5 lugares para milonguear en Buenos Aires

Por Laura Cedeira

Cuando parecía que iba a desaparecer, el tango renació de la mano de una nueva generación y, con él, las milongas volvieron modernizadas. Con perfiles bien diferentes, cada una tiene su identidad: las hay para un público muy joven y no tanto, para expertos o principiantes, con orquesta en vivo o DJ, vespertinas o de trasnoche, con cambio de roles. ¿Querés bailar? No hay excusas para no ponerse los zapatos y dar los primeros pasos.

Chanta 4 en San Telmo, a la gorra

De la unión de los organizadores de las milongas El Gardel de Medellín y Zona Tango surgió Chanta 4. Una propuesta popular que, los viernes desde las 21.30, busca atraer con un espíritu joven, abierto e inclusivo a todo tipo de público. La entrada es a la gorra y los precios de las dos barras son bien accesibles.

Para los organizadores, Fernando Bietti y Daniel Fratantoni, profesor de tango y gestor cultural respectivamente, lo principal es la accesibilidad. “Queremos que todas las personas puedan entrar, especialmente los que no son del ambiente del tango. Que nada les impida conocer lo que es una milonga”. Hay música en vivo todos los viernes y, una vez al mes, invitan a una pareja de bailarines. Con ese espíritu de mezclar lo clásico con lo contemporáneo suman propuestas como proyecciones, performances y poetas que recitan sus versos a lo largo de la noche. Las tandas de tango incluyen clásicos reversionados, los de siempre y nuevos artistas de la escena actual.

Chanta 4 funciona en una casona antigua, con la clásica pista de madera y un patio para tomarse algo al aire libre en las noches cálidas. El ambiente es tenue, aunque colorido (predomina el rojo), y la estética se completa con muestras de obras de artistas plásticos que van variando.

La misma dupla, junto con la Fundación Alberto Castillo, organiza desde hace cuatro años las Milongas de Carnaval. Eventos que suman miles de personas en las calles y que buscan reivindicar la figura del cantor Alberto Castillo para unir el tango con la fiesta popular en espacios públicos.

Facebook: Chanta 4 Milonga

Dirección por inbox. A la gorra

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La Catedral: la histórica de Almagro

Para los que no pueden contener la manija del 2 x 4 hasta el fin de semana, La Catedral abre sus puertas todos los días. Nacida hace 19 años de la mano de los cuatro músicos integrantes del grupo de tango Las Muñecas, este espacio cultural ofrece clases desde las 12 del mediodía. A la noche, la milonga arranca a las 23 y no para hasta las cuatro de la mañana.

El lugar es disfrutable se baile o no. La pista es bondadosa con todo tipo de bailarines: nadie mira mal a los que ensayan sus primeros pasos y los tangueros de zapatos de charol conviven con los de zapatillas u ojotas.

En un contexto de película surrealista de los años 30 –la arquitectura del edificio es de 1880 y forma parte del patrimonio cultural, artístico y turístico de Almagro– se puede tomar algo, sentados alrededor de la pista, escuchando a los músicos o viendo a las parejas de bailarines invitadas. Su pista de pisos de madera, iluminada con luces de colores y rodeada de obras de arte y objetos reciclados, encandiló desde Almodóvar hasta Andrés Calamaro.

Los shows, programados todos los días a las 0.30, están pensados como intervenciones breves que acompañan la propuesta general de la milonga. La idea es no quitarle protagonismo al baile ni transformarlo en un espacio de recitales. En La Catedral se baila o se baila, dicen los organizadores.

El menú es 100% vegetariano e incluye platos especiales elaborados con ingredientes orgánicos, pizzas de harina integral, empanadas, picadas y sándwiches.

Facebook:La Catedral Club

Sarmiento 4006, Almagro

Entrada entre $80 y $100 (antes de las 22 promociones 2 x 1)

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Tango Queer en San Telmo: bailá con quien quieras

Para los que no quieren cumplir con las reglas y los códigos tradicionales, la milonga Tango Queer propone la posibilidad de intercambiar los roles de género. Dos mujeres o dos varones, cada uno guiando o siendo el que guía en la pareja.

