
Clima y funcionalidad para uno de los espacios más usados de la casa. ¿La clave? Ser capaces de integrar la luz central con las puntuales
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Igual que en el resto de los espacios de la casa –tal vez incluso en mayor medida–, la iluminación en la cocina debe pensarse según el tipo de actividades que allí se llevan a cabo. Claro que, en primera instancia, se debe pensar en una luz funcional, aunque tampoco está de más considerar las variables de clima y ambiente: después de todo, la cocina suele ser uno de los espacios de más uso en una casa.
¿QUÉ ARTEFACTOS USAR?
Lo ideal para la cocina es contar con una gran lámpara central y colocar luego artefactos que proyecten luz puntual sobre determinadas áreas, como las mesadas sobre las que se trabaja o los desayunadores, ya que la iluminación en la cocina debe combinar los aspectos general, ambiental y funcional.
En el caso de contar con una boca central, una sugerencia es instalar un artefacto que brinde una luz plana, con un cuarzo o alguna lámpara de bajo consumo. Si hablamos de tubos fluorescentes, lo más recomendable es que el artefacto tenga un disipador de luz para no desperdiciar lúmenes de más en el cielo raso.
Otra alternativa es colocar, debajo de las alacenas, tubos fluorescentes, que vienen en distintos tonos de luz. También existen las embutidas de bipin, que, de hecho, son especiales para ese fin.

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