
Cómo contar nuestra vida
Señor Sinay
Tengo 39 años y una linda familia que formamos con mi mujer y mis cuatro hijos (una belleza). Sin embargo, en diversas cuestiones hay sentimientos que me hacen pensar que me encuentro transitando la crisis de la mitad de la vida. Lo he confirmado parcialmente a través de algunas lecturas sueltas y testimonios compartidos con amigos. Para entender esta etapa, transitarla conscientemente, aprender de ella y, por qué no, disfrutarla y aprovecharla, ¿podría recomendar alguna lectura en especial?
Lucas Belloti
El 9 de enero de 2004, a los 94 años, murió en Turín el filósofo italiano Norberto Bobbio, un apasionado y lúcido defensor de la democracia y la libertad, un humanista de ley. Ocho años antes había publicado una de sus últimas obras, De senectute, de las más hermosas y profundas reflexiones escritas sobre el envejecer y el cerrar, en conciencia y en paz, la propia vida. Allí escribe Bobbio: "De mi muerte pueden hablar solamente los otros. Yo puedo contar mi vida a través de mis recuerdos y de los recuerdos de quienes estuvieron cerca de mí. Puedo contarla hasta los últimos minutos. No puedo contar mi muerte. Sólo los otros pueden hacerlo". Lo que sí podemos es imaginar cómo quisiéramos que los otros describiesen nuestra vida, después de contar nuestra muerte. Y, entonces, cabe preguntarnos: ¿qué estamos haciendo, hoy y aquí, con nuestros actos y elecciones, para que el relato imaginado sea posible? Descubriremos que, en definitiva, no hay más autor que cada uno de nosotros cuando se trata de narrar nuestras vidas.
Hacia los 40 años, en mitad del viaje existencial, solemos hacernos conscientes de que somos mortales. Las décadas anteriores nos tenían demasiado ocupados inaugurando experiencias y sensaciones, buscando un espacio vocacional y laboral o construyendo una familia propia. Absorbidos por todo eso, la vida parecía eterna. De pronto, estamos en el mediodía de la vida, como fue llamada la década de los cuarenta. Valiéndonos de esa metáfora, imaginemos un día cualquiera de la vida. Lo usual es que la mañana esté inundada de urgencias, trámites, tareas, gestiones que deben cumplirse, sí o sí, antes del mediodía, muchas de ellas en lugares y ante personas que no esperan por nosotros. Hay poco espacio para la elección y la reflexión. El mediodía es implacable; no se corre. Además, hemos pasado durmiendo buena parte de esa primera mitad de la jornada (entre seis y ocho horas promedio). Es en la segunda mitad del día cuando, aunque queden cosas obligatorias, empiezan a aparecer las actividades elegidas (un café con un amigo, un curso, una charla distendida, una cena, un espectáculo o simplemente leer, reposar sin urgencias).
Así ocurre con la vida. Nuestra conciencia apenas empieza a despertar hacia el final de la adolescencia, y en la "mañana" de la existencia nos esperan tareas obligatorias: estudiar, elegir una carrera u oficio, cumplir con expectativas sociales o familiares preestablecidas. Si nos quedamos dormidos en la mañana, deberemos correr el doble. En la primera parte del día, y de la vida, predominan urgencias y obligaciones. A partir de la mitad, del mediodía, es el tiempo de las elecciones. ¿Estamos contentos con nuestra vida, con nuestros vínculos? ¿Qué aspectos esenciales de nosotros han quedado postergados hasta aquí? Ahora que nuestro cuerpo, nuestro entorno y los hechos nos recuerdan la finitud, ¿qué haremos con nuestra vida (que, ahora sí, ya es nuestra) para percibir que adquiere sentido? ¿Seguirá, como la mañana, siendo tiempo de obligaciones, o nos encaminamos hacia un atardecer elegido? La aparición de estas preguntas, que se manifiestan de diferentes maneras, se llama crisis de la mediana edad. La palabra crisis significa "tiempo de preguntas y elecciones". Hay libros que pueden acompañarnos, según inquiere Lucas (como Las etapas críticas de la vida, de Rüdiger Dahlke; La crisis de la edad mediana, de Herman Schreiber, o La rueda de la vida, de Elisabeth Kübler Ross). Pero nos toca escribir el libro propio.
sergiosinay@gmail.com
El autor responde cada domingo en esta página inquietudes y reflexiones sobre cuestiones relacionadas con nuestra manera de vivir, de vincularnos y de afrontar hoy los temas existenciales. Se solicita no exceder los 1000 caracteres.
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