La organizadora del espacio –y profesora de las clases los martes a las 20.30– es Mariana Docampo, quien desde 2005 rompe con los moldes.

En Tango Queer todos son bienvenidos: no es un ambiente exclusivo gay ni queer, se puede ir solo o en pareja. Atrae, también, a muchas personas que no quieren sentirse observadas si bailan con alguien de su mismo sexo.

El espacio del Buenos Ayres Club completa el esquema del salón tradicional con un piso de madera, escenario y luces coloridas. Si bien no tienen una grilla de orquestas y bailarines invitados, cada mes programan artistas sorpresa.

Docampo es también, junto con Augusto Balizano de la milonga gay La Marshall, organizadora del Festival Internacional de Tango Queer: desde hace 11 años, la tercera semana de noviembre se llena de milongas con workshops, orquestas en vivo y exhibiciones de compañías y bailarines.

Facebook: Tango Queer

Buenos Ayres Club: Perú 571, San Telmo

Entrada: $120 (incluye la clase)

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Matagalán, entre Abasto y Almagro: los centros culturales también se le animan al tango

En el primer piso de una antigua casona típica, de techos altos y pisos de madera, esperan los bailarines Jorge Frías y Cristian Fernández: los profesores de la clase de tango que comienza cada miércoles a las 19.30 en el Centro Cultural Casa Gatica. Más tarde, los que se quedan a la milonga pueden tomar algo y picotear una porción de pizza o una empanda en el bar mientras escuchan las primeras tandas de tangos.

Dicen los organizadores que la propuesta es que el público viva lo más característico del tango a partir de la combinación del baile y la música en vivo. Con ese objetivo, cada semana presentan bandas y artistas invitados y ofrecen a sus habitués las melodías de La Pícara Tango, la orquesta estable del lugar.

Este sexteto –que toca en milongas desde 2013– busca representar el tango de Buenos Aires tomando el legado de los grandes maestros, reformulando con picardía e innovación algunas obras.

Con la pista ya encendida llega la segunda banda en vivo (los miércoles, artistas sorpresa) y se sigue bailando hasta la madrugada. La edad promedio del público es de 30 a 45 años, algunos en pareja y otros solitos, todos listos para cabecear.

Facebook: Casa Gatica

Consultar dirección por inbox

Colaboración a la gorra para músicos y profesores

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Club Villa Malcolm: una pista de baile de Palermo con 83 años de historia. Milonga La Bruja

En honor al tango de Francisco Gorrido, la pareja de baile de Pablo Fidanza y Julia Marini se adueña de la pista del emblemático club de Palermo los sábados a la noche. Desde las 21.30 arrancan con las clases –principiantes e intermedios, y avanzados– y a las 23 la milonga, siempre con orquestas invitadas de repertorio bailable. El público es eclético y el ambiente relajado. En Malcom conviven los tangueros de siempre con su elegancia irrebatible junto a jóvenes neófitos.

La Bruja cuida los detalles, desde la ambientación –con un telón en el escenario que recuerda a las cortinas de los viejos almacenes de barrio– hasta las luces de colores, alejadas de la blanca medio lúgubre de los bufets de los clubes.

Para Fidanza, organizar milongas es un acto de activismo: “El tango es un baile popular, una actividad social que nos gusta producir a pesar de el esfuerzo y la dedicación que requiere. Nos encanta invitar a parejas y orquestas que nos gustan. También darles un espacio a nuestros alumnos para que puedan bailar y ver un show”. “El sentido de la milonga es venir a bailar –agrega Marini–, la idea es que se dé esa relación entre los músicos y los bailarines”.

La Bruja, además, es sede una vez al mes de la reciente movida Fiesta de Orquestas Milongueras, que entre músicos y bailarines junta 50 artistas y promueve la premisa de que en las milongas se vuelva a bailar con orquestas en vivo.

Facebook:La Bruja Milonga

Club Villa Malcom: Av. Córdoba 5064, Palermo. Entrada: $100 (incluye la clase)

LA NACION

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