Junto a su hermana Jenny, dos amigas argentinas y Julio Bevione, su coach, Catherine Fulop (54) se lanzó a la aventura de llegar a Machu Picchu tras una travesía de meditación y espiritualidad que resultó una experiencia transformadora. "Es un lugar mágico, de una belleza increíble, e hicimos un viaje de quietud, silencio e introspección destinado a honrar a quienes somos", contó a su regreso, todavía conmovida por la experiencia.Con la ayuda de un guía turístico y un chamán, el grupo partió de Cusco y llegó a la ciudad inca más famosa tras siete días de recorrido. Allí, Cathy participó de una meditación especial, de frente al milenario santuario que ansiaba conocer. "En la vida no se gana ni se pierde, no se fracasa ni se triunfa. En la vida se crece, se descubre; se escribe, borra y reescribe, se hila, se deshila y se vuelve a hilar. Y nunca hay que perder la forma de ser, la esencia, la humildad del alma, el respeto a ti mismo, ni la voz de tu corazón", agregó.
Hicimos un viaje de quietud, silencio e introspección, destinado a honrar a quienes somos
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