En la casa de Catherine Fulop (55) y Osvaldo Sabatini (54) el aislamiento se transita con mucha actividad física, juegos de cartas o de mesa para desenfocarse un poco de las noticias y cocina en familia. Pero sobre todo se vive con la cabeza y el corazón puestos en Turín, Italia, dondeOriana Sabatini atraviesa su propia cuarentena junto a su amor, el futbolista de la Juventus Paulo Dybala, ambos contagiados de Covid-19. Cathy, Osvaldo, Titi (Tiziana, la hija menor de la pareja) y su novio, Lucas Mattei, se divierten juntos y comparten la angustia de estos días difíciles, que así se torna un poco más liviana.
–¿Cómo y cuándo se enteraron de que Oriana había dado positivo de coronavirus?
–El sábado 21 de marzo, ya hace más de tres semanas, Ori nos lo dijo por videollamada. Ella llamó y dijo: "Mira, mamá, tengo algo que decirles". Y yo no pensé en eso, más bien pensé: "Uy, ¿qué nos va a decir? ‘¿Voy a tener un bebé?’". Nos lo dijeron juntos, Ori y Paulo, y nos contaron que los dos tenían el virus. Era temprano a la mañana y yo no terminaba de entender qué nos estaban diciendo, como que me costó unos segundos darme cuenta. Y nos quedamos congelados. Cuando empezamos a caer les dijimos "bueno, cuídense mucho. ¿Cómo se sienten?". Y ahí supimos que Oriana tenía varios días sintiéndose mal y no nos había querido decir nada hasta tener la confirmación. Fue muy impactante realmente. Después de esa primera conversación, ese día hablamos cuatro o cinco veces más, todo el tiempo hablamos. Porque Ova empezó a estar muy mal, preocupado, bajoneado. Yo me sentía mal físicamente, mal del estómago, como si me hubiera tragado una piedra. Uno se angustia no sólo por la distancia, sino por el país en el que ella se encuentra. Es inevitable porque uno ve las noticias, toda la tragedia que está viviendo Italia, uno de los países con más contagiados y muertos. Para nosotros fue letal.
–Vos sos muy optimista siempre. ¿Pudiste mantenerte así en esta situación y levantarle el ánimo a Osvaldo?
–Yo enseguida empecé a pensar que todo iba a estar bien, que eran jóvenes, todo el tiempo tratando de convencerme de eso. Pero él no podía dominar su angustia. Me decía: "A mí ya no me importa nada, yo me voy a Italia para estar con mi hija, no me importa contagiarme". Hice un esfuerzo por ponerme positiva y contener a Ova y a Titi.
–¿Y qué pasó cuando esta semana volvió a dar positivo?
–Ese fue el tercer test. Cuando le hicieron el segundo, que dio negativo, fue como que volvimos a respirar. Pero Ori nos explicó que tenían que hacerle un tercero para asegurarse. Y el tercero dio que sigue infectada. Ahí Ova se desbarrancó y a mí me ganó la tristeza. Los tres, Titi también, no podíamos contener las ganas de llorar, justo que la estábamos remontando. Saber que siguen enfermos fue muy fuerte. Aunque los vemos bien cuando hablamos, porque uno los ve físicamente bien, sabe que tienen ese virus del que conocemos tan poco.
–¿Cómo es el contacto con Oriana y Paulo?
–Estamos en contacto permanente. Nos levantamos y hablamos, a la noche antes de dormir hablamos, y así varias veces en el día. Como Oriana está en su casa por el aislamiento, hablamos casi permanentemente. Y eso es lindo porque cuando ella está con su vida normal allí, agarrarla para charlar es muy difícil porque siempre está con sus cosas, en el gimnasio, ensayando, o comiendo en la casa de alguien, entonces uno nunca tiene la oportunidad de charlar mucho, porque además tenemos diferentes horarios. Pero con esto de estar encerrados en casa, el contacto ha sido muy constante y directo. Eso también me tranquiliza: verla con ánimo, verlo a él bien, tratando de tranquilizarnos. Esa es la parte linda de la cuarentena, vernos a cada rato.
–¿Tuviste miedo?
–Por supuesto que tuve miedo, y tengo miedo. Por las noticias que se ven de Italia en la tele y en las redes sociales, la cantidad de muertos de coronavirus, y el miedo no se me va a terminar de ir hasta que la vuelva a ver personalmente y pueda abrazarla. Y ojalá que eso pueda ser pronto, todos lo necesitamos, nosotros y Oriana.