la disciplina, la dedicación y el sacrificio.
Inmediatamente después de llegar a la gloria, Owens se retiró. "Abandoné todo a esa edad porque ya no me quedaba nada más por hacer. Siempre es mejor que la gente recuerde lo que uno hizo y no seguir intentándolo", explicó. Ya como celebridad, tuvo todo tipo de ocupaciones: fue propagandista político de Alfred Landon en las elecciones presidenciales que ganó Roosevelt, director de una banda de jazz, entrenador de básquet, propietario de una tintorería, comisionista de licores. Llegó incluso a realizar exhibiciones en las que corría contra automóviles y caballos. Murió de cáncer de pulmón en 1980, a los 66 años. La avenida principal que conduce al Estadio Olímpico de Berlín lleva su nombre. Y una placa, en la Universidad de Michigan, rememora su gran hazaña.
Lance Armstrong (EE. UU.)
Deporte: ciclismo.
Hazaña: se recuperó de un cáncer testicular y conquistó siete veces consecutivas el Tour de France. Un logro inigualable.
5 La superación es el sello en vida de Lance Armstrong. En lo deportivo, siempre recuerda que en su primera carrera como profesional, en San Sebastián, terminó último entre 111 competidores. Fue en 1992. Tres años más tarde la ganó. Abajo de la bicicleta también debió luchar duro. En 1996 le diagnosticaron cáncer testicular, enfermedad que se propagó por los pulmones y el cerebro. Después de un prolongado tratamiento se recuperó y volvió a correr en 1998. Pasada la tempestad, lo aguardaba un destino de grandeza: entre 1999 y 2005 se adjudicó de manera consecutiva el Tour de France. Todo un récord. Con los recuerdos del cáncer a cuestas, tras ganar el primer Tour, Armstrong señaló: "Ya no es un sueño: gané. Por fin se acabó. Fueron semanas duras, por las piernas y por la mente. Soy sincero: la pasé mal".
Abebe Bikila (Etiopía)
Deporte: atletismo.
Hazaña: ganó la maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960, luego de correr descalzo.
6 ¿Qué pensamientos habrán cruzado por la cabeza de Abebe Bikila cuando entró en la pista del Estadio Olímpico de Roma? Descalzo, con el gesto imperturbable, el etíope se transformaba en el ganador de la maratón olímpica. Era una respuesta contundente a los comentarios que se habían oído a su paso, al verlo correr sin zapatillas: "Pobre hombre. No va a llegar". Haber afrontado el desafío con los pies desnudos habla de dignidad, del orgullo de representar a un país que había luchado para salir adelante. El padre de Bikila había combatido contra las tropas de Benito Mussolini, invasoras de su país. Abebe integraba la Guardia Imperial del emperador Haile Selassie cuando un profesor de educación física, el sueco Onni Niscanen, lo instó a explotar su potencial de atleta. Ingresar triunfante en la capital de Italia, el país que había sojuzgado su tierra, tenía un significado muy grande para Bikila. En la siguiente cita olímpica, en Tokio ’64, el reglamento lo obligaba a correr con calzado. Y Bikila volvió a imponerse en la maratón. Fue el primer hombre en cosechar tal halago en dos ocasiones consecutivas.
En 1969 sufrió un accidente automovilístico que lo dejó parapléjico. Desde su silla de ruedas, Bikila participó en juegos especiales y, como el guerrero que fue siempre, peleó hasta el final. Tenía 41 años cuando, en 1973, una hemorragia cerebral se lo llevó para siempre. Su entierro, en Addis Abeba, la capital de Etiopía, tuvo los honores de un héroe nacional.
Magic Johnson (EE. UU.)
Deporte: basquetbol.
Hazaña: en 1991 anunció que padecía sida y se retiró. Volvió al año siguiente, en los Juegos de Barcelona, y ganó el oro con el mejor Dream Team de la historia.
7 "No quiero que me tengan compasión cuando me vean. Si muriera mañana, sería el final de una vida de la que me siento orgulloso", declaró sorpresivamente Earvin Magic Johnson, uno de los mejores basquetbolistas de todos los tiempos. Era 1991 y el sida, ese mal que parecía elegir sus blancos entre las minorías o los marginados, atrapó al gran ídolo de la NBA. A los 32 años, Magic anunciaba su retiro. Pero sabía que no podía irse de esa manera del deporte. Se puso un objetivo: los Juegos de Barcelona ’92. Lejos de caer en el desánimo, Magic se preparó y formó parte del inolvidable Dream Team norteamericano, con Jordan, Pippen, Larry Bird y compañía. Los miedos, la discriminación y la ignorancia lo forzaron al retiro definitivo, tras un fugaz regreso en 1996. Aún se recuerda el informe sobre Magic a cargo del doctor Richard Gottlieb, uno de los pioneros en el estudio del sida: "Podrá vivir, en el mejor de los casos, 12 o 14 años; si tiene suerte, sólo unos 5 o 6". Johnson hoy es comentarista de TV, donde su sonrisa ya es marca registrada.
Niki Lauda (Austria)
Deporte: automovilismo.
Hazaña: en 1976, un accidente lo tuvo al borde de la muerte. Al año siguiente se consagró campeón de Fórmula 1.
