Bikila, el atleta que ganó maratones y batió récords corriendo descalzo
La historia del deporte está llena de curiosidades. En 1960, por ejemplo, el escenario mundial era muy distinto al actual. Y los Juegos Olímpicos de Roma tuvieron todas las melodías que se necesitaban para formar la armonía perfecta. En principio fueron los primeros JJOO en ser transmitidos en directo por televisión y los primeros en los que participó una joven promesa del boxeo, Cassius Clay, que ganó una medalla de oro que terminaría tirando al río después de ser discriminado en un restaurante sólo para blancos. En Roma 1960 participaron 5348 atletas, pero sólo 610 de ellos fueron mujeres. Entre ellas estaba Wilma Rudolph, apodada "la gacela negra", ganadora de tres oros que valían mucho más que eso: había estado enferma de polio a los seis años. Y también fue la primera vez que un atleta africano ganó la máxima medalla: se llamaba Abebe Bikila, era maratonista y corría descalzo.
En 1960 las marcas deportivas ya ensayaban sus primeras maniobras de marketing casero. Y aunque el espíritu olímpico amateur iba en contra de los esponsoreos, los representantes de cada empresa buscaron calzar a las estrellas del momento. Bikila, un etíope de 28 años, tenía los pies tan anchos y curtidos -las plantas de sus pies estaban cubiertas por una piel gruesa y dura- que ninguna zapatilla pudo conformarlo. No le entraban, o si entraban, no le quedaban cómodas. Ni Puma, ni Adidas ni Onitsuka Tiger: a todas les dijo gracias, pero no. Y como ninguna regla especificaba que estaba prohibido correr sin calzado, Bikila corrió descalzo, y ganó. Completó la carrera en 2 horas 15 minutos y 16 segundos; y estableció un nuevo récord mundial. Ninguna marca pudo utilizarlo como publicidad.
En Etiopía lo recibieron con honores. No sólo era el primer atleta africano en ganar un oro: lo había hecho en Italia, el país que había invadido Etiopía por orden del dictador Benito Mussolini. El emperador Haile Selassie I (la reencarnación de Dios, según el movimiento rastafari) lo condecoró. Fue un héroe nacional que siguió corriendo y ganando medallas. La maratón de Atenas de 1961 fue la última que corrió descalzo. En Tokio 1964, sólo seis semanas después de haber sido operado de apendicitis y sin poder entrenar bien, ganó otra vez el oro y mejoró su propia marca: 2 horas 12 minutos. Y lo hizo con zapatillas Puma.
El regreso fue nuevamente como un héroe nacional. Le otorgaron honores militares y le regalaron un VW Beetle como reconocimiento. Corrió y ganó más carreras hasta que una lesión en los tendones de una de sus piernas lo empujó al retiro. Con más tiempo libre y sin las obligaciones de un atleta profesional, Abebe salió a manejar su Escarabajo. Algunos documentos indican que había tomado, otros que hizo una maniobra poco prudente para esquivar a otro auto; pero como sea, chocó.
El accidente lo dejó cuadripléjico, paralizado desde el cuello hacia abajo, y Bikila no pudo volver a caminar. Durante los meses en los que estuvo internado lo visitaron todos, incluida la Reina Isabel de Inglaterra. Tras otros ocho meses de internación y rehabilitación, su condición evolucionó a paraplejia, es decir, que podía mover todo su cuerpo, salvo sus piernas. Abebe comenzó a practicar tenis de mesa y arquería, y así participó en algunas competencias para personas con discapacidad.
En 1973 tuvo un derrame cerebral y murió. Tenía 41 años. A su funeral -con honores militares- fueron 65 mil personas, incluido Haile Selassie, quien además decretó un día de luto. Sobre su tumba -en el cementerio de Addis Ababa, la capital de Etiopía- se levanta una estatua de bronce. Un puente en Italia y el estadio de su ciudad llevan su nombre. También un modelo de zapatillas, las Bikilla, de la marca italiana Vibram. Toda una ironía si no fuera porque esas zapatillas son especiales para aquellos que practican el "barefoot running", o sea, correr descalzo.
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