8 "Háganse a la idea de que no sobrevivirá", dijeron los médicos mientras un sacerdote le daba la extremaunción. Niki Lauda yacía en el hospital de Mannheim, Alemania, con el cuerpo resistiendo a terribles quemaduras y a la inhalación de gases tóxicos. Era el 1° de agosto de 1976, y el piloto austríaco había sufrido un tremendo accidente a bordo de su Ferrari en una de las curvas del inseguro circuito germano de Nürburgring. La misma pista por la que Lauda, que con 27 años defendía el título, había encabezado una protesta para que dejara de formar parte del campeonato mundial de F. 1 por su peligrosidad. Esa tarde, el piso estaba húmedo. A pesar de la conmoción, el Gran Premio continuó y fue ganado por James Hunt.
Lauda luchó para vivir, dos semanas después salió del hospital y 36 días más tarde volvió a subir en su Ferrari, en Monza. Perdió el título a manos de Hunt. Por un punto. Fue en la última carrera, en Japón, donde abandonó porque había comenzado a llover.
Ya convertido en un milagro, en 1977 Lauda volvió a consagrarse campeón mundial de F. 1 con Ferrari, en una temporada impecable. "Sólo tuve miedo el día en que volví a manejar en Monza, porque el piso estaba húmedo como en Nürburgring. Pero se me pasó enseguida", contó Lauda por entonces. En 1984 repitió el éxito a bordo de un McLaren. El aura ganadora no se remitió sólo a su condición de piloto. Fue el gran Lauda quien aconsejó a Ferrari que contratara a Michael Schumacher. Los resultados están a la vista.
Martina Navratilova (EE. UU.)
Deporte: tenista.
Hazaña: a punto de cumplir 50 años, conquistó más torneos que nadie. Hace unas semanas ganó el último y se retiró. Totalizó 20 títulos en Wimbledon.
9 "Me retiro porque quiero. Físicamente podría jugar cinco años más. No voy a extrañar nada, pero amé cada cosa que hice en el tenis." De esta manera, con una frialdad inherente a su personalidad, Martina Navratilova le decía adiós al tenis. Y lo hacía a lo grande, con el trofeo que la coronaba campeona en el dobles mixto en el Abierto de los Estados Unidos. Con casi 50 años, Martina llegaba a la escalofriante cifra de 354 títulos profesionales, todo un récord. Sus números son irrefutables: conquistó 167 torneos individuales (más que cualquiera); durante 21 años consecutivos ganó, al menos, un torneo del circuito femenino; estuvo 331 semanas como número 1 del ranking mundial, y cosechó 20 títulos en Wimbledon.
Nacida en Checoslovaquia, pero ciudadana norteamericana desde 1981, Navratilova se considera, sin ruborizarse, "una mujer biónica". Y lo justifica con una anécdota: "Cuando tenía 35 años y luchaba con la raqueta, le preguntaron a Billie Jean King (otra de las grandes tenistas de la historia) hasta cuándo podría seguir yo a ese ritmo. Y ella respondió que, con mi físico, seguramente hasta los 50 años. Y aquí estoy". Así, con un estilo frontal y descarnado, Martina jamás ocultó su homosexualidad. Por el contrario, sigue luchando por los derechos de la comunidad gay, y también escribió un libro de autoayuda, Shape Your Self, en el que propone un plan de salud para el bienestar del cuerpo y de la mente. O, mejor dicho, su fórmula para llegar a los 50 y recibirse de grande.
Greg Louganis (EE. UU.)
Deporte: saltos ornamentales.
Hazaña: en Seúl ’88, sufrió una herida en la cabeza al golpear con el trampolín. Se recuperó y ganó dos medallas doradas.
10 Greg Louganis era un experto desde el trampolín. Había ganado dos medallas doradas en los Juegos de Los Angeles ’84. Ese 19 de septiembre de 1988 los Juegos de Seúl estaban en plena actividad y Louganis afrontaba la etapa preliminar de saltos, compuesta por 11 intentos. Pero un mal cálculo llenó de dramatismo el natatorio. En el noveno salto, el representante norteamericano pegó con su cabeza en el trampolín y cayó de mala manera. Mientras los médicos corrían a socorrerlo, una mancha de sangre invadía la piscina. Treinta y cinco minutos después de haber sido auxiliado, volvió al trampolín y se clasificó para las finales. Luego se dirigió al hospital, donde le suturaron la herida, y unos días después Louganis ganó dos medallas doradas. "Cuando me golpeé, estaba shockeado. Pero, ante todo, sentí que era mi orgullo el que estaba lastimado", contó. Es más, él mismo había presenciado en 1983 un incidente similar que le costaría la vida al atleta soviético Sergei Salibashvili. Pero en medio de la alegría por el logro obtenido, él guardaba preocupación. Unos meses antes de los Juegos se había enterado de que era portador de HIV. En una época en que no había precisiones ni cuidados sobre este mal, Louganis pensaba en la mancha de sangre en la piscina, en las manos del médico curando su herida... "Tenía pánico de perjudicar a alguien más. Quería advertirle al médico, pero estaba paralizado. Se me mezclaba todo: el HIV, el shock, la vergüenza de haberme golpeado y el sentimiento de estar acabado", señaló Louganis, siete años más tarde, en su autobiografía, Breaking the Surface. Hoy Louganis, el mejor saltador de la historia, es uno de los abanderados del movimiento gay en EE. UU.
Fotos: Corbis y AFP